Recientemente se llevó a cabo la cumbre de los ministros del trabajo del G20 en la ciudad de Guadalajara, en la cual destaco una estadística inquietante:

El desempleo juvenil ronda en el 19.2% en promedio. Para reducir y eliminar este problema, José Somavia propuso en ésta, su última comparecencia como Director General de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), “…escuchar a las mujeres y a los hombres jóvenes, y adoptar políticas que favorezcan que todos los jóvenes entren al mercado de trabajo con educación adecuada, formación profesional, experiencia inicial de trabajo y orientación, es esencial para medir la capacidad de nuestras sociedades de integrar a la nueva generación”.

Además de los jóvenes en general, las mujeres en particular conforman un grupo muy vulnerable no solo aquellas que son jóvenes, también por asuntos de inequidad de género, que les impide en ocasiones alcanzar niveles de ingreso y de responsabilidad equitativos con los varones.

La nueva Ley de Protección de Datos Personales, exige y castiga a quienes utilicen información considerada como confidencial, en perjuicio de las personas en términos de una relación laboral. Por lo tanto debemos pensar en algunos grupos que por lo general se ven afectados por temas de discriminación, por ejemplo aquellos con capacidades distintas, y que bien pudieran ocupar posiciones en muchas de las empresas del sector agroalimentario, desempeñando funciones como cualquier otra persona.

Otro grupo que ha comenzado a sufrir por la dificultad en la consecución de empleo es el de adultos mayores de 45 años de edad. La Ley condiciona a que las personas no deban ser discriminadas por su edad. No obstante todos hemos visto que en muchos de los perfiles que se anuncian para la ocupación de puestos de trabajo, existe un límite de edad que ronda los 45años. ¿Las personas maduras, hombres o mujeres, no tienen la capacidad para ocupar un puesto de trabajo? Será quizá el temor que ocasiona el que una persona con experiencia representa un pasivo laboral mayor que una persona joven? Si la persona cumple con los requisitos de conocimientos, experiencia y de competencias y/o habilidades, no debiera existir esa limitación en la edad y que ha provocado, en los últimos quince años, la conformación de un grupo creciente de persona adultas cuya experiencia pudiera resultar de valor para elsector, pero se han quedado sin la oportunidad de poder emplearse en un momento en el cual, la gran mayoría, tiene compromisos familiares casi ineludibles.

De ahí que haya un serio llamado a que se tome en cuenta a las personas por su perfil técnico/profesional, y no se deshabilite a las personas por cuestiones de apreciación personal. Una de las consecuencias de estos procedimientos no permitidos, impactan directamente no solo en el desempleo, sino en el subempleo y el empleo informal, que la OIT menciona la cifra de que en 8 de los veinte países del G20, el empleo informal alcanza un 45% (mayo 2012).

La contratación y conservación del empleo entre jóvenes, hombres y mujeres, personas con capacidades diferentes y personas mayores de cuarenta y cinco años conforman grupos mixtos de trabajo en las organizaciones que ofrecen una diversidad muy valiosa.

Jorge Segovia

Socio Director

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