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Los magueyes comprenden especies pertenecientes al género Agave, de la familia Agavaceae, endémica del continente Americano, habitan principalmente zonas áridas y semiáridas de nuestra República Mexicana, que se considera como su centro de origen y distribución.

Los magueyes son plantas de las más empleadas en el desarrollo de Mesoamérica desde hace más de 9000 años y se extendieron por varios siglos, aunque debe aclararse que los especialistas aún discuten sobre la época que puede considerarse como el "inicio" de la Civilización Mesoamericana (Colunga, 1993).

Del maguey o Agave se obtienen fibras o ixtle, con el cual se elaboran varios artículos entre los que se encuentra el ayate, palabra que viene del náhuatl ayatli. El ayate es una manta que desde tiempos Mesoamericanos se utilizaba como un instrumento de trabajo agrícola, sirve para la recolecta de la cosecha o bien como una prenda de vestir. Hoy en día las fibras que provienen del henequén son las más utilizadas y las más conocidas, de las cuales también su uso se remonta a la época de las civilizaciones de Mesoamérica.

Se le denomina ayate o tilma, aunque este último nombre se define más bien a una prenda elaborada de lana o algodón y el ayate es una manta de ixtle de forma rectangular que mide entre 80 cm a 180 cm de largo por 80 cm a 100 cm de ancho, cuenta con dos cintas que se sujetan sobre los hombros y en la actualidad se elaboran a partir de hilo cáñamo u otras fibras sintéticas, por ser más económica así su elaboración.

 

El ayate más famoso, perteneció a Juan Diego Cuauhtlahtoac (palabra náhuatl que significa "el águila parlante"), es en el cual se encuentra impresa la imagen de la Virgen de Guadalupe, dicho ayate se dice que está elaborado con ixtle muy limpio que recibe el nombre de pita y que es probable que haya sido manufacturado con Agave popotule Zacc., dicho agave no existe en los listados actuales de la familia Agavaceae e incluso se le ha nombrado como Agave potule Zacc., que tampoco existe y también se dice que es una variedad de Agave lechuguilla Torr. (Agavaceae), del cual se obtienen fibras con las que se elaboran varios productos con sus fibras que también reciben el nombre de “ixtle”. El ixtle es considerado como una variedad dura y en el norte del país es conocido con el nombre comercial de “fibra Tampico” con la que hasta la actualidad se confeccionan cuerdas, tapetes, brochas y cepillos, más en los listados no se encuentra la elaboración de ayates ni tilmas, tampoco hay evidencia real de cómo se llegó a este veredicto.

También existen confusiones con otras fibras provenientes de otras especies como las fibras de la yucca o izote que son erróneamente consideradas como una palma pero en realidad también pertenecen a la familia de las Agavaceae, plantas de las que sus fibras son muy diferentes al ixtle, estas son flexibles y fuertes y sirven para la elaboración de bellos sombreros. Así que la evidencia científica, sobre el nombre del Agave con el que fue hecho el ayate de San Juan Diego, es un enigma, no está aun identificado.

Los ayates se elaboran con fibras provenientes de diferentes especies de maguey o Agave, a estas fibras se les ha denominado como ixtle, y en cada estado de la Republica Mexicana hay alguna especie de la cual la prenda ayate puede ser elaborada. Como técnica general, para obtener las fibras provenientes del maguey, se machacan las pencas con palos, se ponen a hervir a fin de poder separar el tejido parenquimatoso y se lavan con una solución salina de carbonato de sodio a fin de liberar las fibras que se encuentran constituyendo las hojas del maguey, las fibras una vez liberadas se tuercen para formar tejidos resistentes y éstas se reblandecen en presencia de luz.

ixtleEn la actualidad todavía es posible encontrar la elaboración de los ayates en varios poblados de la República Mexicana, los cuales se obtienen mediante un rústico y laborioso proceso diferente, en cierta medida, al mencionado anteriormente dependiendo de cada sitio donde se presentan sus particulares, aunque todos los procesos se hacen de la misma forma que sus antepasados prehispánicos. Su elaboración debe realizarse antes de la temporada de cosecha donde el ayate es utilizado como parte de la herramienta de trabajo.

