La formación de la flor en el cultivo de la caña, encierra en la misma una dicotomía, por un lado ofrece la posibilidad de tener material disponible para el mejoramiento genético y por el otro, al frenarse el crecimiento del cultivo, debido al desvío metabólico de energía, se merman los rendimientos y la producción de sacarosa por unidad de área.

Está ampliamente documentado a nivel mundial, que cañaverales con floración entre 25 y 35%, redujeron el contenido de sacarosa entre 5.0 y 7.5 Tm/Ha.

Existen factores, tanto intrínsecos como extrínsecos que determinan la floración.

El factor intrínseco más importante es desde luego la edad del cultivo, y en los extrínsecos, varios de ellos están definidos por la exoenergía implícita en la inducción floral, por ejemplo el fotoperíodo o la respuesta de las plantas a la duración del periodo luminoso; la intensidad lumínica; las interrupciones del periodo obscuro; las características del espectro de luz o longitud de onda.

Además, la latitud y altitud, lo mismo que la temperatura y la humedad son otras variables que influencian la floración de la caña.

Más importante aún son las metodologías implementadas para evitar la floración, éstas deben ser prácticas, económicas y que no signifiquen una merma en el rendimiento final de la producción.

Así se usan variedades no floreadoras, o bien manipulando el nivel de humedad del suelo, para someter a un estrés hídrico al cultivo. Existen también productos químicos que aplicados un par de semanas antes de la diferenciación floral, actúan como inhibidores metabólicos o defoliantes, que paralizan el desarrollo de la yema vegetativa sin destruirla, evitando así la diferenciación de la yema floral.

Aproximadamente dos semanas después de la aplicación, se reanuda el crecimiento y continúa la formación de entrenudos de tamaño y forma normal.

El ethephon (ácido 2 [cloroetil] fosfónico) se ha utilizado con mayor frecuencia durante los últimos años para este propósito. Este producto es un regulador de crecimiento y es fácilmente absorbido por la planta liberando etileno en los tejidos vegetales, éste se expresa en el amarillamiento temporal del follaje, mismo que desaparece luego de dos semanas. Los años de uso documentado permiten concluir que no existe ningún efecto residual negativo, y por el contrario es conocido el efecto de estimulación en el retoño de la cepa tratada.

La dosis (2 a 3 litros/hectárea; ethephon 240 g ia/L) deben ser suficiente para paralizar el desarrollo del meristemo y reiniciar luego el crecimiento.Es importante destacar que no debe existir estrés hídrico, deficiencias nutricionales o excesiva temperatura. Para el caso de México, las aplicaciones están recomendadas durante el mes de agosto.

El ethephon se descompone en medio alcalino, por lo que la regulación del pH al momento de la aplicación es determinante para el éxito de la inhibición de la floración.

Bibliografía

Aguilar Rivera, Noé, y Lino Debernardi Marini. Efecto de la floración en la calidad agroindustrial de la variedad de caña de azúcar CP72-2086 en México. Vol. Vol 22 (2). Caña de azúcar, 2004.

Subirós Ruíz, Fermín. El cultivo de la caña de azúcar. San José, Costa Rica: Universidad Estatal a Distancia, 1995.