“El suelo no es solo asunto de la economía y medioambiente, es responsabilidad de cada uno de los personajes que intervienen para su explotación en términos de agricultura. En este sentido es vital cuidarla para las futuras generaciones.”
Por: Sánchez R., F.J., A. Moreno R., J.L. Puente M. y J. Araiza Ch.
Los problemas que enfrenta la agricultura orgánica tanto en México como en diferentes lugares del mundo, son principalmente 4:
La comercialización, debido a la oferta y demanda en función del suministro constante del producto.
Las limitaciones ambientales debido a las aspersiones aéreas de agroquímicos en áreas aledañas a las orgánicas, que la repercuten contaminándolas y el agotamiento de los suelos.
Los costos de producción, que en la mayoría de los productos autorizados son extranjeros y por lo tanto con un costo elevado.
La insuficiencia de capacitación e investigación que orilla a los productores a recurrir a técnicos y/o instituciones extranjeras. Junto con normas que establecen un periodo de tres a cinco años para la reconversión de un predio para certificarlo como orgánico.
Actualmente existe gran interés por el empleo de fuentes orgánicas para abonar los suelos, en un intento de regresar los sistemas actuales a la producción orgánica.
Una alternativa seria la creación de dicho sustrato a partir del estiércol composteado, del que se producen aproximadamente 49 mil toneladas de materia seca cada mes, en combinación con arena o perlita.
La diferencia entre un cultivo convencional de tomate entre uno por invernadero, recae en el tipo de sustrato, las prácticas de fertilización y el método de control de problemas fitosanitarios. La lucha contra insectos y enfermedades en los sistemas orgánicos así como la prevención, ya que hoy en día, existen productos permitidos por la Norma Internacional de Productos Orgánicos que son a partir de extractos vegetales.
Cualquier producto considerado como orgánico, debe ser certificado por empresas especializadas como Quality Assurance Internacional o la Oregon Tilth Certified Organic (ambas en México), que cobran entre 100 y 125 dólares la hectárea. Dicha certificación es de manera anual y contempla la revisión del aspecto administrativo como el de producción, que en algunos casos se realizará una visita sorpresa.
Si desea exportar tomate, la etapa ideal es en invierno a Estados Unidos, ya que no se recibe de ninguna parte del mundo, a pesar de que el estado de Florida lo produce, este no es suficiente.
Como se ha mencionado, para que una certificación sea efectiva, deben transcurrir de 3 a 5 años sin aplicación de ningún producto sintético al suelo. Es en esta parte en la que los productores no están dispuestos a aceptar la propuesta ya que implica arriesgar el capital.
Igualmente el sustrato debe dar sostén y aporte cantidades considerables de elementos nutritivos que puedan satisfacer las demandas del cultivo. Como alternativa esta la composta, que al ser mezclada con medios inertes, mejora las características físicas y químicas que evitan la hipoxia (deficiencia de oxígeno a nivel molecular).
La aplicación de agroquímicos o fertilizantes sintéticos, de acuerdo a la normatividad, debe excluirse, ya que los rendimientos disminuyen y no se obtiene el sobre precio por concepto orgánico. Así como la creación del sustrato, que evite este periodo como alternativa y sea creado con materias primas aprobadas.
Los procesos de producción para la obtención de productos orgánicos, se tiene que utilizar forzosamente productos que son igualmente de origen orgánico. Tal es el caso de los fertilizantes, en los que se utilizan compostas que mejoran la calidad de los suelos que no solamente le proporcionan nutrientes, sino también le dan un elemento orgánico que le va a permitir conservar la calidad de la tierra.
Para la producción de carne orgánica, desde la semilla que se utilizó para cosechar y darles de comer a los animales, deben ser orgánicas y de igual forma los granos con los que se complementa la alimentación de estos.
Existe todo un círculo que encadena el término orgánico, en el que todo lo que le rodea tiene que ser igualmente así, para que el producto final también lo sea.
La mayoría de los productos orgánicos son caros. Por ejemplo: para la producción de carne como la de los cultivos se utiliza siempre un proceso natural, es decir, no se emplean hormonas para incrementar el volumen muscular, por lo tanto su proceso es más lento que si uno lo incrementa a través de motivadores. Entonces el desarrollo de este animal es más lento, es más natural, la inversión que se tiene es un poco más larga y por estas razones, el costo es un poco más elevado.
La mayor parte de la producción se cotiza en dólares, aunque no hay una cifra exacta hasta el momento, pero se estima en aproximadamente de $600 a $700 millones de dólares anuales.
Entre los cuales en promedio, $100 millones de dólares se quedan en México y lo demás es por todo lo que se exporta. Tan solo el 15% de la producción es la que podemos encontrar en nuestro país. Un 85% de la producción mexicana de orgánicos se exporta mercados como a los de Estados Unidos y Europa.
Cabe señalar que este tipo de cultivos van dirigidos al mercado de exportación. En el caso de México, a todas aquellas personas que están en búsqueda de la salud y el cuidado del medio ambiente y sobre todo que están conscientes acerca de la importancia de tener un alimento totalmente sano. Mismo que les va a garantizar que está exento de elementos químicos, hormonas, saborizantes y colorantes artificiales.
Por otro lado, este tipo de mercado a pesar de crecer de manera significativa, aun no es de gran volumen, ya que el costo de la distribución por pieza o por unidad es más elevado comparado con los volúmenes más grandes.
Es un círculo que con el tiempo se estará venciendo, ya que a mayor volumen de producción se diluye el costo y el costo final es más bajo, lo que permitirá llegar al mercado con un mejor precio. Al momento en que suceda esto, los volúmenes podrían incrementarse aún más.
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