“En la edición anterior, hablábamos de la importancia de seguir las reglas para negociar. Ahora bien, es vital mencionar que para ello, preocuparnos por la salud de nuestros agroecosistemas es el punto de partida para conseguir una producción de por vida.”

Por: Dra. Ma. Dolores García Suárez

Dr. Héctor Serrano

El asegurar la soberanía alimentaria de la creciente población mundial, es de gran relevancia. Para lograrlo, deberá llevarse a cabo con alimentos sanos de costo accesible y que no dañen el ambiente. Aunque no podemos dejar de mencionar, que dentro de las biotecnologías modernas se encuentran las mejoras que a pesar de no ser anunciadas orgullosamente, como lo hacen los alimentos orgánicos en sus etiquetas, el día de mañana o en poco tiempo, también lograrán ocupar un lugar dentro de este grupo de alimentos orgánicos, al no emplear agroquímicos y al comprender que el cambio en el genoma no es dañino ni para la salud, ni el ambiente. Pero esto aún se encuentra alejado de la realidad, a pesar de que constantemente incrementa el conocimiento en la biología molecular y de la comprensión del manejo del genoma.

En todos los continentes del mundo actualmente se practica la agricultura orgánica. Son muchos los países que participan, sin embargo, su consumo se ha dirigido a una élite social, por ser alimentos libres de químicos y compuestos, que podrían ser considerados como no dañinos a la salud.

Entendiendo a la élite social por parte de la salud y economía, ya que si tienen un costo adicional respecto de los alimentos no orgánicos, esto lo convierte en un mercado diferente: el mercado de orgánicos. Que desde el punto de vista de la mercadotecnia, se ha convertido en uno de interés comercial para la exportación, incluso la demanda se eleva a favor de este tipo de agricultura periódicamente, siendo un mercado de preferencia, al eliminar todos los agroquímicos que se pueden considerar como nocivos en la salud.

Por su parte, el cambio climático actual, ha traído como consecuencia un mundo con fuertes alteraciones y extremas de clima, como el aumento en la temperatura, sequía o exceso de fuertes precipitaciones, actividades climáticas que afectan la producción de los monocultivos realizados por el hombre, la variabilidad del genoma y la heterogeneidad de las poblaciones, que han contribuido a que los cultivos puedan persistir, tener resistencia y adaptación.

Aunque parezca reciente, los eventos y cambios climáticos siempre se han presentado en la historia del planeta y toda su existencia, a pesar de ser cientos de años, algunos cultivos han persistido, se han protegido ante los efectos del ambiente por su capacidad de recuperación ante el shock del cambio ambiental, así como su adaptación, capacidad y velocidad de resistencia.

Hasta estos días, se entiende y se nota la presencia de la biodiversidad alrededor de los monocultivos, ya que traen beneficios a los cultivos, incluso con el cambio climático pueden brindar protección adicional al entorno del cultivo como efecto protector, aminorando o atenuando los efectos causados. De esta manera se mantienen ciertos microclimas o sombras por árboles que auxilian al monocultivo como sucede en la Barranca de Meztitlán, Hidalgo con sus cultivos de chile, maíz, frijol y sus nogales, para la obtención de nuez. Rodeada de la biodiversidad natural de especies de ambientes áridos como cactáceas columnares, leguminosas y otras especies propias del lugar que atraen muchos polinizadores.

El siglo XXI, afronta a la agricultura mundial con diferentes problemáticas para el abastecimiento, la soberanía alimentaria, la creciente población, la obtención de forraje para el ganado y la producción de masa para la elaboración de biocombustible.

La agricultura moderna y orgánica debe hacerse diferente, de manera que mantenga la biodiversidad natural de los ecosistemas naturales de su entorno, sin emplear agroquímicos, usando métodos naturales para enriquecer los suelos y evitar plagas o enfermedades, como pueden ser el aprovechamiento de compostas e insecticidas y plaguicidas naturales.

El cambio climático que enfrenta nuestro planeta en el siglo XXI, debe tener un mejor control de la producción alimentaria, que permita mejorar los cultivos y las especies mantengan su variabilidad para enfrentar de manera positiva todos los cambios.

La reconstrucción de suelos y el ambiente, son necesarios para producir alimentos más ricos en proteínas, minerales y vitaminas, sin algún tipo de contaminación. A pesar de tener conocimientos del pasado y de la biotecnología moderna, si se mezclan, podrían guiarnos hacia una producción viable de alimentación con calidad nutricional, buen control del cultivo orgánico, además de sustentable, ecológico y ser benéfico para nuestro planeta.

Referencias

• *Altieri MA. 1995. Agroecology: The Science of Sustainable Agriculture. Boulder CO: Westview Press.

• *Altieri MA, Nicholls CI. 2003. Soil fertility management and insect pests: harmonizing soil and plant health in agroecosystems. Soil and Tillage Research 72: 203-211

• *Altieri MA, Koohafkan P. 2008. Enduring Farms: Climate Change, Smallholders and Traditional Farming Communities. Environment and Development Series.

• *Nicholls, C.I. y M. A. Altieri 2012. Modelos ecológicos y resilientes de producción agrícola para el siglo XXI. Agroecología 6: 28-37, 2012

• *Rosenzweig C, Hillel D. 2008. Climate Change and the Global Harvest: Impacts of El Nino and Other Oscillations on Agroecosystems. New York: Oxford University Press.

• *Rosset PM. 2006. Food is Different: Why We Must Get the WTO Out of Agriculture. Black Point, Nova Scotia: Fernwood Publishing.

Dra. Ma. Dolores García Suárez Departamento de Biología, Laboratorio de Micropropagación y Propagación Vegetal. Universidad Autónoma Metropolitana Iztapalapa.

Dr. Héctor Serrano. Departamento de Ciencias de la Salud. Lab. de Biología Molecular y Regulación Endócrina. Universidad Autónoma Metropolitana Iztapalapa.