La caña de azúcar es el cultivo agrícola más importante del planeta. Y también es un cultivo con gran potencial de diversificación.
La caña de azúcar (Saccharum officinarum) llegó a México en la época de la Conquista. Su primera plantación tuvo lugar en el estado de Veracruz entidad que, actualmente, sigue ocupando el primer lugar con la tercera parte de la producción nacional: más de 21 millones de toneladas de las casi 57 millones que produce México anualmente.
La caña se utiliza principalmente para la obtención de azúcar, pero también se emplea como abono, alimento animal o bien para la fabricación de papel. El jugo de caña de azúcar, otro derivado, se emplea en la elaboración de alcohol industrial y de bebidas alcohólicas.
Es un cultivo cuyo procesamiento requiere de mucha mano de obra, por lo que representa una relevante fuente de empleo. Y con un consumo per cápita anual de 36.7 kilogramos, la Ley de Desarrollo Rural Sustentable identifica a la caña de azúcar como un cultivo básico para el país.
Por otro lado, a la caña de azúcar se le considera una de las fuentes energéticas más económicas para el hombre, y uno de los cultivos con mayor capacidad para convertir la energía solar en biomasa, que se emplea ´para producir bioetanol, un sustituto del petróleo que tiene la gran ventaja de ser una fuente de energía renovable, por eso esta industria ha ido aumentando en el mundo.
Por ello, transformar la industria azucarera mexicana constituye una prioridad, el reto más importante es hacer de la caña de azúcar una fuente para solucionar tres problemas esenciales: 1) alimentación, 2) energía y 3) medio ambiente.
Lo antes expuesto se puede resolver al promover la transformación productiva y el desarrollo sostenible mediante la práctica de una agricultura cañera amigable con el ambiente, establecer ingenios diversificados o multipropósito, aprovechar de manera integral la biomasa cañera y desarrollar las regiones donde se cultiva este gran producto agrícola.