Para elaborar un ayate lo primero es colectar las pencas tiernas que surjan a partir del tallo o corazón del maguey, esto se hace al finalizar la producción del aguamiel, junto con pencas tiernas recién emergidas de color blanco más cortas y de fibra fina que se deben limpiar y hacer un tostado a fin de ablandar la pulpa de las hojas. Una vez realizado esto, se reposan las pencas apiladas durante una semana y se rocían con agua.

Posteriormente se separa la pulpa de las fibras raspándolas con la ayuda de una tabla del tamaño de las pencas y con la ayuda de una madera con lámina de metal, dejando libre las fibras llamadas ixtle, que al principio son de color blanco pero cuando se seca adquiere una tonalidad amarilla.

El ixtle se lava quitando los restos de tejido que aún quede y se deja secar o se trabaja así. De este modo se forman hilos de ixtle de hebra continua formando un lazo, se tuerce con un malacate a fin de hacer más delgado el hilo, y se forman las bolas de hilo. Finalmente se procede a tejer a fin de formar un cuadrado acomodando los hilos hasta elaborar el ayate.

En el pasado, el ayate era usado como mecapal y extendido en el suelo, como mantel en el campo; cuando ya estaba muy usado y adquiría una textura suave, parecía tela de algodón y era entonces utilizado como una toalla. Hoy día es una prenda que prácticamente ya no se elabora porque no hay pencas suficientes y el trabajo realizado es mal pagado. Los tejedores de ayates también confeccionan morrales, fajas, ceñidores y cintas con chaquira para trenzar el pelo.

El Ayate de San Juan Diego, más conocido como Ayate Guadalupano de 1531, ayate de casi 500 años, se encuentra formado por dos piezas unidas por un hilo en sentido longitudinal, elaborado aparentemente con fibras de maguey, se encuentra en excelente estado, mide 168 cm por 103 cm y estuvo expuesto sin protección durante 116 años, actualmente presenta un marco con cristal y ha estado expuesto a la radiación solar, a la humedad ambiental y la exposición de velas. Existe polémica con respecto al ayate en la historia y científicamente no se puede explicar su conservación durante tantos años, ya que un ayate común tan sólo dura en buenas condiciones por unos treinta años y el ayate donde está la imagen de la Virgen de Guadalupe tiene 492 años y se encuentra bien conservado.

El ayate realizado con hilos de maguey forma una tela delgada que, a diferencia de los lienzos para pintura, carece de preparación alguna para recibir los colorantes con los que se ha representado la imagen de la virgen. La imagen de la Virgen Guadalupana se ve perfectamente pintada en directo sin error alguno. No se ven pinceladas en la pintura y se desconoce a la fecha el tipo de pintura empleada. A pesar de los años, la pintura se mantiene bien impresa, sin presentar decoloraciones ni tampoco han virado sus colores.

Según datos históricos, el ayate de San Juan Diego ha estado expuesto a diferentes factores ambientales como luz, agua, polvo, humo y otros aspectos que con el paso de los años le han afectado. También son muchas las historias como las que cuentan que le ha caído ácido nítrico y no fue dañado, otra que cerca de él hubo una explosión por un ataque con dinamita y que tampoco fue dañado. Lo que ha llamado la atención de muchas personas así como también de científicos.

Este pasado 12 de diciembre del 2012 (12-12-12), el ayate cumplió 491 años, fecha interesante difícil de repetir. El ayate sigue intacto con su hermosa imagen: un emblema para los mexicanos y un milagro ante nuestros ojos por varios aspectos que nos presenta simplemente el ayate como tal y la imagen impresa en ella. Fue el 12 de diciembre de 1531 cuando se le presentó la virgen a Cuauhtlatoatzin y le invitó a subir la cima de la colina del Tepeyac para recoger flores, las cuales colocó en su ayate quedando inexplicablemente impresa la imagen de la Virgen de Guadalupe y quedando así también, en el corazón de los mexicanos católicos.

