“Los sistemas de cultivo deben avanzar dentro del sector agroalimentario, para evitar pérdidas considerables. Las herramientas aunque tienen una brecha informática lenta, buscan diferentes mejoras para este sector.”

Por: José Antonio Rodero

La agricultura es considerada como una actividad de baja tecnología y poca necesidad de avances modernos. Hoy, la conectividad gana terreno haciendo mayor uso de tractores guiados por precisión GPS, sensores que regulan la cantidad de agua de riego hasta la última gota, la vigilancia de plagas desde el aire y granjas conectadas a grandes volúmenes de datos.

La agricultura es la base de la civilización, esto permitió la formación de grandes centros de población (ciudades), que luego se convirtieron en centros de arte, ciencia y tecnología. Los cazadores-recolectores tenían que buscar comida, lo que significaba, que el tiempo que tenían para cosas como el arte, la ciencia y la filosofía era limitado.

Los agricultores de hoy no eran diferentes a los de antes, pero los avances agrícolas permitieron un excedente alimentario que liberó a suficientes personas para tener artesanos, artistas, poetas, filósofos y científicos de tiempo completo. De hecho, cada avance ha transformado a la sociedad. Los avances agrícolas para 2017, no son diferentes, aumentan y amplían la cantidad de alimentos producidos por hectárea y por agricultor. Así como la silla de montar del arado y del caballo llevó a la abundancia; el satélite y el dron, jugarán esos roles para los granjeros de hoy.

Transformaciones históricas en la agricultura

La invención del arado y el riego, permitieron a las aldeas agrícolas a lo largo de los ríos Éufrates y Tigris convertirse en las primeras ciudades, ejemplos de los cuales incluyen a Ur, Eridu y Uruk. Eridu puede haber sido, de hecho, el primer centro urbano del mundo.

Los avances durante la Alta Edad Media, como el collar de caballo y la rotación de cultivos más sofisticada, condujeron a una explosión demográfica relativa. Posteriormente, muchas ciudades prósperas crecieron, se construyeron catedrales, se hicieron invenciones como anteojos, ballestas; filósofos y teólogos escribieron algunas de las obras intelectuales más importantes de la época medieval, lo que creó una perspectiva filosófica coherente unificando la filosofía griega clásica y la teología cristiana que todavía afecta la civilización occidental hasta el día de hoy.

La transformación más dramática en la agricultura, hasta ahora, sería la revolución agroindustrial en la que la población mundial pasó de 700 millones en 1750 a 1.600 millones en 1900, ciento cincuenta años más tarde. En comparación, antes de 1750, la población había sido de aproximadamente 562 millones. Eso es todo un contraste en el crecimiento de la población antes y después de que la Revolución Industrial transformara la agricultura.

La Revolución Agroindustrial ha conducido a la era moderna de relativa abundancia, al menos en los países del primer mundo. Ahora estamos en un punto donde la población está creciendo tanto como para abrumar la capacidad de los rendimientos agrícolas actuales, para alimentar a la población mundial. Sin embargo, otra transformación en la agricultura puede ser necesaria para evitar una posible crisis alimentaria.

La buena noticia es que la ciencia y la tecnología pueden venir al rescate, ya que se utilizan para innovar la agricultura. Estas tecnologías aunque no son nuevas, su aplicación a la agricultura es, en la mayoría de los casos, relativamente nueva y es probable que produzca resultados positivos, pero definitivamente tendrán un impacto en el futuro de la producción agrícola.

Teledetección

A medida que los satélites se vuelven más fáciles de usar, es común que las empresas y particulares los utilicen para llevar a cabo sus tareas. La agricultura no es diferente. En India, por ejemplo, la teledetección se usa para monitorear cultivos y daños a los cultivos. Esto hará que el daño sea más fácil de mantener.

También las compañías de seguros lo utilizan para evaluar mejor las reclamaciones de seguros de los agricultores, para cubrir los daños a los cultivos. Igual podría usarse para monitorear la productividad de diferentes áreas de la granja y encontrar soluciones rápidamente.

