El Instituto Nacional de Investigaciones Forestales, Agrícolas y Pecuarios (INIFAP) hace algunas recomendaciones para producir forraje con cereales de grano pequeño, tolerantes a plagas y enfermedades, además de su alto rendimiento y adaptación a climas fríos.
Investigadores del Instituto aseguran que aplicación de tecnología en el barbecho, rastre del terreno, medir las condiciones de temporal y riego, el método de densidad de siembra y la fertilización, permiten el control de plagas y enfermedades para la producción de forraje con granos pequeños de alta calidad.
La producción de forrajes cultivados se considera una actividad de primer orden porque son la base de la alimentación en los sistemas de producción pecuarios intensivos y un complemento en la dieta de los animales manejados bajo condiciones de pastoreo extensivo..
Los cereales de grano pequeño como la avena, cebada, trigo, triticale y centeno son cultivos muy aceptados y utilizados para producir forraje porque tienen un buen potencial de producción y son más eficientes en el uso del agua que otros cultivos.
La calidad nutritiva de su forraje es alta cuando se cosechan en su etapa óptima, por lo que se puede utilizar en cualquier etapa fisiológica del ganado; son versátiles en su uso porque se pueden henificar, ensilar pastorear, lo que da al productor flexibilidad en el manejo de su explotación.
Además, se pueden producir todo el año ya que hay variedades de primavera e invierno y algunos de ellos, como el centeno, tienen una excelente tolerancia al frío; su ciclo de producción es corto por lo que se pueden integrar en patrones de producción de más de un cultivo al año.
Por último, los especialistas del INIFAP recomiendan no cosechar cereales en la etapa de floración, toda vez que en esta etapa de desarrollo tienen el valor nutritivo más bajo, dado que aumentan los contenidos de fibra y lignina.
En México anualmente se producen 51.1 millones de toneladas de forrajes para la alimentación del sector pecuario.