De acuerdo con proyecciones de la FAO, la producción de trigo a nivel mundial tiende a incrementarse. El aumento en superficie de cultivo, así como de mayores rendimientos serán la respuesta a la demanda que se tiene de este cereal. En estos estudios se prevé que en el continente americano, Brasil, Argentina y México aumentaran su producción. Para el caso particular de nuestro país el aumento en la producción estará enfocado al trigo duro, ya que se obtienen mayores rendimientos y es más resistente a las enfermedades. El crecimiento en la producción de esta gramínea en África y Asia no ira en la misma proporción debido a los problemas de escasez de agua y los bajos rendimientos.

El consumo total de trigo también se incrementará como consecuencia lógica del aumento de la población y el crecimiento de las zonas urbanas. En los países en desarrollo la tendencia seguirá inclinándose al consumo urbano.

La producción de trigo forrajero se vera impulsada por la demanda del sector ganadero de los países con economías en transición y desarrolladas. La resistencia de algunos sectores por el uso de maíz genéticamente modificado, será otro de los factores que impulse la demanda de trigo forrajero.

Aun cuando se cuenta con la incursión de nuevos exportadores, a decir de los expertos, el mercado internacional adolece de la falta de trigo harinero de calidad que cubra la demanda.

Las repercusiones en los regímenes de precipitación ocasionados por el cambio climático global, así como las modificaciones en la temperatura, tienen sus consiguientes afectaciones a nivel mundial en las zonas productoras de cereales.

En nuestro país las investigaciones sobre mejoramiento genético de trigo se encuentran encabezadas por el CIMMYT y el INIFAP, quienes han realizado trabajos en conjunto, con la finalidad de cubrir la necesidad de variedades de trigo para las distintas zonas productoras del país.

En el CYMMYT se han desarrollado variedades de trigo de alto rendimiento, resistente a enfermedades y con alta calidad industrial. A la par que se han implementado estrategias para reducir costos de producción, así como practicas agronómicas para ayudar a la conservación de los recursos naturales, lo anterior acompañado de un aumento en la producción. Las investigaciones de este centro ya llevan 35 años, lo que ha fructificado, en el caso del trigo, en que más del 95 por ciento de las variedades de que se siembran en nuestro país son producto de líneas avanzadas del programa de mejoramiento genético del CIMMYT. A lo largo de este tiempo se han logrado incrementos promedios de 53.8 kg/ha anuales en algunas zonas productoras. En la actualidad se sigue trabajando en la combinación de genes asociados con alto potencial de rendimiento, resistencia a enfermedades, reducción al estrés ambiental y calidad industrial del grano.

Otra de las líneas de investigación que ha venido realizando el CIMMYT, en combinación con algunas universidades extranjeras, es el manejo del nitrógeno en trigo, con la finalidad de incrementar la rentabilidad, así como la reducción del impacto ambiental del nitrógeno que no es aprovechado por el cultivo. Con esto han logrado demostrar que un manejo agronómico de fertilizantes, permite la reducción de la emisión de gases de invernadero en un 50 por ciento, además de evitar el 90 por ciento de pérdidas por lixiviación. Dado lo anterior, también se obtiene un incremento en la rentabilidad. Como parte de la investigación, se ha desarrollado tecnología de punta que utiliza sensores infrarrojos para determinar las necesidades de fertilización nitrogenada en este cereal. Tecnología que ya es utilizada por algunos productores de Sonora, en vías de ser transferida a otras zonas productoras del país.

De acuerdo con el INIFAP el cultivo de esta gramínea sigue siendo una buena opción para los productores de Baja California y Sonora. En los últimos años la superficie de cultivo y la producción han tenido un constante crecimiento. Del total de la demanda de trigo en la región, se estima que un aproximado 21 por ciento es de trigo harinero y un 52.5 por ciento de trigo duro. El 70 por ciento del grano demandado para la alimentación animal es trigo.

En el caso del grano para trigo harinero, la calidad industrial de algunas variedades es una de las principales limitantes para su comercialización, ya que ésta no cumple con las expectativas de la industria molinera y de panificación. Entre los parámetros a mejorar se encuentra la calidad del gluten.

El INIFAP (Campo Experimental del Valle de Mexicali) reporta, que algunas de las variedades de trigo que habían venido cultivando en el noroeste del país no cumplían con las demandas de calidad de la industria, tal es el caso de la variedad Oasis F86, que ha venido a la baja, ya que por las características de su harina, los costos de producción se incrementaban al tener que recurrirse al uso de blanqueadores.

Concordando con las proyecciones de la FAO, la región norte del continente africano representa la apertura de un nuevo nicho de mercado para los productores nacionales, especialmente de trigo duro.

Dado lo anterior es que se recomiende a los productores recurrir a otras variedades de trigos de gluten fuerte de grano blanco con mejor calidad.

Entre las variedades que a decir de los investigadores cumplen con las características de rendimiento y calidad industrial demandadas por el mercado, se encuentran Palmerín F2004 de trigo harinero, Batáquez C2004 de trigo duro, Cachanilla F2000 de trigo duro y Río Colorado C2000 de trigo harinero.

Redacción TECNOAGRO

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