· Ha desarrollado la metodología para la producción masiva in vitro de plantas de alta calidad de vainilla criolla comercial, con una capacidad para proyectar un programa de siembra de 70 hectáreas por año.
· Con la tecnología tradicional actualmente se producen 330 kilogramos por hectárea, con esta innovación tecnológica se puede llegar a obtener hasta mil 549 kilogramos por hectárea.
El Instituto Nacional de Investigaciones Forestales, Agrícolas y Pecuarias (INIFAP) ha desarrollado la metodología para la producción masiva in vitro de plantas de alta calidad de vainilla criolla comercial, con una capacidad para proyectar un programa de siembra de 70 hectáreas por año.
Con la incorporación de este nuevo material, el impacto en producción por unidad de superficie será muy favorable para el sector rural, toda vez que con la tecnología tradicional actualmente se producen 330 kilogramos por hectárea y con esta innovación tecnológica se puede llegar a obtener hasta mil 549 kilogramos por hectárea.
En el aspecto social y económico habrá beneficios directos en las regiones donde se cultiva este aromático -Veracruz, Puebla y Tabasco, principalmente-, ya que si una hectárea de vainilla genera entre 300 y 600 jornales al año, aumentar la superficie sembrada implicará crear más empleos en el campo.
En la parte técnica, los investigadores del INIFAP aportan a los productores diversos procesos y herramientas para hacer de este cultivo rentable y competitivo, tal es el caso de los requerimientos agroecológicos como el clima, la temperatura, la humedad relativa, la precipitación, la altitud, la luz y sombra, así como el tipo de suelo que son factores indispensables para saber cómo sembrar vainilla.
Los suelos sedimentarios, especialmente de origen calizo y con una ligera pendiente, son los más apropiados para cultivar vainilla, porque son menos ácidos y tienen buen drenaje; mientras que los suelos ácidos son los menos recomendados al presentar más riesgos de incidencia de enfermedades fungosas, precisan los expertos del INIFAP.
Recomiendan asperjar los productos a las plantas en producción, mediante una bomba motorizada con varilla. De esta manera, se tiene una buena cobertura y, por lo tanto, un mejor control de la plaga o prevención de enfermedades.
Es importante el uso mínimo de productos químicos para evitar el daño al medio ambiente, asimismo respetar las normas de inocuidad para producir alimentos sanos.
La vainilla se cosecha cuando alcanza su madurez comercial, esto es, cuando el ápice o punta del fruto cambia de un color verde a amarillo, lo que generalmente ocurre entre los ocho y nueve meses después de la polinización, indican los investigadores.
Cabe destacar que el cultivo de vainilla tiene una gran demanda en el mercado, porque su extracto es utilizado para intensificar y dar sabor especial a los productos alimenticios como helados, chocolate, panes finos, bebidas gaseosas, pasteles, dulces, comidas gourmet, licores y medicamentos, así como fragancia en los perfumes y cosméticos finos.
La vainilla pertenece a la familia de las orquídeas y es la única especie sin uso ornamental, de ella se obtienen compuestos saborizantes y aromatizantes utilizados en los alimentos y productos industriales.
Actualmente, México es la cuna ancestral y uno de los centros más importantes de la diversidad genética de esta preciada orquídea, su cultivo persiste hasta la fecha por ser una fuente de ingresos de las familias campesinas y es parte importante de la cultura e historia de nuestro país.
A la vainilla se le han encontrado nuevas propiedades como insecticidas, fungicidas, medicinal contra el cáncer y la disfunción sexual, estimula el apetito y enmascara el mal olor de desechos industriales, entre otros usos.
Datos del Servicio de Información Agroalimentaria y Pesquera (SIAP) señalan que en el 2011 se registró una superficie sembrada de vainilla de mil 225 hectáreas, con una producción de 361 toneladas y un valor de 19 millones 429 mil pesos.