Algunos investigadores han concluido que es posible alimentar a la población del mundo con agricultura orgánica.
Cientos de estudios se han publicado, proporcionando clara evidencia de que la agricultura orgánica puede ser rentable para los agricultores y generando suficiente alimento para el mundo.
Existe un estudio “Agricultura orgánica en el siglo XXI” de la revista Nature Plants, escrito por John Reganold, que es profesor regente de ciencias del suelo y agroecología, también candidato a doctorado Jonathan Wachter.
En este primer estudio, se analizan 40 años de ciencia, en el que comparan la agricultura orgánica con la convencional en los cuatro objetivos sostenibles: Productividad, economía, medio ambiente y bienestar común.
“Existen cientos de estudios científicos que muestran que la agricultura orgánica debería de ser más considerada en la alimentación mundial”, dijo Reganold. En los últimos 15 años estos estudios se han disparado. Hace 30 años, sólo había un par de estudios comparando ambos tipos de agricultura”.
Algunos críticos durante años han argumentado que la agricultura orgánica no es eficiente, debido a que se necesita más tierra para producir la misma cantidad de alimento.
Actualmente la producción agrícola orgánica solo es representada por el 1% de la tierra a nivel mundial.
Cuando existe una severa sequía, (se espera que aumenten con el cambio climático) los cultivos orgánicos tienen el potencial de producir altos rendimientos debido a la mayor capacidad que tienen para retener agua.
Aunque aparentemente los rendimientos pueden ser más bajos, la producción orgánica es más rentable para los productores ya que el consumidor está dispuesto a pagar más.
Estos precios más altos justifican la compensación de los agricultores por proporcionar agricultura orgánica evitando el daño ambiental.
La producción orgánica demuestra los beneficios ambientales, en general los cultivos orgánicos almacenan más carbono en el suelo, teniendo mayor calidad del mismo y reduciendo su erosión, también crea menos contaminación del suelo y de agua, menos emisiones de gases con efecto invernadero, más eficiente ya que no depende de fertilizantes sintéticos o pesticidas. Está asociada también, a mayor biodiversidad de plantas, insectos, animales y microbios, al igual que la diversidad genética.
La biodiversidad va en aumento con los servicios que nos brinda la naturaleza, la polinización, la capacidad de los sistemas agrícolas para adaptarse a las condiciones cambiantes.
La alimentación mundial, no sólo es cuestión de rendimiento, también de examinar el desperdicio y distribución de alimentos.
Estamos produciendo alimentos suficientes para 7 mil millones de personas, pero desperdiciamos entre el 30 y 40%. Así que no es sólo cuestión de producir suficiente, también debemos pensar en respetar el medio ambiente y hacer llegar los alimentos a quienes los necesitan.
Reganold y Wachter sugieren que ningún tipo de agricultura puede alimentar al mundo, por el contrario, lo que se necesita es un equilibrio de sistemas. “una combinación de sistemas agrícolas orgánicos y otros sistemas innovadores, incluyendo la agroforestería, agricultura integrada, agricultura de conservación, cultivos mixtos, ganado y sistemas aún no descubiertos”.
Recomiendan cambios políticos para abordar las barreras que obstaculizan la expansión de la agricultura orgánica, la falta de acceso a la mano de obra, mercados y falta de infraestructura adecuada para el transporte y almacenaje de alimentos.
Las herramientas legales y financieras son importantes y necesarias para fomentar la adopción de prácticas agrícolas sostenibles e innovadoras.
