Ser un productor orgánico implica un mayor conocimiento de la naturaleza y de su funcionamiento, así como mayor responsabilidad por lo que exige mayor preparación técnica, un nivel cultural y un compromiso con el trabajo mayor que en la producción convencional.
En la agricultura orgánica se pueden obtener altos niveles de productividad, evitando al mismo tiempo todo tipo de riesgos de contaminación química para el trabajador rural, para el consumidor final y para el medio ambiente. También es posible obtener una producción sostenida y contribuir simultáneamente a la conservación y recuperación de los recursos naturales.
La agricultura "orgánica", "biológica" o "ecológica" es una forma de producción de animales o vegetales basada en una buena gestión de dichas reglas. En esta modalidad de producción agrícola no se usan productos sanitarios, pesticidas, fungicidas, fertilizantes, aditivos u otro tipo de compuestos obtenidos a partir de síntesis química.
Todo incremento energético en un sistema productivo que no se traduce en un aumento de la diversidad y/o de la actividad biológica integral, produce una degradación del sistema.
Éstos son algunos principios básicos para la producción orgánica:
Los nutrientes son normalmente productos liberados por los organismos vivos que habitan el suelo.
Los vegetales se mantienen sanos y resisten mejor el ataque de plagas y enfermedades si están bien alimentados.
Una buena estructura del suelo permite una acumulación de agua y un intercambio de gases óptimo para el crecimiento de los cultivos.
La prevención de enfermedades es la mejor forma de evitarlas.
El control sanitario es más efectivo es cuando se tiene la producción objetivo aislada de fuentes permanentes de inóculo de parásitos, plagas y enfermedades..
La rotación de cultivos evita la proliferación de plagas y enfermedades.
La implantación de multicultivos optimiza la utilización de los recursos productivos.
La mecanización racional optimiza el uso de entradas de energía disminuyendo los esfuerzos del trabajador.
El control de microclimas con estructuras de protección y control de los factores climáticos potencializan la producción y evitan la aparición de plagas y enfermedades.
La dosificación de agua en forma adecuada para cada cultivo mejora la asimilación de nutrientes y el intercambio gaseoso de las raíces.
El control de plantas competidoras (malezas), es necesario realizarlo con tácticas de prevención, lo que facilitará el uso de energía para su control.
