Es cierto que el conocimiento actual es tan vasto, que difícilmente lo podemos abarcar sin el auxilio de los demás. También la vida se desarrolla con actividad frenética, y en ocasiones no podemos analizar si en lo que hacemos en los distintos ámbitos de nuestra vida va encaminado hacia objetivos previamente trazados, o nos hemos desviado o, peor aún, ni siquiera están definidas las metas.
Por lo tanto surgen procesos de apoyo y comunicación, como el “mentoring”, que requiere de al menos dos personas, una que funge como “mentor” o maestro, y otro que es el aprendiz, quien, gracias al apoyo del mentor, podrá desarrollar su talento a la máxima capacidad de su potencial desde un punto de vista integral, es decir, en lo que se refiere a la capacidad física, mental, profesional, social, etc. El Mentor, en su concepto más puro, ejerce una función muy completa porque debe ponerse en el papel de maestro, consejero, tutor, modelo, inspirador y estimulador. No obstante, la característica más importante del proceso de mentoring es que el aprendiz asume la responsabilidad propia de su proceso de aprendizaje y desarrollo.
El proceso como tal, se concentra en los logros del aprendiz en toda su amplitud, lo cual le sirve como ayuda para convertirse en un líder efectivo en una organización determinada.
Esta relación en dos vías es útil para el análisis, reflexión y la acción en áreas seleccionadas entre las partes involucradas, previo a un acuerdo específico entre ambos, que pudiera modificarse en función de la evolución de la relación misma.
Un proceso efectivo de mentoring se da, siempre y cuando la organización donde se desempeña el individuo, posea una filosofía basada en valores estrechamente relacionados con el accionar de las personas. Así, el mentor puede ofrecer desde distintos ángulos de preparación, perspectivas nuevas que enriquecerán la forma de pensar y, ¿por qué no?, promover el descubrimiento en lo más profundo de la persona
Se distinguen tres tipos:
- Situacional: Información correcta en el momento preciso
Informal: Donde el mentor comparte ideas y experiencias y cuyo límite puede ser “de por vida”
Estructural: Con planificación previa con objetivos y metas definidos, donde llega a incluirse un tercero que es el coordinador, quien se encarga del seguimiento y alcance de objetivos y logros
La selección del mentor es parte fundamental del éxito en un proceso de este tipo. El mentor es un facilitador que guía, ayuda a fijar metas, retroalimenta, comparte experiencias, explica casos de éxito y fracaso. En pocas palabras, muestran el camino para que el aprendiz haga lo que se haya acordado. Sin embargo el mentor no debe crear dependencia con el aprendiz, tomando decisiones unilaterales, resolviendo problemas o garantizando el éxito.
La primera etapa que es fundamental en el proceso, consiste en crear la atmósfera de confianza entre las partes, así el proceso podrá fluir de una manera armónica, sin querer abarcar demasiado, o con prisas; el ritmo lo marca el aprendiz con su voluntad y avances en el proceso, los cuales el mentor los evalúa mediante recapitulaciones sistemáticas, y permite el replanteamiento de metas en conjunto.
