Existen dos tipos de efectos negativos de las lluvias en los cultivos: anegación (encharcamiento) del terreno y daños físicos a las plantas.
Las precipitaciones de agua líquida no solamente dañan los cultivos, sino también ocasionan el incremento de plagas y la propagación de enfermedades transmisibles. Además, provoca la escasez de alimento y complica la movilización de los animales en zonas rurales.
Para evitar que un cultivo quede anegado (encharcado) después de un diluvio, se recomienda la recolección temprana de cosechas y la destrucción de sus residuos, limpiar las canaletas o vías de desagüe, no utilizar maquinaria agrícola, el uso adecuado de agroquímicos y sembrar en hileras, lo que disminuirá la velocidad de las corrientes de agua.
Los daños físicos se presentan principalmente en plantaciones a cielo abierto, estos se previenen a través de diversas técnicas especiales de cultivación, como cobertores de plástico en invernaderos, microtúneles y macrotúneles, mallas sombra y antigranizo.
El cuidado de la agricultura en México, es muy importante, ya que el país cuenta con 26.9 millones de hectáreas dedicadas al cultivo de una extensa variedad de productos, siendo los más representativos el jitomate, aguacate, limón, chile verde, café, melón, sandía, papaya, caña de azúcar, maíz, flor de nochebuena y cempasúchil, entre muchos otros.
¿Sabías qué?
Los huracanes tropicales son la catástrofe más extendida y dañina para los cultivos, no sólo por la acción del viento, sino también por las inundaciones.