A partir de este 2017, la Cámara de Senadores declaró el 17 de agosto de cada año, como el "Día Nacional de las Abejas", a fin de que se reconozca y valore la importancia ambiental, social y económica que estos insectos nos proporcionan.
La apicultura mexicana es de gran importancia económica y ecológica, es una de las principales actividades pecuarias generadora de divisas (72 millones de dólares anuales), todos los productos y subproductos de la actividad apícola, aportan ingresos directos y fuentes de trabajo a las personas involucradas en la cadena productiva.
Por otra parte, las abejas son fundamentales para el equilibrio del medio ambiente, ya que gracias a ellas las plantas pueden fecundarse (polinización cruzada), lo que incrementa el rendimiento en los cultivos agrícolas y hacen posible la producción de alimentos de origen vegetal, materia prima textil e insumos agropecuarios.
Así que dada la importancia de estos insectos, la SAGARPA a través de la Coordinación General de Ganadería (CGG), apoya al sector apícola con el Programa de Fomento Ganadero en sus componentes de Capitalización Productiva Pecuaria; Estrategias Integrales para la Cadena Productiva y el PROGAN Productivo.
En el mismo sentido existe el Programa Nacional para el Control de la Abeja Africana, que proporciona acompañamiento técnico especializado, transferencia de tecnología apícola a productores y técnicos para el manejo integral de la colmena, diagnóstico y prevención de las diferentes enfermedades, y supervisión técnica para criaderos de abejas reina.
Entre las muchas contribuciones de las abejas a la economía mexicana, además de la producción de miel en la que México ocupa el séptimo lugar a escala mundial, destacan: el tercer lugar de México en exportación de miel hacia la Unión Europea, principalmente Alemania y Reino Unido de la Gran Bretaña; el valor de la producción (2015) de 2,400,177 (miles de pesos) y el valor de la exportación de miel (2016) de 93,756,485 USD.
En este Día Nacional de las Abejas, recordemos que necesitamos de ellas para vivir, porque si desaparecen estos polinizadores naturales, lo harán muchas plantas y con ellas los animales herbívoros y los carnívoros, dejando al hombre con muy pocas posibilidades de sobrevivir.