Los huertos familiares son considerados agrosistemas que contribuyen de forma enriquecedora al bienestar nutricional de la población, y que lamentablemente al paso del tiempo se han descuidado como fuente de alimentación. José Flores, Rita Vermont, Jesús Martín Kantún y Carmen Salazar Gómez, investigadores de la materia, realizaron el proyecto “aportes nutricionales y usos de los productos de los huertos familiares”, encontrando que hay múltiples beneficios.

Durante 3 años, los investigadores analizaron las diferentes especies vegetales y animales que se encuentran en los huertos y detectaron el aporte nutricional de cada uno. “Los huertos albergan una gran variedad de vegetación y animales, las familias aprovechan todo: frutos, semillas, hojas, madera, leña, y es para el uso de la familia, sólo en algunas ocasiones lo utilizan para comercializarlo.

“Los valores nutricionales de los productos del huerto familiar se obtienen al consumir plantas, frutos, semillas u hojas. Consumir las especies cultivadas en el huerto, aporta minerales, vitaminas, azúcares y fibra necesarios para las funciones básicas del organismo, sobre todo para mantener el aparato digestivo saludable”, explican los investigadores en la publicación del proyecto.

Además, no sólo aporta beneficios a la salud, también al ambiente, ya que generan oxígeno, capturan bióxido de carbono, dan sombra, generan un microambiente con temperatura agradable y un ambiente armónico para vivir. Las plantas no sólo tienen uso alimenticio, también son destinadas para construir y techar las casas o los corrales, algunas otras forrajeras para alimentar a los animales, y también para el uso medicinal.

Por ejemplo, el mango tiene dotes medicinales, ya que cocido se utiliza para tratar el asma. Por su parte, su contenido nutrimental es de 59 calorías, tiene 83 por ciento de humedad y 0.2 gramos de grasa, contiene vitamina A, entre otros aportes. En los huertos se come maduro, en refresco, paletas, mermelada, etc.

Otro ejemplo es la ciruela, que aporta 83 calorías, humedad de 72 por ciento y 40 gramos de fósforo. Sus hojas tienen usos medicinales para la diarrea, infecciones en encías, también se usa para refresco, conserva o mermelada, y también como forraje. El saramuyo contiene 96 calorías, 72 por ciento de humedad, 28 gramos de calcio y 33 de fósforo, se usa como medicina o para leña, su pulpa sirve para nieves y helados.

El coco contiene 296 calorías, con 54 por ciento de humedad, 27 gramos de grasa, entre otros aportes. Se usa como ornamental, artesanal, pulpa comestible, y el agua tiene propiedades diuréticas y desparasitantes. El tomate tiene 90 por ciento de humedad, aporta 32 calorías y 330 de vitamina A, su uso medicinal es para las inflamaciones en la boca y tórax; es estimulante, analgésico, sirve para aumentar los glóbulos rojos, es colorante y saborizante.

Por el lado de las especias se encuentra la pimienta, la cual contiene 115 calorías, 65 por ciento de humedad, 25 gramos de hidratos de carbono, 383 gramos de calcio, 2000 de vitamina A; es condimento, aromático, y el fruto es usado para el dolor de muelas, aliviar la tos y para el control de nervios.

La milpa

La milpa es otra fuente de alimentación clave, porque se cosechan productos con altos contenidos en proteína, revela el estudio de Alfonso Larque Saavedra, investigador del CICY (Centro de Investigación Científica de Yucatán), el cual nos comenta:

“Las causas de la obesidad son por la pobreza, no sólo económica, sino por la pobreza de políticas públicas, tanto en educación, en lo ambiental, en aprovechar recursos naturales. Otro punto es el acceso de los alimentos, porque la mercadotecnia ha hecho un trabajo extraordinario que nos obligan a comer lo que no necesitamos y el ritmo de vida ha dejado la comida en casa, pero si nos ponemos a ver la tierra arable que hay, por persona nos tocarían 230 metros cuadrados y tenemos una biodiversidad importante, que nos permitiría producir una gran variedad de alimentos.”

Asimismo, expresa: “No es posible que una bolsa de papas de botana cueste lo mismo que cinco huevos, y que esas papas hayan gastado más energía en su fabricación que los mismos huevos. Los científicos debemos revisar y ponernos las pilas para aprovechar que tenemos un país mega diverso y sacar lo que podemos comer; tenemos un sin número de semillas como pepitas de calabaza, de girasol, piñones, nueces, almendras, cacahuates, etc. En las frutas la cantidad es enorme en frutos del trópico y en hortalizas ni se diga, pero lo lamentable es el costo, porque resulta que los crudos son más caros; esto, es una contradicción, entonces hay que buscar métodos de producción tradicional, que bajen los costos”, dijo.

Recordó igualmente que la FAO (Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación) actualmente revisa el estado de biodiversidad, y que para el 2017 expondrá resultados de ello. Esta labor se realiza porque es importante conocer que desde hace 50 años la dieta del mundo se uniformizó; y que la globalización ha hecho que 30 cultivos proporcionen en el mundo el 95 por ciento de la energía alimentaria, de los cuales, cuatro proveen 60 por ciento (que son: arroz, trigo, maíz y papas).

Finalmente, de Alfonso Larque reitera que “en nuestros estados tenemos más de esos cuatro incluidos en sólo dos sistemas agrícolas: la milpa y el huerto familiar. Poseemos más de 70 familias y 105 especies que demuestra la diversidad. Los huertos familiares tienen 80 especies para alimentación, 94 especies botánicas con 520 subespecies. Son sistemas de producción intensiva, no son extensivas. No son grandes extensiones de tierra”, dijo.