El objetivo de “El Año Internacional de la Agricultura Familiar (AIAF) 2014” es desarrollar la visibilidad de la agricultura familiar y la agricultura a pequeña escala, al centrar la atención internacional sobre su significativo papel en la lucha por la erradicación del hambre y la pobreza, la seguridad alimentaria y la nutrición, para así optimizar los medios de vida, la gestión de los recursos naturales, la protección del medio ambiente, y lograr el desarrollo sostenible, particularmente en zonas rurales.
Así también, el propósito es reposicionar la agricultura familiar en el foco de las políticas agrícolas, ambientales y sociales en las agendas nacionales, identificando vacíos y oportunidades para sembrar un cambio hacia un desarrollo más equitativo y equilibrado. El AIAF 2014 suscitará un amplio debate y la cooperación en los planos nacional, regional y mundial para aumentar la conciencia y el juicio de los desafíos a los que se enfrentan los pequeños campesinos, y ayudar a identificar formas eficaces de apoyo a la agricultura familiar.
Y bien, ¿a qué nos referimos con “agricultura familiar”?, pues es aquella que incluye todas las actividades agrícolas de base familiar y está relacionada con varios ámbitos del desarrollo rural; y ésta, es una forma de clasificar la producción agrícola, forestal, pesquera, pastoril y acuícola formalizada y maniobrada por una familia, y que depende principalmente de la mano de obra familiar, incluyendo tanto a mujeres como a hombres.
A nivel nacional hay varios factores clave para un desarrollo exitoso de la agricultura familiar, como las condiciones agroecológicas y las características geográficas, el entorno normativo, el acceso a los mercados, el acceso a la tierra y a los recursos naturales, el acceso a la tecnología y a los servicios de extensión, el acceso a la financiación, las condiciones demográficas, económicas y socioculturales, o la disponibilidad de educación especializada, entre otros.
La agricultura familiar, y a pequeña escala, juegan un papel indispensable en el sector socioeconómico, ambiental y cultural, pues están ligadas de manera indisociable a la seguridad alimentaria cosmopolita. Esta actividad rural salva los alimentos tradicionales, contribuyendo a una dieta equilibrada, a la protección de la biodiversidad agrícola del mundo, y al uso sostenible de los recursos naturales; es decir, intensifica las economías locales, especialmente cuando se armoniza con políticas específicas reservadas a la protección social y al bienestar de las comunidades.