El reporte del Grupo de Agricultura del G-20 reconoce en el Programa de Modernización Sustentable de la Agricultura Tradicional (MASAGRO) una experiencia mexicana que podría servir como modelo para coordinar la investigación y el desarrollo, la innovación, la transferencia de tecnología, así como asociaciones público-privadas en el sector agroalimentario.

El Secretario de Agricultura de México, Francisco Mayorga Castañeda, señaló que estas directrices están orientadas a elevar la productividad con base en las pequeñas unidades y con énfasis en los productores de menor escala de maíz y trigo.

Como primer paso, apuntó, este modelo, puesto en marcha en México en 2011 bajo un esquema de colaboración con el Centro Internacional para el Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT), será discutido en la reunión de científicos destacados en el área agrícola, que se celebrará en septiembre de 2012, en el marco de la Presidencia Mexicana del G-20.

Al participar en una sesión especial sobre México dentro de un grupo especializado del B-20 (Business 20, en el que participa el sector privado) y representantes del Foro Económico Mundial (WEF), el titular de la SAGARPA explicó que esta dependencia ha apoyado a la seguridad alimentaria como una prioridad para la Presidencia del G-20 de México.

Destacó que los desafíos de la seguridad alimentaria mundial se concentran hoy día en la necesidad de alimentar una población creciente, con menos recursos naturales y con el factor de la variabilidad climática.

En una reunión presidida por el responsable de las tareas sobre Seguridad Alimentaria del B-20 y CEO de Grupo Bimbo, Daniel Servtije, Mayorga subrayó los beneficios de la colaboración público-privada en el ámbito agroalimentario.

Expuso que México impulsa la Asociación Mexicana de Agronegocios para el Crecimiento Sustentable, en colaboración con el WEF, cuyo objetivo general es mejorar la productividad, competitividad y sustentabilidad del sector agroalimentario.

En esta iniciativa, apuntó, participan los líderes del sector privado, gobierno, organizaciones internacionales, sociedad civil y la academia para imprimir una visión de la agricultura como actividad clave para alcanzar la seguridad alimentaria, la sustentabilidad ambiental y la creación de oportunidades económicas.

Esto nos lleva a considerar, agregó, que las actividades relacionadas con los sectores agrícola y ganadero pueden contribuir positivamente a mejorar la calidad de vida de la población, especialmente de quienes tienen los ingresos más bajos.

Entre los principales desafíos para el sector agrícola de México, precisó, sobresalen la necesidad de desarrollar la infraestructura y fortalecer las capacidades de los productores.

En esta reunión, integrantes del grupo de trabajo sobre Seguridad Alimentaria del B-20 expusieron recomendaciones específicas que pueden contribuir al progreso de México, a partir de metas en la agricultura y el sector agroalimentario.

Posteriormente, el Secretario Mayorga participó junto con Daniel Servitje y el CEO de Unilever, Paul Polman, en el Diálogo entre CEO’s  y líderes de gobierno sobre Seguridad Alimentaria, en el que tomó parte el Presidente de Benin y actual representante de la Unión Africana, Yayi Boni, así como el Director General de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), José Graziano da Silva.

En esta sesión de recomendaciones del B-20 al G-20 participaron también Greg Page, de Cargill, quien habló sobre Mercados y Comercio; Eduardo Elsztain, de IRSA, sobre Inversiones; Stefan Lippe, de Swiss Re, sobre Manejo de Riesgos; Eduardo Tricio Haro, de Grupo Lala, sobre Derechos sobre la Tierra; Jim Collins, de Dupont, sobre Investigación y Desarrollo; Shenggen Fan, del IFPRI, sobre Políticas Públicas y Capacidades; Barbara Stocking, de Oxfam, sobre Desarrollo de Pequeños Productores; José Manuel Madero, de Monsanto,  sobre Sustentabilidad y Uso de Tecnologías, y Pedro Padierna, de PepsiCo, sobre la experiencia mexicana en alianzas público privadas en el sector.

Entre las recomendaciones destaca la primera de ellas referida a elevar de manera consistente la producción agrícola en el mundo.

Por recomendación del grupo de trabajo sobre Seguridad Alimentaria del Business 20 (B-20, integrado por el sector privado), el G-20 deberá promover la inversión pública y privada para lograr un incremento del 50 por ciento en la producción y productividad agrícola al año 2030.