Una de las grandes disyuntivas de los productores de granos después de sus cosechas, es saber qué hacer con los residuos, tradicionalmente los queman impactando al medio ambiente y afectando a la textura y estructura del suelo, así como a la fauna benéfica que habita en él. A continuación se detalla una de las alternativas para contrarrestar dicha actividad.
Lo ideal, bajo la circunstancia de lo anterior, sería probablemente incorporar al suelo los residuos de cosecha a través de labores culturales; o la otra opción sería, tratar de comercializarlos mediante la elaboración de Pacas, ya que éstas en el mercado, tienen un valor aproximado de $12/paca —multiplicado por la aportación que da una Hectárea, que es de aproximadamente 115 pacas—, esto daría un pequeño ingreso de $1,380/ha. De esta manera, se apoyaría al sector pecuario de cada región y se obtendría un beneficio económico adicional.
Un agricultor más tecnificado, debería saber o conocer en qué condiciones se encuentra la textura, estructura y la cantidad de materia orgánica disponible, pues de esto dependerá la calidad del suelo y los niveles de rendimiento de su cultivo. Un dato importante, es saber que en el maíz el 70% del nitrógeno que se aplica en la última etapa del cultivo, se queda en los tallos y al quemarse la soca, éste se libera al medio ambiente.
Contrariamente, sucede si la paja se desmenuza y se deja sobre el suelo, y al aplicarle 50 kg de urea /Ha. diluida en agua y asperjada sobre los residuos de cosecha, esta actividad ayudará a la reproducción de los microorganismos del suelo, los cuales aceleraran la descomposición del residuo del maíz y desdoblaran el nitrógeno acumulado, el cual volverá a estar disponible en el siguiente cultivo.
Al medir el contenido de fertilizante en grano y rastrojo de maíz, se encontró que en grano hubo una concentración de 1.32% de nitrógeno, mientras que en el rastrojo el contenido de este elemento fue de 0.54%, equivalente a una extracción de 155 kg de nitrógeno a través del grano y 78 kg a través del rastrojo. La suma de estos dos componentes: 233 kg, refleja el simple hecho de que el índice de aprovechamiento es inferior al aplicado en cualquiera de sus presentaciones químicas de este elemento (N).
Finalmente, los agricultores reciben un ingreso por lo que ellos producen, pero al quemar la Soca de maíz o sus residuos de cosecha, están calcinando el equivalente a 78 kg de nitrógeno por hectárea, equivalente a 170 kg de Urea. Uno de nuestros objetivos como agricultores debería ser la modificación de nuestra cultura, al entender que con estas prácticas, lo único que estamos logrando es acabar con nuestro mundo y su naturaleza, por los efectos que dicha actividad implica.
