Las energías limpias son aquellas que, ya sea por su origen o su modo de obtención, no producen efectos indeseables en el medio ambiente.
Estas energías se producen y se utilizan en el campo favoreciendo en muchos aspectos a las y los productores, por ejemplo, en la reducción de gastos por consumo de energía eléctrica.
Entre las diferentes energías renovables, se encuentra la biomasa, que se crea a partir de productos y residuos de las actividades agrícola, pecuaria, silvícola, acuacultura, pesca, domesticas, así como comerciales e industriales; volviéndose una fuente energética y la que más beneficios le brinda al campo.
La energía creada a partir de la biomasa trae como ganancia al campo el aprovechamiento de los productos y desechos, al mismo tiempo se incentivan el desarrollo y demanda del insumo, la creación de nuevos empleos en el sector agrícola, así como la disminución de la contaminación de suelo y agua, beneficiando tanto la conservación como el mejoramiento del entorno ambiental.
Asimismo, los combustibles obtenidos a partir de cultivos energéticos, como la jatropha curcas, pueden ser utilizados principalmente como combustibles para autos, camiones y tractores y como energía eléctrica para la maquinaria.
El bioetanol es uno de los principales combustibles ecológicos, que puede obtenerse con biomasa rica en hidratos de carbono, y también de cultivos como el sorgo grano, la caña de azúcar, el maíz grano amarillo, entre otros.
Las y los productores agrícolas pueden incluirse al sector energético mediante incentivos que promuevan la siembra de cultivos energéticos, pero sin sustituir la superficie ocupada por cultivos prioritarios para la alimentación humana.
En este tema, la SAGARPA, a través del componente Energías Renovables, fomenta la utilización de energías renovables que contribuyan a mitigar el impacto al medio ambiente, promover la sustentabilidad e incrementar la rentabilidad de los productores.