Ingeniería genética

Las tecnologías de ingeniería genética, como la edición del genoma CRISPR, permiten modificar fácilmente organismos vivos de maneras específicas. Esto podría usarse para crear variedades superiores de cultivos, que producen mayores rendimientos y más resistencia al tizón.

Hoy, la mayor parte del mundo solo depende de un puñado de cultivos, principalmente maíz, arroz y trigo. Si una plaga destruyera uno de estos, sería un problema serio para la humanidad. La capacidad de utilizar la ingeniería genética, para generar resistencia a enfermedades y plagas en cultivos básicos y comercializar diferentes cultivos es, por lo tanto, otra salvaguarda contra tal desastre.

Robots agrícolas

La automatización tiene un enorme potencial para transformar la agricultura. El uso de robots para plantar, cosechar y procesar granos, haría que el proceso fuera más eficiente y fácil de realizar, en la escala requerida para alimentar a la creciente población mundial. Los robots también podrían ocuparse para monitorear el crecimiento de las plantas y la salud de los cultivos. Hay propuestas para usar micro-robots para este propósito, para enjambrar campos para monitorear los cultivos.

Drones

El uso de drones en la agricultura comenzó y para 2017 aumentó. Los aviones no tripulados se pueden emplear para diversos propósitos en la agricultura, reducen los costos y aumentan los rendimientos potenciales de los cultivos.

El uso de los drones en la agricultura, es para el análisis del suelo, ya que pueden crear imágenes tridimensionales de alta calidad del suelo, que determina los nutrientes en el suelo y el crecimiento del cultivo. También para plantar, fumigar y monitorear cultivos; por ejemplo: monitorear la salud de los cultivos y cualquier crecimiento o infecciones fúngicas, que puedan obstaculizar su desarrollo.

Los drones, pueden usarse en riego, evaluar los campos y determinar qué partes son particularmente secas o necesitan más agua. Es posible que, en el futuro, enjambres de drones desciendan sobre los campos de agricultura, realizando diversas tareas de vigilancia.

Cultivo vertical

La población aumenta y dificulta encontrar suficiente tierra cultivable. Hay mucho espacio abierto en países como Estados Unidos, Canadá y Rusia, pero no todo es bueno para la agricultura. Esto significa, que nos estamos quedando sin tierra para cultivar, y debe crearse un nuevo espacio. Una solución sería cultivar verticalmente.

Las granjas verticales y los ranchos verticales ya se están utilizando en países como Japón, donde hay poco espacio. Se cultivan en edificios de varios pisos, como rascacielos, salas con iluminación artificial o en invernaderos verticales. A medida que la urbanización y el tamaño de la población mundial aumentan, es probable que esta tendencia aumente, notoriamente más en 2017.

La agricultura de interior también puede ser benéfica, ya que crea un entorno más controlado, donde las condiciones ambientales pueden diseñarse para que sean perfectas para un crecimiento óptimo de los cultivos. Por ejemplo, la investigación científica ha demostrado que la luz de diferentes longitudes de onda, tiene diferentes efectos sobre el crecimiento de los cultivos y la salud de las plantas. Por lo tanto, ser capaz de cultivar las plantas bajo una iluminación específica, sería una ventaja de la agricultura interior y vertical.

Mucha gente predice que a la civilización humana no le queda mucho tiempo, tal vez un siglo más y están esperando el próximo apocalipsis nuclear o ecológico.

Los avances tecnológicos pueden mejorar la agricultura y deberían compensar este pesimismo, ya que muestra que aunque la tecnología puede causar problemas, también puede resolverlos. La ciencia y la tecnología pueden usarse para resolver problemas en agricultura, medicina y otros campos importantes que sostienen la esperanza.

José Antonio Rodero, Consultor Agronómico, S.C.A. San Sebastián de Benalua de las Villas.