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Poner en práctica el desarrollo de un cultivo, no siempre resulta fácil. Hay que tener la información correcta que nos permita hacer eficientes nuestros recursos sin dejar de mencionar el suelo donde pondremos nuestra próxima producción.”

Por: Gabriela López

Edilberto Avitia García

En la mayoría de las huertas de arándano, se maneja convencionalmente según las guías de cultivo establecidas. En el manejo orgánico de huertas de arándano, la fertilización es uno de los principales problemas a los que se enfrentan los productores, al cambiar de producción convencional a orgánica. La base para el manejo de la fertilidad del suelo en sistemas de producción orgánica, consiste en una incorporación importante de materia orgánica, que permita mejorar las características del suelo a largo plazo. En casos de deficiencias nutrimentales, será posible emplear diversos fertilizantes de origen orgánico o mineral como suplemento, que puede ser: harina de roca, harina de pescado, harina de soya y semilla de algodón.

Los arándanos tienen bajos requerimientos de nutrimentos, además son sensibles a los excesos de fertilización, aunque su manejo nutrimental es un factor de mucha importancia en la productividad y calidad de la fruta producida. Los elementos como el potasio están asociados con el rendimiento, el calibre y firmeza de la fruta; el calcio con la firmeza, sanidad y aumento de vida en pos-cosecha, que deben ser ajustados en los programas de manejo nutrimental del cultivo.

Mientras mejor conocimiento se tenga respecto a las necesidades nutrimentales del arándano para diferentes escenarios de producción y ambientes productivos, como de los diversos cultivares que existen, se podrán precisar los programas de manejo nutrimental e incluso optimizar la relación producción-calidad. Por ello algunos autores reportan crecimientos adecuados en arándanos, en suelos con baja fertilidad sin aplicaciones de fertilizantes. Pero en ocasiones, las aplicaciones regulares de fertilizantes son necesarias para cultivos comerciales. Los arándanos se han adaptado a condiciones de suelo ácido, donde los mejores crecimientos y productividad, se obtienen con suelos en un intervalo de pH de 4.0 a 5.5, donde la disponibilidad de nutrimentos en el suelo se ve limitada y con ello se reduce la cantidad de los mismos, que podrían ser absorbidos por la planta.

Las raíces de las plantas de arándano son poco profundas y carentes de pelos radicales, lo cual limita el área de la superficie de contacto con el suelo, así como en hábitats naturales que son colonizadas por un tipo de hongo llamado micorriza ericoidal. Una vez que la cantidad de los nutrimentos se define, se necesita establecer el método de aplicación.

Los fertilizantes se pueden aplicar al voleo, en el riego o a través de aplicaciones foliares, también puede emplearse la combinación de algunos métodos. Esta decisión, dependerá de los factores técnicos y económicos, cuya exploración debe basarse en el análisis del suelo y plantas, así como información sobre condiciones ambientales, manejo y comportamiento de las plantas, además de la experiencia en el cultivar. Esta fertilización puede ocasionar cambios en el crecimiento de la planta, su desempeño o estado nutrimental. Cabe señalar que los resultados pueden variar año con año, así como de huerta en huerta. Para la obtención de óptimos rendimientos, las plantas deben tener niveles suficientes de nutrimentos todo el tiempo.

Las deficiencias o excesos de nutrimentos, pueden impactar sobre la producción y calidad del fruto. Lo importante en esto, es de acuerdo a la magnitud, oportunidad y duración de la desviación de los niveles óptimos nutrimentales. Ya que las plantas interactúan con el ambiente para generar el crecimiento. Por lo que la cantidad de crecimiento y el balance vegetativo y reproductivo, determinan la producción.

La nutrición se basa en la interacción entre el suelo y la planta, esas condiciones específicas maximizan el crecimiento de la raíz, la absorción de agua y nutrimentos. Para que ocurra el crecimiento, el suelo debe satisfacer ciertas condiciones biológicas, físicas y químicas. Las plantas al contener minerales esenciales para su metabolismo, crecimiento y desarrollo, incluyendo la etapa reproductiva, asumen el principio de la esenciabilidad, en la que un elemento es requerido por la planta para completar su ciclo y no puede ser reemplazado por cualquier otro elemento.

En huertas de arándano el fertilizante se aplicó en el suelo, además que las aplicaciones fueron concentradas a comienzos de la estación, cuando el crecimiento de la raíz es escaso y cuando las pérdidas de nutrimentos es alta. A pesar de mostrar un pH bajo, se redujo la tasa de nitrificación, además de formarse nitratos en alto nivel y una porción de N se aplica en forma de amonio y perdido por lixiviación. Por lo que se demuestra la ineficiencia que se tiene en el manejo de N, no solo para el arándano, sino para la mayoría de los cultivos.

