El cultivo de la Espinaca Spinacea oleracea L

La espinaca es originaria de Asia, se cree que fue introducida en Europa en el año 1000, llegando al continente americano con los colonizadores.

La espinaca es un cultivo que se desarrolla tanto en campo como en invernaderos, ésta última es una modalidad más común en Europa, debido a que las condiciones optimas para su desarrollo se dan en un periodo de tiempo más corto.

A nivel mundial destacan como productores de espinaca: China, Japón, Estados Unidos, Turquía y Bélgica.

En México esta hortaliza se cultiva principalmente en tierras de riego, en un total de trece estados. De acuerdo con datos del SIAP los principales estados productores son: Puebla con 428 hectáreas de superficie cosechada, lo que le da una producción anual de 3,768 toneladas, le sigue Baja California con 181 hectáreas de superficie cosechada, que producen 1,510 toneladas anuales, el Distrito Federal con 125 hectáreas de superficie cosechada que dan una producción anual de 1,141 toneladas, el estado de Coahuila con una menor superficie cosechada, de 122 hectáreas tiene la producción anual mas grande con 4,517 toneladas. En lo referente a rendimiento por hectárea el estado de Michoacán tiene los rendimientos más bajos, en promedio de 4 toneladas por hectárea, encontrándose el más alto rendimiento en Coahuila con 37.025 toneladas por hectárea. Cabe mencionar que el total de superficie de cultivo destinada a este cultivo es en tierras de riego.

El principal destino de la producción es el comercio en fresco, un menor porcentaje es destinado a diferentes procesos agroindustriales.

La región norte y centro de Europa son los principales demandantes de esta hortaliza.

La espinaca Spinacea oleracea L.pertenece a la familia Chenopodiaceae.

Esta especie cuenta con flores masculinas y femeninas, llegándose a presentar hermafroditas. Las flores femeninas poseen mayor número de hojas basales, se les consideran más productivas.

En la etapa inicial de desarrollo se forma una roseta de hojas, cuya duración depende de las condiciones ambientales. Posteriormente se desarrollan tallos, que van de 30 cm a 1 m de longitud, donde se formarán las flores en panículas. Las flores femeninas forman glomérulos axiliares.

Temperatura y Fotoperiodo. Esta hortaliza se adapta a bajas temperaturas. Lo que permite cosecharla prácticamente todo el año. Su temperatura mínima es de 5ºC, puede tolerar temperaturas de 0ºC, pero su crecimiento se detiene.

Como se mencionó anteriormente, la duración de la fase de roseta está en función de las condiciones ambientales, básicamente temperatura e iluminación. El cambio de fase de roseta a la de emisión de tallos y flores, se da con aumento de horas luz (14) y con temperaturas superiores a los 15ºC, si estas condiciones se presentan temprano en la fase de roseta, la producción se verá afectada ya que no da tiempo a que la planta crezca.

Con temperaturas bajas y fotoperiodos cortos, las plantas florecen más rápidamente que las que se desarrollan con fotoperiodos cortos pero temperaturas altas.

También se ve afectada con temperaturas altas y fotoperiodos largos, esto en combinación con periodos irregulares de lluvia merma la producción. De ahí que entre otras razones encontramos mayores rendimientos por hectárea en tierras de riego.

Suelos y pH. Los mejores suelos para su desarrollo son aquellos que presentan buena estructura física, fértiles, profundos, con buen drenaje y textura media. No hay un buen desarrollo en suelos con pH por debajo de 6.5, en suelos ligeramente alcalinos el peciolo es de coloración rojiza y si el pH es muy elevado se puede presentar clorosis.

La elección del cultivar estará en función de la época del año y las condiciones fitosanitarias presentes. Por ejemplo, para el otoño e invierno se prefieren cultivares precoces, que tengan tolerancia al frío. O bien se puede buscar tolerancia a determinadas enfermedades.

Temperaturas superiores a los 26° inhiben la germinación.

En el caso de esta hortaliza los trabajos de investigación en mejoramiento genético se direcciona a la búsqueda de variedades que logren por un mayor tiempo el estado de roseta, mayor producción, porte de planta, resistencia a frío, amarillamiento y enfermedades.

Entre las labores culturales que se realizan está el aclareo, para evitar altas densidades de población, para evitar que se presente competencia entre plantas, desarrollo de patógenos y facilitar el manejo del cultivo. Dependiendo de la densidad buscada, se puede hacer de uno a dos aclareos. El primero cuando las plantas tienen de 4 a 5 hojas y el segundo 10 días después.

El control de malezas es fundamental, especialmente cuando tenemos campos de cultivo mecanizados. Este puede ser manual, mecánico o químico. Para éste último se usan productos que controlen las gramíneas anuales.

Dado que la necesidad de nutrientes de la espinaca está en función de diversos factores como el cultivo anterior, ciclo, variedad, etc. Se recomienda hacer un análisis de suelo para conocer cuáles son las condiciones actuales y cuál deberá de ser la formulación adecuada, lo que

permitirá un óptimo aprovechamiento del recurso que impacte positivamente la producción.

En términos generales se recomienda una proporción de NPK de 3-1-3.

También se debe de considerar que las condiciones de pH no afecten la disponibilidad de otros nutrientes como podría ser el caso del manganeso.

Cuando se quiere enriquecer los suelos con abonos orgánicos como sería el caso del estiércol, se tiene que considerar el tiempo de descomposición , por lo que se recomienda que éste se aplique con el cultivo previo, para que los nutrientes se encuentren disponibles durante el desarrollo de la espinaca.

La cosecha puede ser manual o mecánica, pero ésta no se debe de realizar después del riego, ya que las hojas son más susceptibles de maltrato.

La espinaca es una hortaliza altamente perecedera, que como máximo logra conservar su calidad por dos semanas, de ahí que su manejo post cosecha sea básico para lograr una buena comercialización.

Los manojos se deben ser uniformes, limpios y sin raíces. El periodo de almacenamiento no debe ser superior a los 15 días, tiempo a partir del cual inician marchitamiento o pudriciones.

Las condiciones óptimas de temperatura es a 0°C con humedad relativa en un rango de 95 a 98 por ciento.

Para contrarrestar los efectos del etileno, al cual es muy sensible esta hortaliza, se recomienda almacenar con atmosferas controladas con rangos del 7 al 10 por ciento de oxigeno y del 5 al 10 por ciento de bióxido de carbono. Cuando se trata de espinaca pre lavada se pueden usar películas plásticas con rangos del 1 al 3 por ciento de oxigeno y del 8 al 10 por ciento de bióxido de carbono.

Las fisiopatías que se pueden presentar durante el almacenamiento son: daños por frío cuando se tienen temperaturas por debajo de los 0°C, los que además la hacen susceptible al ataque de patógenos. Atmosferas ricas en etileno provocan amarillamiento. Un mal empaque dañan las hojas, afectando de inicio la calidad, además de facilitar el ataque de patógenos.

Durante el almacenamiento, las hojas y los tallos son susceptibles al ataque de bacterias que causan pudriciones blandas como es el caso de Erwinia y Pseudomonas.

La espinaca tiene como principal aprovechamiento su consumo en crudo para ensaladas por ser una importante fuente de nutrientes.

Buscando una alternativa agroindustrial que resulte más provechosa para los agricultores del estado de Puebla, se han desarrollado proyectos de transformación, uno de estos es la elaboración de tortillas enriquecidas con espinaca.

Redacción TECNOAGRO

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