Es importante involucrar a los jóvenes en el sector productivo primario, otorgarles los elementos tecnológicos y de innovación que les proporcionen oportunidades de desarrollo y aumenten el dinamismo en el campo.
Por ello es de suma relevancia que se impulse la ciencia aplicada al sector primario, con el fin de avanzar en áreas claves de investigación que incluye el cambio climático y el desarrollo de variedades agrícolas y pecuarias más resistentes a las enfermedades.
La aplicación de ciencia, innovación y tecnología en el sector agroalimentario nacional ha permitido, en los últimos años, un crecimiento del 74 por ciento en la producción de alimentos, y un superávit en la balanza comercial de siete mil millones de dólares, en esta acción intervinieron, lo que nos permite registrar avances significativos como el crecimiento de 5.3 a siete millones de personas dedicadas a la producción en el campo y la incorporación de más mujeres y jóvenes emprendedores.
El tema de la innovación, su desarrollo y aplicación, favorece la seguridad alimentaria, ya que contribuye a la renovación de ideas, planes y programas, con miras siempre a impulsar un mejor campo, al desarrollo económico y social del país, y esta responsabilidad está en manos de las y los jóvenes.
Por lo que se tienen que alinear planes de estudio de las universidades y centros de investigación a las necesidades de la población juvenil de productores, fortalecer las alianzas público-privadas y orientar la producción con base a la demanda del mercado.
Los y las jóvenes del campo son conocedores de la realidad rural, combinan métodos, conocimientos y uso de la tecnología, influyen de manera positiva y deben ser el centro del desarrollo de todo, así que es fundamental impulsar su crecimiento y desarrollo personal.