Varios biólogos están desarrollando una técnica genética revolucionaria que promete proporcionar un grado de control sin precedentes sobre las enfermedades transmitidas por insectos y las plagas de los cultivos.

La técnica involucra un mecanismo llamado un sistema de impulso genético, que envía a un gen seleccionado a través de toda una población. Hasta ahora, ningún impulso genético ha sido probado en la naturaleza, pero en organismos de laboratorio como la mosca de la fruta, han logrado que casi toda la población porte cierto gen.

Los impulsos genéticos "podrían potencialmente impedir la propagación de enfermedades, apoyar la agricultura al revertir la resistencia a los pesticidas y herbicidas en insectos y malas hierbas, y controlar especies invasoras dañinas", escribió un grupo de biólogos en la revista Elí en el 2014.

Una aplicación muy debatida de los impulsos genéticos ayudaría al mundo a deshacerse de enfermedades transmitidas por plagas, como la malaria, el dengue y la enfermedad de Lyme.

Un impulso genético diseñado para volver extinta a una población es conocido como un impulso de choque. Uno en desarrollo para los mosquitos consiste en un gen modificado para asegurar que toda la progenie sea del sexo masculino. Como resultado, se esperaría que el número de hembras disminuyera en cada generación hasta colapsarse la población.

Otro enfoque es dotar a los mosquitos de genes que los hacen resistentes al parásito de la malaria. En noviembre, biólogos en la Universidad de California reportaron introducir en mosquitos un impulso genético con una carga de genes de resistencia al paludismo. Esos genes eliminarían el parásito de la malaria de una región.

Debido a que ningún organismo con impulso genético ha sido liberado aún, los biólogos todavía no pueden evaluar qué tan bien funcionarán y qué grado de riesgo pueden representar.

La cuestión del riesgo, más que la efectividad, ha dominado la conversación. Los biólogos están ansiosos por ver realizados los beneficios de la tecnología y desean evitar cualquier consecuencia que podría erosionar la confianza pública, como ha ocurrido con los alimentos genéticamente modificados.

Debido a que un solo organismo escapado con un sistema de impulso genético "podría alterar una fracción sustancial de la población silvestre con consecuencias ecológicas impredecibles, la decisión de utilizar un 'gene drive' debe ser tomada colectivamente por la sociedad", señaló un grupo de científicos en la revista Nature Biotechnology.

En abril, Valentino M. Gant y Ethan Bier, dos biólogos en la Universidad de California, en San Diego, causaron revuelo con un sistema de impulso genético que introdujo un gen de albinismo en moscas de la fruta de laboratorio. Fue asombrosamente eficiente: en espacio de dos generaciones, alrededor del 97 por ciento de las moscas de la fruta estaba pálido. Aunque los impulsos genéticos pueden no extenderse con tanta rapidez en poblaciones naturales, el experimento demostró el enorme potencial del método.

Una ola de artículos que exhortaba a la cautela empezó a aparecer de otros biólogos, que señalaron que si una mosca de la fruta con un sistema de impulso genético se escapara de un laboratorio, podría afectar a las frutas de la mosca a nivel mundial.

Un problema más difícil que la contención es cómo evaluar el efecto ecológico de los sistemas de impulso genético. Incluso algo tan aparentemente benigno como eliminar mosquitos podría tener efectos ecológicos. Otra preocupación es que un sistema de impulso genético puede tener consecuencias no intencionales, al volver a sus especies objetivo más patógenas o al extenderse a otras especies.

Austin Burt, el biólogo que desarrolló toda la teoría de los impulsos genéticos en el 2003, reconoció sus aplicaciones potenciales así como sus peligros. "Claramente, la tecnología descrita aquí no debe usarse a la ligera", concluyó. "Dado el sufrimiento causado por algunas especies, tampoco es una que obviamente debe ser ignorada".