Abrir nuevos canales de venta o comercialización genera una sana competencia que obliga a adecuar la calidad a la de los productos extranjeros, beneficiando al consumidor.
Es oportuno mencionar que los mercados abiertos para bienes, servicios e inversión ayudan a los países a usar sus recursos (humanos y físicos), de forma eficiente; concentrando de ese modo su producción donde es más competitiva. Y con el paso del tiempo, también trae beneficios "dinámicos” a medida que el comercio fomenta mejoras tecnológicas y una mayor productividad.
Un entorno más competitivo fomenta la innovación y aumenta la productividad, pero más allá de la transferencia directa de tecnología, hay una contribución indirecta ya que el comercio sirve para bajar los precios y, por consiguiente, el costo de acceder a tecnologías superiores.
Las condiciones esenciales del marco para la innovación incluyen entornos macroeconómicos sólidos, una cultura sana de competencia, normas eficaces, una fuerza laboral calificada y con buena preparación académica. Los negocios en sí mismos también deben estar preparados para adoptar los cambios culturales necesarios y aprovechar las nuevas oportunidades.
Todos los conceptos anteriores los cumplen los jóvenes de la nueva generación de emprendedores, por ello, sus historias son historias de éxito.