Gracias a la producción de los invernaderos podemos contar en cualquier estación del año de una gran variedad de flores y hortalizas, sin importar las condiciones medioambientales de la zona en la que se encuentren instalados. Esto es gracias a que contribuyen a generar las condiciones de temperatura, luz y humedad adecuadas para el desarrollo de cualquier especie vegetal.
Pero al igual que ocurre en otras actividades productivas realizadas por los seres humanos, como todos sabemos, la agricultura llega a tener un impacto negativo en el medioambiente. La agricultura es la actividad económica que mayor demanda tiene de agua, lo cual es más notable en países en vías de desarrollo. Si bien mediante los controles que se implementan en los invernaderos se hace más eficiente el uso de recursos como el anterior. Estos equipos requieren de altos suministros de energía, la cual difícilmente puede ser conservada. Los invernaderos son los principales consumidores de energía en los países desarrollados.
La actividad florícola que se realiza en invernaderos, independientemente de la región climática en la que se practique requiere de energía para su desarrollo. En el caso de las regiones tropicales, se busca la obtención de producciones de gran calidad, ya que se trata de productos de exportación, para lograr los parámetros demandados por el mercado se requiere de controles de humedad, temperaturas (generalmente para enfriar), sistemas de riego, etc., controles que implican suministro de energía.
Las zonas tropicales por la incidencia de los rayos solares requieren de sistemas de enfriamiento para evitar un sobrecalentamiento de los cultivos.En las zonas templadas también se requiere de enfriar los invernaderos en ciertas temporadas, aunque en estos lugares la tendencia va más enfocada a calentarlos la mayor parte del año. Algunas regiones en latitudes más al norte del ecuador, la incidencia de luz solar es muy pobre para el desarrollo de las plantas, por lo que esta deficiencia tiene que se corregida con su consecuente suministro de energía.
Aun con todas las circunstancias arriba mencionadas y las repercusiones económicas que tiene en los costos de producción el suministro de energía, los invernaderos siguen siendo un negocio muy redituable, ya se trate de la producción que se obtenga de estos, como de la industria que por si mismos representan, por la venta de componentes y tecnología desarrollada para ellos. Es por esto que la investigación se está enfocando a la búsqueda de invernaderos más eficientes en el manejo de energía.
Se calcula que el 80% de la energía consumida por invernaderos tiene la finalidad de regular la temperatura.
Piet Sonneveld investigador de la Universidad Wageningen de los países bajos, diseñó una película de 80 micrones de espesor, que bloquea la radiación cercana al infrarrojo proveniente de la luz solar, la cual tiene efectos nocivos en las plantas principalmente durante el verano. Este polímero permite el paso de luz necesaria para que las plantas puedan realizar la fotosíntesis. En las estaciones en las que se requiera un aumento de temperatura la capa del polímero puede ser retirada, y de esta forma aprovechar la radiación solar.
La investigación dirigida por Sonneveld fue complementada, buscando otro suministro alternativo de energía, utilizaron celdas fotovoltaicas para convertir la energía solar en eléctrica. Para lograr un mejor aprovechamiento de la energía solar se le dio al techo del invernadero una curvatura especial, que permitiera un aumento en la concentración de luz solar, además de direccionar las celdas a una mejor orientación en función de los cambios en la dirección del sol durante el año. Los investigadores pretenden mejorar la eficiencia de este prototipo de invernadero, buscando que pase del actual 98% a un 100% para el 2020. Esta investigación resulta de relevante importancia para ser implementada en zonas con alta incidencia solar que carezcan de electricidad.
Añadido a lo anterior, esta investigación tiene la ventaja de mantener las concentraciones de CO2, por lo que no contribuye al calentamiento global.
Aun cuando este prototipo de invernadero es pequeño por el alto costo de inversión inicial, no es una limitante paras ser implementado, ya que las tendencias mundiales en el uso de invernaderos van a la alza. Además de que se busca que con el ahorro de energía la inversión sea redituable.
Otra práctica que llega a realizarse para evitar el sobrecalentamiento de los invernaderos, es la aplicación de una capa de spray especial, que tiene la finalidad de reflejar los rayos solares, este producto que se aplica durante las estaciones más cálidas, es fácilmente removible durante el invierno. Otra forma de enfriar es mediante la creación de “colchones de aire” entre las capas de plástico, también se llegan a utilizar cortinas de aluminio y polietileno en el techo del invernadero, las cuales se recorren de acuerdo a las necesidades de temperatura, con lo que se logra un ahorro de hasta el 30% de la energía.
Es evidente que el costo de energía dependerá de la ubicación de los invernaderos, los materiales de los cuales estén hechos así como de la estación del año de la que se trate, lo que no varía es el hecho de que el suministro de energía es uno de los rubros más costosos de la producción en invernaderos. Buscar alternativas de materiales que contribuyan al ahorro energético, no sólo debe de realizarse con la finalidad de bajar costos, también de contribuir a preservar el medio ambiente.
Redacción TECNOAGRO
