Para garantizar la alimentación de la población mexicana, la política agroalimentaria debe reorientarse para la construcción de un nuevo sistema agroalimentario más justo, saludable, incluyente, productivo y sustentable.
Ya que deberá tomarse en cuenta la oferta alimentaria hecha de la manera más amigable con el medioambiente y sobre todo que considere los efectos del cambio climático. Esto sin dejar de lado el sector rural y su desarrollo.
Este sistema agroalimentario debe transformarse desde el modelo de política agrícola para cerrar las brechas de desigualdad productiva, mantener el dinamismo agroexportador, sin que implique la sobreexplotación de los recursos naturales y el abandono a la inversión en bienes colectivos.
Sus tres objetivos principales son:
-
La producción autosuficiente,
-
Bienestar para la población rural,
-
Incrementar las prácticas de producción sostenible.
Con ello los productos agroalimentarios serán producidos de manera más saludable, inocuos, seguros y con un elevado componente de calidad y trazabilidad. Cumpliendo la demanda alimentaria y favoreciendo el desarrollo social inclusivo, sustentable y biocultural de los territorios.
Fuente: