La agricultura no sólo es una actividad económica, es una forma de vida, patrimonio, identidad cultural, pacto ancestral con la naturaleza y sostén de la humanidad.
Sin duda alguna que esta actividad primaria ha tenido una función fundamental en nuestro país, y actualmente es el subsector que más posibilidades de obtener recursos económicos ofrece, además de generar progresos en la consecución de la seguridad alimentaria para todos.
En México es la agricultura el principal componente en el sector agropecuario, su aportación es mucho mayor en relación al sector pesquero, pecuario y acuícola, además permanece vigente durante todo el año con sus distintos cultivos.
Esta actividad es la encargada de proveer alimentos, materias primas, y mano de obra al sector agroindustrial y de servicios, también, demanda gran cantidad de productos industriales de primera necesidad para la producción agrícola, entre ellos: fertilizantes, herbicidas, plaguicidas, maquinaria, entre otros, y en el aspecto social favorece el arraigo a sus tierras, el sustento a familias y la preservación de recursos naturales de cierto número de personas en localidades productoras.
En nuestro país se practican dos tipos de agricultura: la tradicional o extensiva, en la cual el productor depende en gran parte de las lluvias, condiciones climatológicas y mano de obra no salariada y la segunda, la agricultura comercial o intensiva en la para producir se implementa tecnología de punta y mano de obra asalariada.
Así pues, la agricultura beneficia al núcleo familiar al proveerle de alimentos, de empleo y recursos económicos cuando se dedican a esta actividad, de seguridad alimentaria, así como de cultura y tradición gastronómica.
Por ello, gracias a la agricultura México es el 12° productor de alimentos y el 11er en producción de cultivos agrícolas en el mundo.