“Nuevas tendencias, como nuevas corrientes de pensamiento, nos invitan a actuar y reflexionar sobre lo que ocurre actualmente en nuestro entorno, ya que en corto plazo corremos el riesgo de perder mucho de lo que tenemos y conocemos.”
Por: Marc Brazeau
El agromodernismo se emplea para referirse al ecomodernismo aplicado en la agricultura y a la producción de alimentos.
El ecomodernismo también conocido como eco-pragmatismo, es una escuela que se opone al pensamiento ambientalista, sostiene que la innovación tecnológica y la intensificación son el mejor camino para reducir los impactos ambientales de la actividad humana. Los ecomodernistas favorecen la aplicación de toda la tecnología posible en lugar de reducir su impacto. Cuyo objetivo sería reducir la huella de la actividad humana, salir de la naturaleza y el desierto, en lugar de integrar a la naturaleza al sistema humano.
Un ejemplo claro son la ciudades, que resultan algo antinatural. No obstante, el impacto ambiental que los habitantes de la ciudad generan, son mucho más bajos de los que viven en zonas semi-urbanizadas que están rodeadas de árboles y césped. Ya que la población citadina camina más, utiliza el transporte público, viaja distancias más cortas hacia sus lugares de trabajo o a donde realizan sus compras. Sus departamentos o condominios apilados, uno sobre otro, son más eficientes para calentar una vivienda familiar.
Por ello, resulta mejor estar aglomerado y dar más espacio para los bosques, arroyos, lagos y criaturas que dependen de este hábitat, como lo es también la agricultura.
“A través de los siglos y la historia, se ha permitido tener una singularidad de frutas que podemos escoger en la actualidad. Que se han convertido en parte de un buen lunch, un gran postre, apreciados simplemente por tener un gran valor nutricional o su delicioso sabor.”
Dra. Ma. Dolores García Suárez
Dr. Héctor Serrano
El durazno Prunus persica (Rosaceae), es un árbol de 6 a 8 m de altura, que produce flores rosadas; originaria del Oriente de China y antigua Persia (hoy Afganistán e Irán). Fue introducido a México por los españoles hace más de 450 años, con plantaciones de fines comerciales hace casi un siglo en 1927.
Se conoce como duraznero, ya que es caducifolio y tira sus hojas durante el otoño-invierno, esto porque entra en un periodo de letargo o inactividad de crecimiento, ocasionada por aspectos climáticos, que se rompen por un periodo de frío para reiniciar su crecimiento durante la primavera.
Su fruto también es conocido como melocotón o durazno que contiene una semilla única protegida por una testa dura, que se conoce como drupa, esta protegida por su fruto de sabor dulce y aromático, de piel aterciopelada, carne amarilla sabor ácido. Su consumo puede ser crudo y sin pelar, aunque puede elaborarse en conserva y enlatarse en almíbar o bien, se pueden desecar al sol, para obtener orejones secos, mermeladas, jugos o zumos, dulces y licor de durazno.
Esta es una especie en la que se ha trabajado para su mejoramiento genético y cambio, que va desde su estado silvestre a lo actuales y variados duraznos con características que se observan en sus frutos.
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