En el marco de este día, debemos reflexionar sobre la responsabilidad que tenemos de preservar la diversidad y la forma en que podemos disminuir el impacto que las actividades primarias tienen en ella.
El crecimiento de la población y la necesidad de garantizar su alimentación requiere un esfuerzo importante para incrementar la producción de alimentos, y para ello es prioritario la renovación del campo mexicano para convertirlo en un sector estratégico y de desarrollo de las regiones rurales, pero sin olvidar el compromiso con la sustentabilidad.
México es centro de origen y diversificación de muchas especies vegetales y la gran agro-diversidad existente en el territorio nacional junto con los conocimientos tradicionales que poseen los pueblos originarios representan una inmensa oportunidad para favorecer la producción sustentable de alimentos y la consolidación económica de un sector agroalimentario actualmente en crecimiento. (SAGARPA, 2016)
Afortunadamente existen numerosos ejemplos exitosos de actividades agrícolas sustentables como la producción de café en sistemas agroforestales con más de 100 mil hectáreas cultivadas, y se sigue avanzando de manera importante a través de la inclusión de objetivos, metas y líneas de acción vinculados a la conservación y uso sustentable de la biodiversidad.
En la actualidad algunas zonas rurales de México presentan problemas de degradación ambiental ocasionados por sistemas de producción ganadera y agrícola manejados de manera inadecuada que impactan en los recursos que se utilizan, por lo que considera que el gran desafío global es el incremento de la producción alimentaria a través del ordenamiento en las actividades productivas.
Así concluimos que las acciones dirigidas a la pequeña agricultura, encaminadas a la conservación, uso sustentable de suelo y agua, desarrollo de capacidades y extensionismo; así como todo lo que contemple la sustentabilidad de recursos genéticos, recuperación de suelos, y aprovechamiento de energías renovables,
