Nadie sabe lo que es el cáncer o cualquier otra enfermedad mortal hasta que uno mismo, un familiar o un amigo cercano lo padece. Es en estos momentos, cuando nos allegamos de toda la información posible para poder enfrentar la enfermedad.
Este ejemplo se puede aplicar a la producción de miel orgánica y de café orgánico. Los productores nunca supieron o no quisieron saber sobre las nuevas leyes, sobre la bioseguridad, y cuando escuchaban algo llamado transgénicos creían que no les correspondía saber de ello, que era un tema lejano y aunque desde el 2005 se escuchaba algo de este tema, no se puso la atención debida.
Hoy los apicultores, cafeticultores, comercializadores y exportadores de miel en la Península de Yucatán y de café en Chiapas y Veracruz, están sorprendidos porque no sabían que desde que se empezó a sembrar la soya transgénica en sus entidades debieron tomar medidas precautorias y exigir ser catalogados como centros de origen como lo marca la Ley de bioseguridad, para que no se autorizara la siembra de ningún transgénico y no se pudiera en riesgo al producción que realizan miles de agricultores en sus comunidades.
Resulta que por lo menos desde el 2005 se está sembrando soya transgénica en sus entidades y esto significa hoy el riesgo de perder sus exportaciones. Literalmente los productores están con los dedos en la puerta porque se van enterando que en este 2012 la siembra de esta soya transgénica será mayor y que a sus principales compradores que son los europeos no les gusta nada que tenga que ver con transgénicos, así que podrían cancelar sus compras.
El principal productor de miel a nivel nacional y por ende el mayor exportador es Yucatán, ya que se producen 10 mil toneladas anuales de este producto y se exporta el 90 por ciento, siendo el principal destino Alemania.
Y en café el principal productor es Chiapas y Veracruz, siendo todos estos productos orgánicos, libres de pesticidas y de presencia de organismos genéticamente modificados, es decir transgénicos. El principal mercado es la exportación y es a Europa.
Si los europeos comienzan a exigir que los productos orgánicos como el café o la miel deben tener pruebas que demuestren que no hay presencia de transgénicos, es posible que el café y la miel presenten residuos, porque este año se sembrarán 253 mil hectáreas de soya transgénica en Campeche, Yucatán, Quintana Roo, Chiapas, Tabasco y Tamaulipas.
Desde el año pasado los apicultores empezaron a notar que las exportaciones estaban siendo menores o más lentas, ya que detectaron que la miel española estaba contaminada de soya transgénica, por lo que se pusieron más exigentes. Incluso un embarque de Campeche lo detuvieron por la sospecha de tener miel contaminada con transgénicos.
Los transgénicos son productos a los que se les inserta el gen de otro ser vivo, por ejemplo a la soya se le agrega el gen de alguna plaga o maleza y esto hace que el cultivo sea resistente.
En Europa hay una tendencia por consumir productos naturales y que no sean manipulados por el hombre como los transgénicos, es por ello que Alemania evita comprar miel con estas características.
Ante la magnitud del problema, los apicultores y comercializadores han lanzado gritos de auxilio a sus gobiernos estatales, diputados, organizaciones ambientalistas, se han amparado y no han tenido resultados para detener la siembra de transgénicos, por el contrario, se ha aumentado el permiso para la siembra. Y los propios afectados han reconocido que nunca pusieron atención de lo que podría afectarles esto y hoy pretenden detener los efectos.
Es importante estar al pendiente de la información que nos rodea y no tomar a la ligera lo que se decide en los congresos o decretos.
* Periodista especializada en el sector agropecuario
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