El chile es simbología popular, nutrimental y cultural de México, que ha llegado casi a ser un símbolo patrio. El chile no es sólo un condimento extraordinario, es también un alimento muy nutritivo.
El nombre común del chile proviene del náhuatl chili. Diversas culturas prehispánicas como: la mexica, teotihuacana y zapoteca, utilizaban el chile como uno de los sustentos alimenticios más importantes, hecho que prevalece en la actualidad.
A la diosa del chile la llamaban "Respetable señora del chilito rojo", y aunque se conoce poco de la vida sexual de los aztecas y otros pueblos mesoamericanos, es claro que el buen chile tenía, tanto por su morfología como por su carácter, relación con las cosas de Tlazoltéotl, diosa azteca del amor carnal.
Hoy en día, para los mexicanos, comer sin chile es como comer incompleto. El consumo de este producto es tan recurrente en México porque produce cierto placer, al comerlo se liberan dopaminas que ayudan al disfrute, así que es fácil comprender porqué 90 por ciento de los platillos mexicanos lo contienen.
El chile es, además, el vegetal con mayor concentración de ácido ascórbico que se conoce. Los chiles frescos contienen más del doble de vitamina C que el limón y casi seis veces más que la toronja; los secos, contienen más vitamina A que las zanahorias. Los chiles poseen además cantidades significativas de vitaminas E, P (bioflavonoides) y B, así como algunos minerales.
A escala internacional, México es el segundo productor de chiles, dedicándole más de 140 mil hectáreas al cultivo de este fruto, las principales variedades que se cultivan son: el jalapeño, serrano, poblano, morrón y habanero.