Son varios los milagros que se le atribuyen al ayate o manto, entre los más mencionados son dos los más importantes: el primero se refiere al de los ojos de la virgen, según los estudios realizados se han hecho ampliaciones de ellas y se observa al obispo Zumárraga y al mismo San Juan Diego haciendo evidente que no es una simple pintura y el segundo se refiere a las estrellas que se encuentran impresas en el manto donde se observan las constelaciones de ofiuco, escorpión, lobo centauro y la cruz del sur del lado derecho así como libra e hidra y sirio en la parte inferior. Hacia la izquierda la constelación de boyero, la osa mayor, las lebreles, las estrellas de Berenice y dragón, las constelaciones de cochero y tauro hasta abajo. Representadas así las estrellas de las principales constelaciones visibles desde el valle del Anáhuac en la madrugada del 12 de diciembre de 1531.

fibrasLos ayates y prendas elaboradas con el ixtle, por tradición y costumbres ancestrales se han mantenido a la fecha. Sin embargo es inevitable que se den cambios en el transcurso del tiempo y con ello se desplazan muchas costumbres y prácticas ancestrales que se pierden para siempre; los nuevos artículos elaborados con nuevos materiales y su elaboración ya no artesanal sino en fábricas con procesos automatizados, van dejado atrás los usos tradicionales.

No es de dudar que la elaboración de los ayates modernos se realice con materiales más económicos y modernos, de tal modo que las fibras del agave ya no serán más usadas en dicha elaboración. Los procesos antiguos son muy elaborados, simplemente la obtención de la fibra del maguey es un proceso que lleva 15 días en promedio y la modernidad actual requiere que todo sea más rápido.

Con la modernidad e investigaciones realizadas, también surgen otros usos que se les están dando a las fibras provenientes del agave. Uno de ellos es el realizado en base a la investigación del uso de las fibras como fibra alimenticia. La fibra tiene buenas propiedades funcionales en cuanto a la absorción de agua y grasa, propiedades requeridas para ser empleada en los alimentos y buen funcionamiento en el organismo. Los estudios hasta ahora realizados están siendo probados en ratas a fin de poder comprobar el funcionamiento del tracto digestivo. La presencia de compuestos del metabolismo secundario de los agaves como las saponinas, pueden ser eliminados con tratamientos específicos a fin de que el producto quede listo para su aprovechamiento. De tal modo que a corto plazo la fibra pueda ser utilizada como un producto de bajo costo para la elaboración de galletas y otros productos que brinden fibras para una posible buena digestión.

Las fibras para la elaboración de sogas finas para la charrería, son realizadas con fibras de maguey bravo Agave inaequidens y del Agave hookeri. La producción de sogas para charros, a partir de estos agaves se sigue haciendo debido a su color, resistencia a la tensión y a la fricción, así como durabilidad, aspectos que las fibras sintéticas y otras de origen natural no han podido lograr, aun si provienen de otros agaves como Agave fourcroydes o Agave sisalana.

Son muchas las especies que pertenecen al género Agave productoras de fibras. El uso de estas fibras provenientes de los magueyes de nuestro país, las cuales han demostrado ser versátiles y excepcionales, no son tan sólo para la elaboración de hilaturas. Desde que se conoce su cultivo, éste ha redituado mucho a la economía de quienes lo trabajan. A pesar de los avances en la elaboración de fibras sintéticas, de alguna manera las fibras naturales del agave han demostrado ciertas particularidades específicas que llegan a ser mejores que muchas de las fibras modernas artificiales. Es por ello que los cultivos de Agave deben continuar y conservarse en el campo mexicano, no en vano los magueyes son considerados como una planta típica del paisaje Mexicano.



 

Dra. Ma. Dolores García Suárez Departamento de Biología, Laboratorio de Micropropagación y Propagación Vegetal. Universidad Autónoma Metropolitana Iztapalapa.

Dr. Héctor Serrano Departamento de Ciencias de la Salud. Laboratorio de Biología Molelcular y Regulación Endócrina. Universidad Autónoma Metropolitana Iztapalapa.



REFERENCIAS

Colunga-GarciaMarín, P. y F. May-Pat. 1993. Agave studies in Yucatan, Mexico I. Past and present germplasm diversity and uses. Economic Botany 47 (3): 312-327.

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