La aplicación de buenas prácticas agrícolas facilita el desarrollo de la agricultura sostenible enfocada a la seguridad alimentaria y a la ordenación de los recursos naturales.
El llevar alimentos del campo a la mesa involucra muchos procesos (siembra, cultivo, cosecha, transporte, empaque, almacenamiento y distribución) en los que los productos están expuestos a diversos manejos, así como al contacto con material y equipo, por lo que con el fin de disminuir los riesgos por contaminación y descomposición se establecen las buenas prácticas agrícolas.
Las buenas prácticas agrícolas de manejo en campo y empaque, tienen como objetivo establecer estándares que aseguren la inocuidad de éstas áreas en un nivel aceptable que facilite la producción consistente de productos alimenticios seguros y limpios.
Las buenas prácticas agrícolas en campo inician desde la selección del terreno y sus alrededores, la calidad del agua de riego, la aplicación de plaguicidas, la higiene y sanidad del trabajador así como de las instalaciones sanitarias, entre otras.
Las buenas prácticas agrícolas en el empaque incluyen tópicos como las instalaciones, el diseño y la construcción de la planta y el equipo, el control de plagas, las prácticas de proceso y las prácticas personales, entre otros.
Las buenas prácticas además de estar orientadas a cuidar la salud humana, protegen el medio ambiente, pues con ellas se evita la contaminación del agua y suelo, se realiza un manejo racional de agroquímicos y se protege la biodiversidad.
¿Sabías que?
Las buenas prácticas agrícolas buscan comprometer al productor a crear un balance entre la adecuada utilización de los recursos (agua, tierra, plantas), sin agotarlos, destruirlos, ni contaminarlos, manteniendo vivo el sistema productivo al respetar el ambiente.