“Producir es el objetivo de un agricultor y con ello obtener beneficios. Sin embargo, para lograrlo, también es importante prevenir cualquier panorama que pueda generar pérdidas para el mismo”.

En el presente contenido para la producción de berries orgánicos se muestra un resumen de las prácticas culturales y de manejo de plagas, incluyendo temas que tienen un impacto en la mejora de la salud de las plantas y la reducción de los problemas de plagas.

La calidad interrelacionada de los sistemas de cultivo orgánico hace que cada sección sea relevante para las demás. De todos los cultivos frutales que se cultivan en el noreste, los arándanos se encuentran entre los más aptos para la producción orgánica. Los problemas de plagas son menores que con la mayoría de las otras frutas, utilizan preferentemente nitrógeno amónico, que es un producto de degradación directa de fuentes de nitrógeno orgánico como el estiércol.

Incluso con estas ventajas, se necesita más investigación sobre el cultivo orgánico de arándanos, especialmente en el área de control de plagas. Reconocemos que los medios efectivos de control orgánico no están disponibles para algunas plagas.

El mayor desafío es la introducción relativamente reciente de la drosófila de alas manchadas en el medio ambiente. Esta plaga es difícil de controlar y afecta más a las variedades de maduración tardía, que a las de fructificación temprana. Algunos productores están instalando mallas finas sobre sus plantaciones para eliminar esta y otras plagas como pájaros y escarabajos japoneses.

Plan de Sistema Orgánico

Un Plan de Sistema Orgánico (OSP) es un requisito central para el proceso de certificación. El OSP describe los sistemas de producción, manejo y mantenimiento de registros, demuestra a los certificadores una comprensión de las prácticas orgánicas para un cultivo específico. El proceso de desarrollo del plan, ayuda a los productores a anticipar posibles problemas y desafíos, fomenta el pensamiento del cultivo como un sistema completo. El manejo del suelo, los nutrientes, las plagas y las malezas están interrelacionados en los cultivos orgánicos y deben manejarse en conjunto para el éxito.

Salud del suelo

Un suelo sano es la base de la agricultura ecológica. La descomposición de los materiales vegetales incorporados antes de plantar arándanos, dará soporte a un grupo diverso de microbios, incluidos aquellos que descomponen la materia orgánica en nutrientes disponibles para las plantas, así como otros que compiten con los patógenos de las plantas en el suelo y en la superficie de las raíces. El cultivo de cobertura para promover un suelo saludable debe iniciarse uno o dos años antes del establecimiento de la plantación. Después del establecimiento, la adición regular de mantillo alrededor de las plantas, contribuye a un ecosistema de suelo saludable. Las adiciones regulares de materia orgánica en forma de composta, aserrín, astillas de madera o estiércol crean un suelo biológicamente activo, con buena estructura y capacidad para retener nutrientes y agua. Sin embargo, los compradores pueden exigir un período de más de 120 días entre la aplicación y la cosecha.

La mayoría de los productores de arándanos, prefieren aplicar un mantillo duradero como astillas de madera o aserrín en sus arándanos, ya que se descompone lentamente y no es necesario volver a aplicarlo anualmente. Algunos productores pueden tener una fuente económica de paja; si se usó paja como cama para animales, nunca debe aplicarse dentro de los 120 días posteriores a la primera cosecha. Los productores orgánicos deben prestar atención a la conexión entre el suelo, los nutrientes, las plagas y las malezas para tener éxito.

Selección del sitio

Para la producción orgánica de arándanos, no se puede dejar de enfatizar la importancia de la selección adecuada del sitio. Los arándanos son un cultivo perenne, lo que significa que las decisiones tomadas sobre la selección del sitio y la mejora antes de la siembra, afectarán todos los aspectos de la producción en los años venideros. Una vez que se plantan los arándanos, es muy difícil hacer cambios importantes para mejorar el suelo y el drenaje del aire, o para labrar el suelo, el pH o el estado de los nutrientes. Mejorar la estructura del suelo o eliminar las capas de compactación del suelo en una plantación de arándanos establecida rara vez tiene éxito.

Considere que un suelo ideal para arándanos debe tener un pH de 4.5, tener 18 pulgadas o más de profundidad de raíces y estar bien drenado; estos requisitos hacen que sea imperativo realizar las mejoras necesarias en el sitio antes de plantar. Suponiendo que el pH del suelo sea de 4.5 o que se pueda ajustar a ese nivel, todavía hay tres criterios restantes que deben cumplirse antes de que los arándanos puedan cultivarse con éxito en un sitio determinado: textura apropiada del suelo, buen drenaje interno del suelo y bajo contenido de calcio en el suelo.

Evite los suelos arcillosos ya que tienden a no drenar bien debido al pequeño espacio de los poros; además, las raíces fibrosas de los arándanos tienen dificultades para penetrar en suelos pesados. Evite suelos con alto contenido de calcio (>2000lb/acre o >1000ppm), que tampoco son aceptables para la producción de arándanos. Incluso con un pH bajo, el calcio alto interferirá con la fisiología de la planta. Los sitios que no cumplan con ninguno de los tres criterios no deben sembrarse con arándanos. Las enmiendas del suelo (por ejemplo, composta, turba, arena) pueden ayudar a aliviar estas condiciones a pequeña escala, pero los ajustes a gran escala no serían económicos. El clima juega un papel fundamental, en la selección del sitio también.

El macroclima, el mesoclima y el microclima de un sitio de arándanos, juegan un papel importante en la selección de variedades y la rentabilidad potencial. De particular importancia son el potencial de heladas primaverales, las temperaturas mínimas invernales, la duración de la temporada de crecimiento y la acumulación de calor durante la temporada de crecimiento. Las plantaciones de arándanos deben plantarse lejos de cualquier pariente silvestre o plantaciones abandonadas, que pueden servir como reservorios de plagas y enfermedades.