Mujeres rurales: la fuerza motriz contra el hambre, la malnutrición y la pobreza
En las variadas y vitales funciones que desempeñan -como agricultoras, empleadas, empresarias, cuidadoras o líderes comunitarias- las mujeres constituyen la columna vertebral de las sociedades rurales. Casi en todas partes, hacen contribuciones cruciales a la producción, procesamiento y comercialización de alimentos. De hecho, debido a que las mujeres producen, procesan y preparan gran parte de los alimentos disponibles, son fundamentales para la seguridad alimentaria de sus familias y sus comunidades.
En los países en desarrollo, las mujeres representan el 45 por ciento de la mano de obra agrícola, que va desde el 20 por ciento en América Latina hasta el 60 por ciento en ciertas partes de África y Asia. Las habilidades y la energía de las mujeres rurales permean todas las partes del sistema alimentario y son fundamentales para fomentar la diversificación sostenible de la agricultura, promover la biofortificación, reducir la pérdida y el desperdicio de alimentos y apoyar el procesamiento de alimentos para mejorar la nutrición y la inocuidad de los alimentos.
Mejorar la condición social y económica de las mujeres dentro de sus hogares y comunidades tiene un impacto directo en la seguridad alimentaria y la nutrición, en particular en la nutrición infantil. Por ejemplo, los datos muestran que las mujeres, si se les da la oportunidad de controlar los ingresos adicionales del hogar, tienden a gastar más en alimentos, salud, ropa y educación para los niños que los hombres. Por lo tanto, la igualdad de género es esencial para lograr la seguridad alimentaria y la nutrición, tanto ahora como para las generaciones futuras.
Habilitar y capacitar a las mujeres rurales se traduce en un mejor bienestar general de los niños, los hogares y las comunidades, lo que a su vez contribuye al crecimiento social y económico a largo plazo.
Pasar de la teoría a la acción ¿Qué se puede hacer?
Las pruebas procedentes de África, Asia y América Latina demuestran sistemáticamente que pueden lograrse mejoras significativas en la seguridad alimentaria mediante la ampliación del acceso de las mujeres a los recursos productivos y las tecnologías, incluida la tierra, las oportunidades de mercado, el empleo decente y la protección social y aumentando su papel en la adopción de decisiones En todos los niveles. Las intervenciones de política pueden otorgar poder a las mujeres rurales y ayudar a cerrar la brecha de género en la agricultura y los mercados laborales rurales. Estos incluyen, pero no se limitan a:
• Facilitar el acceso de las mujeres a los recursos agrícolas, la educación, la extensión y los servicios financieros.
• Invertir en tecnologías e infraestructura que ahorran mano de obra y aumentan la productividad, que reducen el trabajo duro de las mujeres y dejan tiempo para actividades más productivas.
• Promover el acceso de las mujeres a empleos decentes y a mercados de trabajo equitativos.
• Aumentar la inclusión de las mujeres en los procesos de toma de decisiones dentro de los hogares, las comunidades y las organizaciones rurales, así como en todos los niveles de gobierno.