Los idealistas siempre han dicho que México es un mosaico de culturas, de ecosistemas, y que gracias a esa diversidad, somos un país con un enorme patrimonio, riqueza y potencial.
Todo esto está muy bien, pero ¿qué hemos hecho con ese patrimonio y con esa riqueza? Con tal diversidad ¿hemos desarrollado el potencial en nuestro sector agroindustrial? Los resultados están a la vista, y para muestra les invito a que veamos algunas cifras ilustrativas:
Según la FAO, México es el primer productor en el mundo de Aguacate; es el único primer lugar que disputamos y seguidos muy de cerca por la República de Chile. Ocupamos segundo lugar mundial en la producción de papaya, chiles en fresco, semilla de girasol, ejote, elote, limón y lima; ocupamos tercer lugar en producción de naranja, anis, maíz en grano, guayaba y nuez.
Si nos comparamos con los países del BRIC (Brasil, China, India y Rusia), que son países con un crecimiento anual de su PIB entre 3 y 5 veces superior al nuestro, podríamos encontrar pocas semejanzas y, más bien, muchas diferencias. ¿Por qué? Bueno China tiene primer lugar mundial en producción de Col, coliflor, brócoli, zanahoria, arroz, ajo, melón, sandía, pera, manzana y otros treinta productos. India es número uno mundial en producción de Lenteja, Cártamo, mango, okra, limón, lima y otros 15 productos más. Brasil es primer productor de café, caña de azúcar, papaya, naranja, frijol, mate y segundo en soya, triticale, piña, pimienta y tercero en plátano, tangerina y mandarina, entre otros. Rusia es primer productor de cereza, frambuesa, girasol y segundo lugar en papa, trigo y centeno, entre otros 10 productos.
Si nos comparamos con nuestro primer socio comercial y vecino, los Estados Unidos de Norteamérica veremos que ellos son primer lugar mundial en producción de sorgo, ejote, toronja, maíz, soya, fresa, nuez y otros 7 productos, además de una larga lista de segundos lugares.
Es obvio que todos estos países tienen que alimentar poblaciones superiores a la nuestra, no obstante, este nivel de competencia en volúmenes de producción es tan abrumador, como si comparáramos el número de medallas olímpicas obtenidas por nuestro país, junto a las obtenidas en la reciente olimpiada del 2008 con algunos de estos países, sin siquiera fijarnos en la Unión Europea.
Si queremos competir en la arena agroindustrial del mundo con los productores que llevan la batuta tanto en el volumen y /o en la calidad, para la producción de commodities necesarios en nuestro mercado nacional y de exportación, debemos realizar cambios importantes en la cadena de suministro y valor del sector agroindustrial mexicano. Los sistemas producto que se han venido implementando por parte de la Sagarpa representan el inicio, la agricultura por contrato es un buen indicador. No obstante, la distancia que nos separa de los líderes mundiales es muy grande, por lo tanto estos esfuerzos resultan insuficientes. Debemos integrar a los productores en toda la cadena, desde el eslabón de proveedores primarios, hasta la transformación y comercialización al consumidor final, con el objeto de que cada eslabón de la cadena agregue valor y el producto final llegue en volumen calidad y precio adecuados para que cada eslabón de la cadena obtenga su ganancia y pueda reinvertir en infraestructura, innovación, tecnología, financiamiento y gestión empresarial. Es sorprendente que en las estadísticas veamos a países tan pequeños como Costa Rica, que producen más plátano que México. Nosotros que utilizábamos el cacao desde la época prehispánica, ahora vemos a Costa de Marfil como líder mundial en la producción. Nosotros que nos jactamos de ser el país de origen de la vainilla, vemos hoy que Indonesia produce 6 veces más que México. Así hay más historias tristes como la del café, el nopal, entre los más de 160 commodities registrados por la FAO.
No hay tiempo para seguir recreándonos en las leyendas del “Cuerno de la abundancia” ni en las “Siete ciudades de oro”. Son espejismos con los que hemos vivido alucinados, sin darnos cuenta que los demás países nos rebasan por todos lados en competitividad. Los cambios son generados por las personas y es aquí donde se encuentra la oportunidad para conformar equipos de trabajo profesionales, de alto rendimiento, porque la competitividad necesita alto rendimiento tanto de los profesionistas, como de sus cosechas; trabajemos con nuestros equipos de profesionales en la conformación de eficientes cadenas de suministro, para convertirlas en medallistas de oro en las olimpiadas agroindustriales del mundo.
La decisión está en nuestras manos.
Jorge Segovia Fernández
Ing. Agrónomo
Socio Director de Media Hunters México
Consultores en Recursos Humanos y Negocios
(55) 9171-1053
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