Las plantaciones jóvenes al expandir su vegetación, el balance entre crecimiento vegetativo y reproductivo cambia de una estación a otra, lo que dificulta estimar la cantidad de fertilizante requerido para la satisfacción de esas necesidades. Algunas guías publicadas en la literatura, muestran el amplio rango de niveles recomendados en diferentes zonas. Estos datos, reflejan las diferencias en suministro de nutrimentos al suelo, crecimiento de la planta y rendimientos esperados.

El uso de la fertirrigación, ha incrementado la producción de arándanos en los últimos años, debido a las ventajas en la eficiencia de la fertilización, hay perdidas mínimas debidas a la lixiviación, una optimización del balance nutrimental de las plantas por suministro de nutrientes directos a la zona radicular, además de reducir el potencial de gasto en fertilizantes y provee un control concentrado de nutrientes en la solución del suelo.

Aplicación foliar

En esta fase, se busca suministrar de manera rápida los nutrimentos a los tejidos directamente en el tiempo requerido. Cuando un tratamiento de suelo es largo, los micronutrimentos pueden restringirse en ciertas condiciones e indisponerse para las plantas por lo que las fertilizaciones pueden ser necesarias. Por ejemplo: la baja temperatura de aire y suelos durante la brotación, con frecuencia reducen la disponibilidad de nutrimentos. En ciertas estaciones y áreas de producción, la demanda de algunos nutrimentos es necesaria para el rápido desarrollo de hojas y raíces, que pueden exceder el suministro del sistema radicular y sus reservas. El pH del suelo puede disminuir la posibilidad de nutrimentos y las aplicaciones foliares, que pueden amortiguar ese déficit rápidamente en la corrección del pH. Las aplicaciones foliares son de duración limitada y coinciden con un estado especifico de crecimiento vegetativo o productivo.

Requerimientos de nutrimentos

Nitrógeno (N)

Estas deficiencias son las más frecuentes alrededor del mundo para los arándanos. Las plantas deficientes de nitrógeno por lo general presentan bajo vigor y hojas de colores verde pálido o cloróticas, la clorosis es uniforme alrededor de las hojas. Mientras que el exceso de nitrógeno produce raíces vigorosas y largas, así como hojas de color verde obscuro. Durante la temporada, las plantas pueden producir diversos crecimientos abundantes. El crecimiento que ocurre al final de la temporada no es común antes del invierno. Los ápices de las raíces, están con frecuencia muertos, por las bajas temperaturas del invierno. Las plantas con exceso de nitrógeno, pueden reducir la producción, así como formar frutos más pequeños y producir una maduración tardía.

La urea es uno de los fertilizantes que se usa para los arándanos. Los niveles de nitrógeno en la zona de la raíz aumentan pasadas 6 a 8 semanas, sugiriendo que las aplicaciones múltiples pueden ser necesarias para mantener el suelo con niveles óptimos de nitrógeno durante el periodo de alta demanda.

Las cantidades de esta sustancia son diferentes, ya que puede suministrarse en forma de amonio (urea, sulfato de amonio), que son preferibles para el arándano. Los arándanos se han adaptado a suelos ácidos que contienen NH4+, como la forma predominante. Estas diferencias son en respuesta a la manera de suministrar el nitrógeno debido a la variabilidad en la rizósfera. La absorción de NO3, se acompaña por una tasa libre en el exceso de OH, los cuales aumentan el pH de la rizósfera, mientras que la absorción de H+ es con bajo pH en la rizósfera.

Los arándanos, recuperan relativamente bajos porcentajes de nitrógeno aplicado al suelo, dependiendo de las absorciones ambientales y de las prácticas culturales. Las altas demandas de nitrógeno y la capacidad de absorción en arándanos, ocurre desde la floración hasta el crecimiento final del fruto. Las absorciones eficientes ocurren cuando se ha empezado el crecimiento de raíces y hojas, aunque esta misma, cesa el crecimiento al final de la temporada. Precisar las tasas en la demanda de nitrógeno en plantas perennes, resulta complicado, ya que el nitrógeno se puede absorber durante un año, puede ser retenido en la planta y se use en las siguientes temporadas.

