En algunos lugares como en Francia, al tomate lo llamaron Pomme dámour o “manzana del amor”. Fue llamado así, porque había personas que se dedicaban a la herbolaria y aseguraban que poseían propiedades afrodisiacas.
Por su parte en México, durante el siglo XV contaba con una excelente reputación, mientras que en Europa no era bien aceptado; porque descubrieron que el tomate proviene de la misma familia que la belladona, las solanáceas. Se sabe que la belladona es una planta altamente venenosa, que de sus hojas despedían un fuerte olor y resultaron ser toxicas.
En Italia, en el siglo XVI, le dieron el nombre de pomodoro (manzana dorada) para ser más prácticos.
Luego de doscientos años, los horticultores no quedaban totalmente convencidos con su cosecha y solo lo cultivaban con fines medicinales o decorativos. La gente comenzó a probar el fruto y se disiparon todas las dudas logrando su popularidad.
Para el año 1870 las personas podían comprar el fruto fresco en Nueva York, que provenía de California, algunos años antes en Nápoles, donde se inaugura la primera pizzería con la cual se dispara la demanda del mismo.
Ya para el siglo XX, existía un extenso mercado de sopas, jugos, salsas de tomate, sin dejar de lado la popular pizza, convirtiéndose así, en el fruto más famoso de la tierra.
Las nuevas generaciones buscan opciones tanto para su protección como su bienestar, en la agricultura pasa exactamente igual. En este caso aplica el uso de prueba y error, para obtener resultados.”
La micorriza está constituida por una asociación de hifas fúngicas que al estar en contacto con las raíces de las plantas, las pueden envolver formando un manto y penetrarlas de manera intercelular a través de las células del córtex. Las hifas se ramifican en el suelo, de tal forma que crean una red muy extensa de interconexiones subterráneas, ya sea a las raíces de la misma planta o de otras especies.
Esta red permite el libre flujo de nutrimentos hacia las plantas hospederas y entre las raíces de las plantas interconectadas. Lo que establece una gran unión bajo el suelo entre ellas, que a simple vista, podrían parecer lejanas y sin relación alguna. De esta manera, la micorriza ofrece diferentes beneficios en términos de sobrevivencia y funcionamiento, tanto para la planta hospedera como para el ecosistema.
Trappe define a las micorrizas como “órganos de absorción doble que se forman cuando los hongos simbiontes viven dentro de los órganos sanos de las plantas terrestres, acuáticas o epifitas”. Esto es, que la planta le proporciona al hongo carbohidratos y un microhabitat para completar su ciclo de vida, mientras que el hongo le permite a la planta una mejor captación de agua y nutrimentos minerales con baja disponibilidad en el suelo, como defensas contra patógenos. Por esta razón, ambos se benefician y esta asociación se considera como: mutualismo.
En el 90% de las plantas está presente, así como en todos los ecosistemas y gradientes latitudinales. Cabe mencionar que existen hongos que se localizan en diferentes tipos de suelo y climas, en otras palabras, están adaptados a diversos hábitats aunque los factores tanto físicos como químicos pueden ser causa restrictiva de su distribución.
La micorriza tiene como función primordial, facilitar a la planta la adquisición y absorción de agua, fosforo y nitrógeno. Aunque esta asociación brinda otros beneficios como la protección al ataque de parásitos, hongos patógenos y nematodos, el aumento de su resistencia a la herbívora, influyendo en la producción de sustancias defensivas por parte de la misma planta, la limitación de la absorción de metales pesados tóxicos como el zinc y el cadmio. Así como el aumento del área de exploración de la raíz, mejora de las propiedades físicas y químicas del suelo mediante el enriquecimiento de materia orgánica y la formación de agregados por la adhesión de partículas, que le permite dar estructura y estabilidad al suelo reduciendo la erosión y mejor capacidad de retención del agua.
Ante los problemas ambientales y ecológicos a los que nos enfrentamos actualmente, esta asociación beneficia de manera tal, que las plantas en el ámbito agrícola o forestal, se vuelven más resistentes a las condiciones adversas del ambiente como lo son: la falta de agua y nutrimentos, al ataque de microorganismos fitopatógenos o plagas, así como un estímulo mayor para su crecimiento y una mejor adecuación. c
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