La producción del cártamo ha estado presente por más de 30 años en el norte del país y ha mantenido a las industrias aceiteras, pero una de las variedades de este cultivo es la que ha hecho que esta actividad agrícola aumente considerablemente.
Fue la empresa aceitera Grupo Aceites del Mayo, quien comenzó a sembrar la nueva variedad, justo en el momento en que la producción de oleaginosas desaparecía en México, por una plaga llamada “mosquita blanca”.
Información de la empresa muestra que en la década de los 90 la siembra de soya se extinguía por la falta de sanidad y el avance de la mosquita blanca, en ese entonces había 15 molinos en Sonora y luego sólo se quedó Aceite del Mayo porque la nueva variedad de cártamo no padecía los embates de la mosquita blanca.
Hoy no sólo los 100 productores socios de la empresa siembran esta variedad de cártamo, sino más de 600 productores de Sonora, Coahuila, Chihuahua, San Luis Potosí, entre otros se han convertido en proveedores de este cultivo.
El resultado de esta variedad de cártamo es la marca de aceite Oleico, el cual se exporta a Europa, Asia y Estados Unidos. ”Esta empresa trabaja desde 1974 en los aceites, fue con 100 agricultores del Estado de Sonora que se organizaron para darle valor agregado a sus cosechas de soya y cártamo: extrajeron el aceite de las plantas, lo refinaron, embotellaron y salieron al mercado”, revela información de la empresa.
A pesar de haber colocado marcas como Consentido, Primor, Dorasol y Crisol, fue hasta 2003, cuando llegó Oléico, que los consumidores domésticos y los mercados de exportación ubicaron la labor de la compañía.
Karla Martínez
Periodista especializada en el sector agropecuario