El rol de la inocuidad alimentaria en la exportación de berries mexicanas

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Garantía de calidad, cumplimiento internacional y confianza del consumidor

La industria de las berries en México ha alcanzado niveles históricos de producción y exportación, posicionándose como una potencia mundial en frutos como la frambuesa, arándano, fresa y zarzamora. Sin embargo, este liderazgo no se sostiene únicamente por volumen o calidad sensorial: hoy en día, el cumplimiento de estándares internacionales de inocuidad alimentaria se ha convertido en un pilar crítico para acceder a los mercados más exigentes del mundo.

Exportación y exigencias globales

Los principales destinos de las berries mexicanas —Estados Unidos, Canadá, Europa y Asia— imponen normativas estrictas que buscan garantizar que los alimentos no representen riesgos para la salud humana. Entre ellas destacan:

  • FSMA (Ley de Modernización de la Inocuidad de los Alimentos, EE. UU.)
  • GlobalG.A.P. (Buenas prácticas agrícolas globales)
  • PrimusGFS (Certificación para productos frescos)
  • Normas de la UE sobre residuos, trazabilidad y pesticidas
  • Certificaciones sociales y ambientales adicionales (Fair Trade, SMETA, Rainforest Alliance)

¿Qué implica la inocuidad en el campo y postcosecha?

En el contexto del cultivo de berries, la inocuidad va más allá del simple “lavado” o manipulación: involucra prevención de riesgos biológicos, químicos y físicos en toda la cadena productiva.

En campo:

  • Buenas prácticas agrícolas (BPA)
  • Control del agua de riego (fuente, tratamiento, monitoreo microbiológico)
  • Higiene y capacitación del personal
  • Manejo seguro de agroquímicos
  • Exclusión de animales y contaminantes

En postcosecha:

  • Instalaciones sanitizadas, con flujo unidireccional de producto
  • Uso de materiales de empaque inocuos y limpios
  • Control de temperatura (cadena de frío desde el corte)
  • Trazabilidad por lote o caja
  • Registro de incidentes y acciones correctivas

El impacto de la inocuidad en la exportación

Cumplir con estándares de inocuidad no solo abre puertas a mercados exigentes, sino que genera beneficios reales para los productores:

Reducción de rechazos en frontera
Mayor confianza de clientes internacionales
Acceso a mejores precios y contratos a largo plazo
Mejora en la organización interna y cultura empresarial
Protección de la salud del consumidor y del equipo de trabajo

“Desde que implementamos PrimusGFS, nuestros rechazos en frontera bajaron a cero. Además, los compradores nos buscan por la seguridad que ofrecemos”, comenta Laura Ramírez, gerente de calidad de una empacadora de zarzamora en Los Reyes, Michoacán.

Riesgos frecuentes sin control de inocuidad

  • Contaminación por heces animales (en campo abierto sin barreras)
  • Uso de agua con carga microbiológica elevada
  • Malas prácticas de higiene del personal
  • Herramientas o superficies sucias en la planta
  • Tiempos largos sin refrigeración tras el corte
  • Falta de trazabilidad ante un incidente (no se puede retirar el lote afectado)

Herramientas para garantizar la inocuidad

  • Análisis de peligros y puntos críticos de control (HACCP)
  • Trazabilidad digital con código de lote, QR o RFID
  • Bitácoras electrónicas para monitoreo de temperaturas, limpieza, incidencias
  • Auditorías internas y externas periódicas
  • Capacitación continua del personal de campo, empaque y transporte

Cultura de inocuidad: el reto más importante

Más allá de cumplir con una auditoría anual, la verdadera inocuidad se construye en el día a día. Requiere crear una cultura organizacional donde cada persona —desde el jornalero hasta el gerente de exportaciones— entienda y valore el rol que juega en la seguridad alimentaria.

“Una bota sucia puede causar un brote de Salmonella. Por eso capacitamos a todos desde el primer día, y hacemos simulacros para verificar la respuesta ante contaminaciones”, señala David Soto, responsable de inocuidad en una exportadora de arándano en Jalisco.

Inocuidad e innovación: hacia el futuro

México avanza hacia una nueva era de inocuidad inteligente, donde la tecnología se convierte en aliada clave:

  • Sensores para monitorear en tiempo real las condiciones sanitarias
  • Plataformas digitales de trazabilidad desde el campo hasta el cliente
  • Inteligencia artificial para predecir riesgos microbiológicos
  • Auditorías virtuales y autoevaluaciones con inteligencia de datos

Además, hay una tendencia creciente hacia la inocuidad social y ambiental, donde no solo se mide la limpieza del producto, sino también las condiciones laborales, impacto ecológico y transparencia empresarial.

Conclusión

La inocuidad no es un lujo ni una moda: es la columna vertebral de la exportación de berries mexicanas. En un mundo cada vez más informado y exigente, solo quienes puedan garantizar alimentos seguros, rastreables y éticamente producidos tendrán un lugar en los mercados más competitivos.

Inocular calidad, ética y seguridad en cada berry no solo protege al consumidor: también asegura el futuro del campo mexicano.

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