La agricultura protegida es la principal tendencia en agricultura mundial en lo referente a producción hortícola y floral.
Entre los países que tienen superficie de cultivo con agricultura protegida, México se ha posicionado del séptimo lugar.
España, Holanda e Israel, se encuentran entre los principales países que exportan tecnología en construcción de invernaderos, destacando estos dos últimos, llamando la atención la ventaja que han sacado al no tener las condiciones ambientales idóneas para el desarrollo de la agricultura durante todo el año.
Holanda afectada parte del año por inviernos fuertes y con una menor superficie de cultivo, comparados con los que se tienen en México. En el caso de Israel es evidente que las condiciones agroclimáticas los han llevado a desarrollar y evaluar tecnología eficiente, pero que les reditúa más exportarla que implementarla.
Una vez más vemos en este sentido, las grandes ventajas agroclimáticas con las que cuenta nuestro país, ya sea para producciones a campo abierto o mediante sistemas de agricultura protegida.
El reto en materia alimentaria requiere de sistemas de producción más eficientes, no sólo para el aprovechamiento de los recursos con los que se cuenta, sino también para incrementar la producción tanto para el suministro nacional como para los mercados internaciones.
De acuerdo con datos de SAGARPA, la diferencia entre producir a cielo abierto y con agricultura protegida es de un incremento que para el caso de algunos cultivos puede llegar a se hasta del 1,250 porciento. Adicional a este sustancial incremento en la producción se tiene el valor agregado de que genera ocho empleos por hectárea.
Como ejemplo de lo anterior se tiene la producción de jitomate, en campo abierto la producción es de 40 toneladas por hectárea, a campo abierto con sistemas de fertirrigación es de 120 toneladas por hectárea, pero si ésta se realiza con malla de sombra es de 280 toneladas por hectárea. Cuando la producción se realiza en invernaderos que cuenten con tecnología moderada se producirán 350 toneladas, si el nivel de tecnología en el invernadero es alto, se obtienen hasta 500 toneladas. Lo atractivo de la producción de esta hortaliza en invernaderos, se ve reflejado en ser el cultivo que ocupa el 70% de la superficie de invernaderos.
No hay que esperar a que se presenten las mejores condiciones climáticas para cosechar ganancias, ya que en un invernadero se presentan durante todo el año.
De acuerdo con estos datos, no queda la menor duda que en gran parte el futuro de la agricultura nacional debe de estar dirigido a la implementación de una mayor superficie de agricultura protegida. La cual no debe de verse únicamente como una opción para agricultores con recursos. Este tipo de agricultura debe de presentarse como una alternativa para generar núcleos de desarrollo en el medio rural. Las asociaciones de agricultores deben de poner en la mira la implementación de esta tecnología, no sólo a cultivos hortícolas tradicionales, sino también direccionarla a nichos de mercado que presentan una demanda a la alza tanto en mercados nacionales como internacionales, tal es el caso de los orgánicos, gourmet y étnicos. Aunado a lo anterior también se debe de tener presente las repercusiones sociales que tiene la implementación de esta tecnología, la cual genera 8 empleos por hectárea.
Si bien los costos de inversión son altos, ésta se recupera ya que además de generar mayores rendimientos, se reducen los costos de insumos y se puede llegar a una optimización de los recursos.
El manejo de las condiciones ambientales en los invernaderos repercute en la obtención de producciones de mayor calidad, lo cual contribuye al posicionamiento en los mercados. En los cuales México tiene ventaja geográfica.
Los invernaderos son una opción de aprovechamiento en lugares que no presentan condiciones adecuadas para la agricultura, bien se trate de suelos pobres, escases de agua o por condiciones climáticas extremas. Su objetivo es reducir los riesgos de producción.
La situación de suministro de agua para tierras agrícolas se encuentra en un punto crítico. Ya no sólo se trata de eficientar el aprovechamiento de la existente, a través de sistemas de riego más competentes. La implementación de estos en los invernaderos permite la reutilización de la misma. O como el caso de algunos invernaderos europeos que aprovechan agua marina para enfriamiento de los mismos.
La agricultura protegida en México ha tenido un crecimiento principalmente orientado a la implementación de casas sombra e invernaderos de baja tecnología. Esto evidentemente que esta situación es un reflejo de los costos de implementación. Un invernadero de baja tecnología tiene un costo por m2 de $70, de media tecnología de $250 m2 y de alta tecnología de $1500 m2. Si bien la diferencia de inversión es considerable, va de la mano con las diferencias en rendimientos por unidad de producción.
En cuanto a materiales, también encontramos sustanciales diferencias, sólo el 1% de la superficie nacional de invernaderos es de vidrio, el 50% don casas sombras y el 48% son invernaderos de plástico.
Actualmente hay una demanda anual de 1,200 ha de invernaderos, se espera que ésta se incremente para el año 2015 a 1,500 ha.
Con los datos anteriores podemos ver con claridad que la tendencia a la implementación de una mayor superficie agricultura protegida en México se encuentra a la alza. Las ventajas económicas y sociales en la utilización de las nuevas tecnologías superan la inversión que conllevan.
Ing. Agr. Norma Ordoñez
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