En la actualidad, México ocupa el sexto lugar a nivel mundial en agricultura protegida, entre los cultivos que más se producen bajo este sistema están el tomate rojo, fresa, pepino, chile, frambuesa, arándano y rosas.

De acuerdo con la Organización de las Naciones Unidas (ONU), en 2019 se perdió alrededor del 70 por ciento de cultivos en Centroamérica a causa de fenómenos meteorológicos extremos y la sequía afectó el 60 por ciento del territorio mexicano, lo cual, limitó el desarrollo de la agricultura.

Dadas estas circunstancias, la agricultura protegida cobra importancia, al ser una opción accesible para proteger los cultivos de los cambios medioambientales.

En la actualidad, México produce el 50 por ciento de los cultivos a través de horticultura protegida y el otro 50 por ciento a campo abierto.

La industria de la agricultura protegida exporta más de 3.2 millones de toneladas anuales con un valor comercial superior a los 3,000 millones de dólares, según la Asociación Mexicana de Horticultura Protegida A.C. (AMHPAC).

Esto significa que una superficie de 46 mil 709 hectáreas a nivel nacional se encuentra ocupadas por sembradíos en invernadero, macrotúnel y malla sombra, acorde con el Sistema de Información Agroalimentaria de Consulta (SIACON).

El crecimiento de la agricultura protegida ha sido exponencial al pasar de sólo 700 hectáreas (has) a 23 mil 250 has entre los años 2000 y 2015, según el Servicio de Información Agroalimentaria y Pesquera (SIAP).

El estado que ocupa el primer lugar en este tipo de agricultura es Sinaloa, con 4 mil 744 hectáreas; seguido de Jalisco con 3 mil 310; Baja California con 2 mil 647; Estado de México mil 624 hectáreas; Chihuahua con mil 496; Sonora con mil 175; Puebla con mil 045; Michoacán con poco más de mil; San Luis Potosí con 894, Baja California con 798 y Guanajuato con 655.

Esto indica, que el 60 por ciento de la producción en invernaderos se destina a exportaciones y 70 por ciento corresponde a tomate. El nivel tecnológico de los invernaderos también varía y va de lo rústico hasta lo más sofisticado con tecnología de punta que usa sistemas computacionales para controlar temperatura, humedad y riego.

A manera de comparación se puede mencionar que la producción a campo abierto es de alrededor 40 toneladas por hectárea, en cambio en Agricultura Protegida se obtienen 300 toneladas por hectárea, en el caso del tomate y/o jitomate. Este cultivo es la principal hortaliza que se produce bajo este esquema, cinco de cada 10 instalaciones son de esta hortaliza.