Fósforo (P)

Su deficiencia está asociada a suelos ácidos y la posible lixiviación en suelos arenosos, que ocasionalmente pueden observarse síntomas por toxicidad de fósforo en campo. Los niveles de fósforo en las hojas, suelen ser altos en el comienzo de la etapa productiva y suele disminuir conforme a la cosecha. Esta misma deficiencia impide el crecimiento de las plantas mostrando hojas muy pequeñas. La coloración púrpura, es otro de estos síntomas en hojas maduras y tallos. Es recomendable que estas aplicaciones estén basadas en el análisis del suelo y foliar. Sin embargo, un bajo pH y altas concentraciones de Fe y Al, en muchos suelos ocupados, pueden afectar los resultados de los análisis en cuanto a la disponibilidad de fósforo.

Cuando la concentración de fósforo en el suelo es menor a 25 ppm y de 0.07% en las hojas, se sugiere aplicar de 45 a 67 kg de P2O5/ha. Se estima que es necesario 8 kg de fosfato para incrementar el nivel de fósforo por cada kilogramo de suelo, por lo que tendría que aplicarse de 3 a 4 veces al año, el fósforo.

Potasio (K)

Los niveles de potasio en arándano rara vez son bajos, excepto en suelos arenosos. La clorosis en los márgenes de las hojas maduras puede ser el primer síntoma de deficiencia de potasio, mientras que en hojas jóvenes puede desarrollarse clorosis intervenal similar a la deficiencia de Fe. Los excesos de potasio (hojas>0.9 %), pueden provocar desequilibrios entre nutrimentos, sobre todo a las deficiencias de Ca y Mg. Los bajos niveles de potasio, se deben a diversos factores como la reducción de la función de la raíz, inundación, mal drenaje, altos niveles de nitrógeno, sequía y suelos muy ácidos. Los suelos arcillosos o compactados en la proliferación de la raíz, se pueden reducir en estas condiciones, así como el análisis puede mostrar un nivel alto de potasio pero en bajo nivel en hojas.

El fruto es un demandante importante para la planta, los niveles foliares de potasio se notan gradualmente influenciados por los frutos. Dichos niveles se incrementan conforme madura el fruto disponiendo de 60mg/fruto cuando está maduro. Es recomendable aplicar 84 kg de K2O, cuando los niveles de potasio en el suelo oscilen entre las 101 y 150 ppm, así como del 0.21 al 0.40% en tejido. También se recomienda aplicar entre 84 y 112 kg de K2O cuando los niveles de potasio oscilen entre 0 y 100 ppm, con una concentración de potasio en el tejido menor a 0.2%.

Calcio (Ca)

En los arándanos existen bajos requerimientos de calcio comparados con otros frutos. Las plantas saludables tienen niveles foliares de 0.3 a 0.8% de calcio, comparado con otros cultivos con niveles foliares de 1 a 3%. Los niveles foliares de los arándanos rara vez son deficientes en calcio. Aunque cabe reconocer, la importancia de este en la nutrición y los efectos producidos en la calidad de los frutos, siempre y cuando sean adecuados. No existen reportes de deficiencias para este cultivo, debido a la lenta translocación del calcio en la planta, pero se pueden presentar algunos síntomas en tejidos jóvenes. Los altos suministros de potasio y nitrógeno, pueden ocasionar fluctuaciones del calcio durante su ciclo y acentuar la severidad en bajos niveles de calcio.

Las deficiencias, pueden desarrollar plantas en suelos con pH bajo. Comúnmente las plantas crecen en suelos calcáreos, porque tienen altos niveles de calcio, por el contrario, las plantas con suelos con pH bajo muestran niveles bajos de calcio. El calcio juega un papel importante en la planta, ya que es un componente estructural y es importante en la comunicación entre tejidos y órganos. Al exceder la absorción de calcio, parte de este puede ser secuestrado para formar oxalatos de calcio, que pueden contribuir en la detoxificación de metales pesados. Esto, puede explicar en parte las relaciones que se encuentran en las aplicaciones de calcio y los cambios del calcio, en procesos como la firmeza y la prevención en la pudrición de los frutos. Los niveles excesivos pueden interferir en la absorción de Fe, así como en el metabolismo de Mg y K en las plantas. En otros cultivos, los niveles de calcio influyen en la firmeza y vida pos-cosecha de los frutos, aunque no ha sido tarea fácil su documentación.

Magnesio (Mg)

Al haber deficiencia de magnesio en cultivos con pH bajo, se muestra la clorosis intervenal como un síntoma de deficiencia. Aunque el síntoma más común se presenta en arándanos jóvenes, presentando hojas con bordes de color rosa y amarillento entre las venas. Las que paulatinamente se tornan de amarillas a rojas, al mismo tiempo en que el tejido adyacente de la vena principal, permanece verde. Las hojas basales, próximas a la raíz son las primeras que muestran estos síntomas. Los altos niveles en calcio o potasio reducen la absorción del magnesio. Aunque se ha encontrado una relación en 25 porcentajes de potasio a magnesio igual a 4:1 en muestras foliares que indican que el suministro de magnesio es inadecuado.

