El nabo forrajero pertenece a la familia de las crucíferas, de origen incierto,  ubicado  entre Europa central y Asia, ha logrado diseminarse por el mundo.

Esta herbácea, presenta un crecimiento inicial muy rápido.

En nuestro país se cultiva en básicamente en los estados de Hidalgo y Puebla bajo condiciones de riego. De acuerdo con datos del SIAP el estado de Hidalgo cuenta con 1,218 ha, con una producción de 16,724 toneladas y un rendimiento de 13.765 ton/ha. El estado de Puebla con una considerable menor superficie de cultivo 42 ha, con una producción de 1,045 ton y un rendimiento de 24.881 ton/ha.

También se cultiva en chinampas en la zona de Xochimilco.

Debido a las características  anatómicas de esta planta, las partes que principalmente se aprovechan  son la raíz y el tallo carnoso y bajo ciertas circunstancias las hojas y flores.

Requerimientos edafoclimaticos

Su resistencia a las heladas le da una buena adaptación a climas fríos, desarrollándose en un rango de temperaturas entre los 10 y los 18ºC. A pesar de lo anterior no es considerado como un cultivo rústico, debido a sus requerimientos nutricionales.

El tipo de suelo propicio para su cultivo es el  franco arenoso, aunque algunas variedades tienen raíz pivotante profunda, característica que les permite desarrollarse bien en suelos compactos. Se debe de tener cuidado con los niveles de salinidad,  ya que el nabo es susceptible a ésta. No es un cultivo adecuado para suelos pobres, ya que se obtiene bajos rendimientos de materia seca, menores de 2 toneladas por hectárea, mientras que en suelos medianamente fértiles puede llegar a producir hasta 5 toneladas por hectárea.

El rango de pH óptimo es  entre 6 y 6.5

Labores de cultivo

El barbecho deberá de realizarse a una profundidad de 30 cm. Posteriormente se recomienda una o más rastras dependiendo de las condiciones del campo de cultivo.

Los surcos pueden tener una distancia entre 0.9 y 1.2 m. La siembra se hace directamente  buscando una separación entre semillas de 10 a 20 cm.  Ésta puede hacerse al voleo y posteriormente incorporar las semillas mediante rastras de discos.  Si el suelo presenta humedad residual o restos de cobertura, no es necesario tapar las semillas para obtener una buena germinación.  De hecho, esta situación ayudará a obtener un rápido desarrollo del sistema radicular.

Esta crucífera no tiene grandes problemas por competencia con malezas, debido a sus propiedades alelopáticas y a su rápido desarrollo.  Pero aún así, para evitar el desarrollo de malezas que aprovechan la rápida descomposición de la biomasa del nabo al fin del ciclo de cultivo, se ha propuesto asociarla con otros cultivos que tengan una descomposición más lenta de su biomasa.

El efecto alelopatico del nabo es residual para otros cultivos como el maíz o el tomate, los que de manera inicial ven afectado su crecimiento, afortunadamente esta situación  desaparece sin afectar los rendimientos.  Se debe de hacer una buena preparación del terreno previa a la introducción de un nuevo cultivo, ya que de otra manera pueden  quedar semillas de nabo, las cuales competirán como malezas en el siguiente cultivo.

Principales plagas

Entre las principales plagas que afectan a este cultivo se encuentran la Oruga de la col, el Pulgón y la Rosquilla negra.

Principales enfermedades

Mildiu velloso.  Este patógeno se hace presente en primavera, manifestándose inicialmente a través de pequeñas manchas amarillas  que posteriormente se tornan de color marrón oscuro, sobre las hojas, las cuales terminan por marchitarse.

Para su control se recomiendan aplicaciones de clorotalonil.

Cosecha

Dependiendo de la variedad la cosecha  se realiza entre los 2 y 3 meses posteriores a la siembra.

Otros beneficios del nabo forrajero
Al ser un cultivo de rápido crecimiento le confiere buenas características como abono verde, este tipo de cultivos se cortan y entierran en donde han sido cultivados,  con el objeto de que actúen como mejoradores de suelo que favorezcan entre otras cosas el desarrollo microbiano.

El nabo comparte con otras crucíferas el tener un rápido desarrollo, por lo que se puede usar por cortos períodos entre cultivos. El tamaño y forma de su sistema radicular le facilita el aprovechamiento y almacenamiento de  sustancias nutritivas que son reincorporadas posteriormente al suelo. Otra particularidad del nabo que lo hace ser un excelente abono verde, es la capacidad  de hacer asimilable para otras plantas el fósforo insoluble del suelo.

Es  por lo anterior, que  también es aprovechado en proyectos para recuperación de suelo.

El proyecto de Manejo Sustentable de Laderas, coordinado por diferentes organismos e Instituciones, entre ellos el INIFAP y el Colegio de Postgraduados, ha obtenido buenos resultados para recuperar la calidad del suelo mediante la utilización del nabo forrajero proveniente de Brasil como cultivo de cobertura en las partes altas de laderas. Aún se encuentran trabajando en la determinación de las fechas óptimas de siembra para que estas no interfieran con las del maíz y frijol que se cultiva en las regiones de estudio en el estado de Oaxaca.

El cultivo del nabo también resulta de gran importancia para la actividad  apícola. Lo anterior ha sido demostrado a través de estudios  melisopalinológicos,  realizados por el  Laboratorio de Palinología del Departamento de Botánica, Escuela Nacional de Ciencias Biológicas del Instituto Politécnico Nacional los cuales tienen como objetivo contribuir al conocimiento de los recursos florales que favorecen la actividad de las abejas  mediante la determinación del origen geográfico y botánico de las mieles.

Redacción TECNOAGRO

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