El consumo de alimentos saludables está de moda, ya que nuestro país ocupa el 15° lugar a nivel mundial en producción orgánica. El problema, es que no todos los productos son orgánicos en esencia, ya que existen muchas dudas acerca de que los alimentos vendidos en México, sean realmente de origen orgánico.
El fraude orgánico es más común de lo que pensamos. Este negocio ha crecido cada año y el mercado seguirá creciendo según los estudios realizados.
Desafortunadamente muchos productores en casos emergentes utilizan algún químico para atacar la plaga que ataca a sus cultivos y al momento de los análisis, salen a relucir los problemas.
Lo más importante es, que podamos certificar nuestros productos con certificadoras especializadas, acreditadas, confiables y tener precaución con los orgánicos piratas. Existen certificadoras y productores que argumentan tener productos orgánicos y no es verdad, pero para poder evaluar y vigilar, se necesita más normatividad. Porque dichos productos tienen un gran potencial.
De no tener este control, seguirán existiendo empresas o productores que se manejen como “Bio u Orgánico”, que obstaculizan el trabajo de todos los demás, por la falta de credibilidad que generan. Hay muchas instituciones que hacen muy bien su trabajo en México y pueden acercarse al padrón de organismos de certificación aprobados por SAGARPA para la Certificación de Productos Orgánicos.
Estos también pueden certificarse por medio de “certificación participativa”, que se lleva a cabo a través de la visita de un miembro de un mercado orgánico, un productor y consumidor a la unidad de producción que solicita la certificación. La mayor parte de los pequeños productores emplean esta opción, al vender sus productos en tianguis o mercados locales y que no pueden exportar sus productos.