Hierro (Fe)

La deficiencia de este compuesto es común, ya que se presenta en hojas jóvenes, al tornarse los márgenes cloróticos al tiempo que las venas permanecen verdes, conforme progresa la deficiencia. Ya que las hojas se tornan café o doradas, el crecimiento de la raíz y las hojas se reducen. Lo antes dicho, son los primeros indicios de deficiencia de hierro en suelos con pH alto o mayor a 5.5. Estas deficiencias se han asociado a suelos con drenaje insuficiente o con altos niveles de manganeso o fósforo.

Los niveles de hierro no siempre indican el estado real de la planta, debido a que pueden encontrarse intervalos altos a nivel foliar, pero parte de este hierro no está disponible para el metabolismo. Para corregir este problema hay que ajustar el pH del suelo y realizar dos aplicaciones foliares de quelatos de hierro en una proporción de 1 kg/400L de agua por hectárea. O bien, aplicar quelatos de hierro en una proporción de 17 a 34 kg/ha al suelo.

Cobre (Cu)

Las deficiencias de este compuesto son ocasionales, además están asociados con deficiencias de manganeso. En los que se incluye la clorosis intervenal en hojas jóvenes, en casos severos, la muerte regresiva de la raíz. Cuando los suelos tienen alto contenido de materia orgánica, puede haber deficiencia de cobre. Los altos niveles de pH del suelo, acentúan bajos niveles de cobre en los tejidos. Se recomienda aplicar sulfato de cobre en una proporción de 34 a 56 kg/ha, con la opción de realizar aplicaciones foliares de 0.5 kg de sulfato de cobre en 900 L/ha.

Zinc (Zn)

Al existir una deficiencia de este compuesto se muestran entrenudos y hojas pequeñas, los bajos contenidos de Zinc ocasionan amarillamiento uniforme de hojas jóvenes. Aunque estas deficiencias varían de región en región. Ya que se pueden acentuar con un pH alto y bajas temperaturas del suelo.

El uso excesivo de fósforo puede conducir a la deficiencia de Zinc. Si las plantas tienen deficiencias, es recomendable una aplicación foliar de 454 g de quelato de Zinc, luego de la cosecha y antes de la caída de las hojas en 935 L/ha. Además de poder aplicar al suelo quelato de zinc de 11 a 34 kg/ha.

Boro (B)

Cuando hay una deficiencia de boro, la muerte regresiva de los ápices es un claro síntoma. Las hojas se cierran y más tarde mueren, la raíz desarrolla en los ápices, una clorosis moteada, los entrenudos tienden a ser más cortos, las yemas florales y vegetativas pueden tener problemas al abrirse y se agrava más por climas secos en cultivos en producción. Estas deficiencias son prevalentes en suelos pesados. Las plantas bajas en boro, acentúan las deficiencias de otros nutrimentos debido a la función de la raíz. En otros frutos, también se asocia con problemas de deficiencia en calcio.

Para corregir, se puede aplicar de 11 a 22 kg/ha de Bórax en otoño o cercano a la primavera antes de la lluvia. Otra alternativa sería asperjar de 0.9 a 2.7 de Solubor en 950L de agua, antes de la floración o luego de la cosecha y antes de que las hojas caigan. Además de una aplicación anual de 560g de B/ha.

Manganeso (Mn)

Son poco comunes las deficiencias de manganeso. Al existir, los sectores cerca de los márgenes de las hojas pueden morir o encontrar hojas pequeñas con clorosis intervenal. El efecto primario es la reducción de la fotosíntesis, los niveles cercanos a 450ppm en tejido, se consideran excesivos, sobre todo si se presentan por largos periodos. Los arándanos tipo arbusto pueden crecer normalmente con concentraciones foliares de 650 ppm, siempre que la planta tenga mecanismos tolerantes. Los cultivares se pueden comportar de manera distinta en respuesta al manganeso.

El alto contenido de agua en el suelo, no permite la oxigenación y se ha encontrado que induce a la toxicidad de manganeso en los arándanos. Así mismo, el alto contenido de manganeso, provoca la deficiencia de calcio, resultando hojas pequeñas y malformación de estas. La aplicación foliar de distintos fungicidas incrementa los niveles de manganeso. Para su corrección, pueden realizarse dos aplicaciones foliares de quelatos de manganeso de 7 kg/ha o sulfato de manganeso a 2.2 kg/ha, recomendadas para hacerse en verano.

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