“Es importante mejorar la capacidad de las metodologías que envuelven a la nutrición y seguridad dentro de la agricultura y alimentación. Ya que debe considerarse una coherencia y coordinación en todos los sectores para acreditar una disponibilidad suficiente, estable y sustentable.”
La seguridad alimentaria es un tema que se ha puesto sobre la mesa de debate en diversos organismos tanto nacionales como internacionales como son: la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y Agricultura (FAO) y la Organización de las Naciones Unidas (ONU). Situación que se ha convertido en prioridad, ya que para el año 2050, se espera que la población mundial llegue a más de 9 mil 600 millones de personas y para cubrir una demanda tan grande, se deberán adaptar los sistemas agrícolas y alimentarios al cambio climático, para que los cultivos sean más resilientes, productivos y sostenibles.
Por otro lado, debe existir el impulso a pequeños y medianos productores, a través del trabajo en la resolución de las causas, más no los efectos. Es decir, circunstancias como la falta de tecnología, el insuficiente conocimiento técnico, la ausencia de financiamiento y de oportunidades de mercado, los comienza implementando ese trabajo en Educampo, la Fundación Mexicana para el Desarrollo Rural y la organización civil, que en su composición cuenta con tres componentes: Educación Social Básica para el desarrollo humano, Proyecto Productivo para el desarrollo económico y la organización para el ámbito social, o bien, para la conformación de una empresa rural.
Los expertos señalan, que México puede ser una potencia mundial en el ámbito agropecuario, si se impulsa mucho más al campo, a las y los productores nacionales, además de contar con el potencial y recursos naturales suficientes; por ejemplo: somos el cuarto productor mundial de alimentos orgánicos, Oaxaca, Chiapas y Michoacán concentran casi el 50% de la superficie destinada a esta actividad.
Aunado a ello, FAO argumenta la posibilidad de alimentar a 150 millones de personas más en el mundo, si las productoras y trabajadoras agrícolas se encontraran bajo las mismas condiciones que los hombres. Actualmente las mujeres rurales representan el 43% de la mano de obra agrícola, de las cuales, reciben en promedio un salario 25% menor al de los hombres.
A pesar de los diferentes obstáculos en el desarrollo rural, el panorama nacional y mundial para el campo es optimista, ya que en la actualidad se replantean estrategias de intensificación y fortalecimiento de políticas públicas y programas, que en un futuro aseguren la alimentación y se promueva la equidad, se erradique la pobreza rural y mejore la economía nacional, a partir de la exportación de alimentos.
