El rábano pertenece a la familia de las Crucíferas y su importancia reside en que contiene unos compuestos de azufre, considerados como potentes antioxidantes que ayudan a prevenir enfermedades.
Se conoce la existencia de seis especies de rábano, pero tan sólo se cultiva el conocido con el nombre científico de Raphanus sativus.
Generalmente el rábano se consume crudo, solo o en ensaladas, bocadillos y otras preparaciones, puede hervirse para suavizar su sabor. Las hojas del rábano se consumen cocinadas de forma similar a las de espinaca, y también en infusiones y guisos.
En cuanto a usos medicinales el consumo de rábano en crudo se emplea para tratar deficiencias de vitamina C, urticarias y artritis; el caldo de su cocimiento es un excelente auxiliar en enfermedades respiratorias y desordenes gástricos.
Asimismo, las propiedades colagogas y coleréticas del rábano lo hacen un alimento adecuado para la salud del hígado, así como en aquellos casos de insuficiencia hepática e ictericia
Esta hortaliza resulta un alimento muy digerible, se recomienda masticarlo muy bien, en general su sabor resulta algo picante, pero si lo dejamos enfriar dentro del refrigerador, su sabor se suaviza considerablemente.
En México la producción anual de rábano es de más de 64,000 toneladas, y destacan Puebla, Baja California y Jalisco como líderes en la materia. En conjunto aportan el 88 por ciento, es decir 57, 000 toneladas.