Así reza este antiguo refrán, que no por viejo deja de tener vigencia ahora en tiempos de incertidumbre. No obstante, ¿qué debemos hacer para asumir una actitud como la de este refrán? Hay personas que lo logran porque ésa es su propia naturaleza; otras personas no lo logran nunca (a veces ni lo intentan), pero los demás, que vendría a ser la mayoría de nosotros, lo aprendemos. ¿Cómo? Cuando las condiciones que nos rodean nos obligan a salir de nuestra “zona de confort”. Me he de referir a una historia que se cuenta en el campo estadounidense para que las personas despierten y se pongan “buzas”: si arrojas a una rana dentro de una olla con agua caliente, ¿Qué pasará con la rana? Saldrá de la olla en un brinco, apenas sienta el agua hirviendo. En otro caso, si colocas a la misma rana dentro de la olla con agua tibia, la rana estará ahí nadando; si poco a poco subes la temperatura, esa rana morirá cocida lentamente. La pregunta que surge ahora es. ¿Cuánto tiempo llevamos dentro de la olla con agua que se calienta, de manera lenta pero inexorable? ¿Nos moriremos lentamente dentro de la olla, o daremos el brinco para implementar los cambios que nuestras organizaciones requieren? Ésa es una elección personal.
Para dar el brinco de rana, es imprescindible que motivemos el espíritu empresarial que todos llevamos dentro. Se aplica igual para aquellas personas que dirigen su propia empresa, o aquellos que trabajan para una empresa en particular. La innovación es la madre del espíritu empresarial, al cambiar las situaciones porque introduce novedades en el mercado, que sí se venden. Hay un eslogan de una empresa que dice: “Sí vende, Sí vale”. El proceso de innovación ocurre en dos etapas: inicia con el concepto o invento de un nuevo producto o proceso, que concluye con la comercialización del mismo. Es decir los inventos no se quedan en la mente o en el papel, sino se convierten en realidades. Es necesario un ambiente que fomente la innovación dentro de las empresas, para que empleados y empleadores se coloquen la gorra de verdaderos empresarios.
Vivimos en una época de gran incertidumbre, y debemos aprender a vivir en ella. Ante el cúmulo de malos augurios, pésimas noticias, y presagios poco alentadores, debemos mantener la calma. Por otro lado, nuestra actitud debe ser positiva, para que nuestras conductas se manifiesten de la misma forma. Requerimos estar pendientes de nuestro entorno, analizando lo que sucede ante lo que nos rodea, sin minimizar o maximizar los hechos. La proactividad es un excelente consejo para responder a las oportunidades del mercado. No tengamos miedo a tomar decisiones cuando sea tiempo de hacerlo; el “timing” es un asunto de vida o muerte en un ambiente cambiante. Ya hablamos de la innovación, no la olvidemos. Debemos mantenernos actualizados en nuestros conocimientos, porque cada día aparecen novedades tecnológicas y de otras clases con las cuales podremos llevar adelante nuestros proyectos. Seamos capaces de adaptarnos a las circunstancias y ser flexibles más que nunca. Paciencia, paciencia es quizás la menos frecuente pero más admirable de las virtudes en estos tiempos en los que el vértigo del cambio nos envuelve.
El año 2009 será complejo, pero rápido, tanto que ya estamos a mediados de abril, así que alertémonos y pongamos en marcha nuestro espíritu innovador, para realizar los proyectos que se requieren en nuestras organizaciones. Seamos ese motor de cambio que tanto se necesita hoy.
Jorge Segovia Fernández
Ing. Agrónomo
Socio Director de Media Hunters México
Consultores en Recursos Humanos y Negocios
(55) 9171-1053
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