Es cierto, lo confieso: ¡Me encanta viajar! aunque claro, muchos me han escuchado renegar del lío que hoy significa moverte de sitio en sitio; además, de lo agotador que suelen ser los horarios de vuelo. Esto, consecuencia de las aerolíneas que están recortando sus salidas y las numerosas filas que conlleva hacerlo: la fila para documentar tu vuelo, la de seguridad, la que haces para subir al avión, la de migración y aduanas, la del taxi, etc.
También, los hoteles no dejan de ser parte de la tortura mientras despiertas y titubeas unos segundos para recordar en dónde estás y en qué horario te encuentras, aunque a veces puedas gozar de un buen colchón, lujos o un buen baño con agua caliente. Sí, es duro viajar y más al ritmo que su servidor lo ha hecho durante su vida profesional; pero, debo confesar que estos viajes me han hecho una mejor persona, pues gracias a ellos tengo una percepción más amplia, conozco diferentes culturas y he hecho muchos amigos.
Recientemente regresé de una gira por Centroamérica y el Caribe; en la cual, me di cuenta que en el sector agropecuario somos muy parecidos a otros países. Ya les había platicado con anterioridad sobre los foros o actividades mundiales a las que mi trabajo me ha llevado, donde he escuchado con orgullo a los agricultores hablar de su clima, tierra y vocación. Sin embargo, hacen enfática la idea de que su gobierno los tiene abandonados, pues no hay apoyo al sector y las cuestiones oficiales no funcionan.
Asimismo, veo gratamente en diversas naciones que el gobierno actualmente se está involucrando en gran manera; pues se nota la preocupación de impulsar al sector rural a través de la búsqueda de políticas de desarrollo, inversión y fomento a las exportaciones. Lo Interesante de este análisis, es que nos sirve para percatarnos que hay lugares en todo el mundo que están pasando por un momento histórico, que otros ya vivieron; a su vez, posiblemente esto sea visto como un ligero atraso con respecto a otros países.
La teoría de la relatividad del tiempo nos dice que es posible viajar del futuro al pasado, mientras esto sea factible, yo me he percatado que viajar de una latitud a otra permite ver que mismas historias se repiten. Además, de visualizar cómo los errores estratégicos que una nación ya cometió se están repitiendo nuevamente en otra; y esto, es tan cercano como ser un viajero en el tiempo.
Actualmente observo que muchos países están interesados en el desarrollo agrícola incorporando mejores tecnologías y políticas de fomento a las exportaciones. Hay asuntos legales que necesitan crecer en temas de una agricultura más tecnificada, ya que se acepta cualquier proveedor que tenga financiamiento de su país de origen; sin embargo, no se hace un esfuerzo por validar, regionalizar o tropicalizar tecnologías. Inexplicablemente nos damos cuenta que se sigue el mismo patrón fallido una y otra vez.
Irónicamente se acepta la adquisición de autos costosos para transitar por caminos y envíen a un extranjero para enseñarnos cómo manejar el sofisticado carro por un camino pedregoso. ¿Acaso no deberíamos de pensar en tener una camioneta hecha para caminos rurales? Por otro lado, se siguen haciendo proyectos bajo el viejo concepto de productividad, en el que sólo interesa sacar producción a cambio de los recursos invertidos; pero no se preocupan por la rentabilidad, competitividad y sustentabilidad.
Durante una de mis visitas impartí una plática en la que me preguntaron qué era lo primero que la política pública debe considerar para el desarrollo productivo en agricultura. Rápidamente mi respuesta fue: “COMPETITIVIDAD”, ya que ésta debe ser la columna vertebral de toda política pública que fomente agricultura protegida para mercados de exportación. ¿Y qué quiere decir esto? Desde la experiencia de México hay 3 sencillos puntos:
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Cumplimiento de las expectativas del cliente: En torno a la calidad, seguridad y presentación. También acatar los requerimientos oficiales de origen y destino; en la industria de perecederos, hoy ser competitivo significa tu derecho a ingresar al mercado.
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Orden comercial. Es necesario establecer reglas y lineamientos que promuevan un correcto ordenamiento de la oferta. Además crear oportunidades de mercado, hacer inventarios de la infraestructura instalada y a las empresas exportadoras clasificarlas por su capacidad productiva y competitiva; además, vigilar que no haya saturaciones en las mismas.
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Innovación. Por ejemplo para muchos países la agricultura protegida es algo nuevo; pero en el mercado que se piensa atacar, realmente ya no lo es tanto. Si pretenden entrar exitosamente, su política debe promover las innovaciones que los hagan diferentes, tales como: logística, empaques, producto, industrialización, etc.
Las políticas públicas deben impulsar empresarios, colaborar con gente dispuesta a hacer las cosas correctas, contribuir en un orden y tratar de satisfacer necesidades reales de los mercados destinos. Es bueno alinear políticas de fomento empresarial con desarrollo social; sin embargo, hay que tener en cuenta que el objetivo será fomentar la industria agrícola y a consecuencia, vendrá el desarrollo social.
De manera personal, creo que es sano el intercambio de experiencias, pues con esto se aprende de los errores de otros. Quizás hoy México se ha convertido en una potencia de agricultura protegida, gracias a errores y fracasos que han encontrado la fórmula de éxito. Si de algo sirve esta perspectiva, estoy a la orden para responder, pues ya confesé que me gusta viajar. No creo necesario un viajero en el tiempo para ver si de las políticas y estrategias trazadas resultarán los beneficios esperados. Sólo existe un ingrediente requerido: la humildad de querer aprender de los errores.
Alguien dijo que: “El tonto ni de sus errores aprende. El inteligente aprende de sus propios errores, pero el muy inteligente toma experiencia de los errores ajenos”.
¡De los errores se aprende y los aciertos se imitan!