El cultivo del algodón (Gossipium hirsutum L.) ha sido por lustros parte fundamental de la economía, crecimiento y sustentabilidad de familias y pueblos que han forjado su trabajo en la producción y mantenimiento de este noble cultivo.
Datos históricos confirman que se ha sembrado desde hace miles de años, pues se han descubierto telas de algodón de hasta 3,000 a.C. en el valle del Indo y en el nuevo mundo se han encontrado prendas que datan aproximadamente del año 2,500 a.C.
Este cultivo esta sujeto al ataque de plagas desde la siembra hasta la cosecha. Todas las partes de la planta son atacadas, pero las más seriamente dañadas son las partes frutales, botones, flores, cápsulas o bellotas, mermando la cantidad y calidad de las semillas y fibra.
En México se siembra este cultivo industrial en varias regiones tanto en la zona norte como sur del país, que incluye climas cálido húmedo como regiones tipo semidesértico ejemplos de ellas son Ensenada, Sonora, Valle de Mexicali, Guaymas, Costa de Hermosillo y Región de Caborca, Torreón, Tapachula, etc.
Los insectos plaga y las enfermedades son un factor limitante en la producción del algodón, las masivas aplicaciones de insecticidas son de las primeras estrategias para combatirlos, dependiendo de la zona geográfica y desarrollo del cultivo se realizan de 3 a 4 aplicaciones por temporada, llegando en algunos lugares a requerirse de 8 a 11 aplicaciones por temporada.
Lamentablemente la abundante aplicación de insecticidas en algunas regiones como Apatzingán, Mich., y Tapachula, Chis., han permitido el desarrollo de resistencia de algunas plagas como el complejo Heliothis spp., lo que ha forzado el abandono de este cultivo.
En el año 1969, Smith, R. F, clasificó los siguientes patrones mundiales de protección de cosechas en los ecosistemas agrícolas del algodón dividiéndolos en cinco fases:
1.- Fase de subsistencia: es un cultivo que carece de irrigación y es únicamente producido para consumo interno. Los rendimientos son bajos. La protección del cultivo esta supeditada el control natural, escasos tratamientos insecticidas, pizca a mano, etc.
2.- Fase de explotación: los programas de protección del cultivo se desarrollan para proteger nuevas áreas, nuevas variedades o mercados. Aplican insecticidas en forma intensiva, calendarizada o con tratamientos profilácticos sin importar si la plaga este presente o no. Al principio estos programas tienen éxito y los rendimientos son altos y los plaguicidas se aprovechan al máximo.
3.- Fase de crisis: al pasar el tiempo (varios años) se requieren aplicaciones más frecuentes, dosis más altas para obtener control efectivo. Hay resurgimiento de poblaciones tratadas y son más tolerantes a los insecticidas. Algunas plagas secundarias causan daños o se convierten en plagas serias. Todo esto origina grandes incrementos en los costos de producción.
4.- Fase de desastre: el uso de plaguicidas aumenta los costos de producción hasta un punto en el que el cultivo ya no puede crecer ni comercializarse en forma redituable. Hay gran cantidad de residuos de plaguicidas en el suelo, lo cual impide que se pueden sembrar otros cultivos. El resultado: el programa de control de plagas es inoperante.
5.- Fase de control integrado: los programas de control de plagas aprovechan los factores ecológicos y la compatibilidad de las diversas medidas de control. En este nivel el manejo de la plaga por medio de enemigos naturales es importante, así como prácticas culturales y establecimiento de métodos mecánicos reducen significativamente especies invernantes y sitios de reservorio de enfermedades, inclusión de métodos químicos alternos como atrayentes, repelentes, feromonas, esterilizantes y reguladores del crecimiento, y el establecimiento de la tolerancia del daño por la plaga (Nivel de daño económico y umbral económico) encajan en los programas de control integrado.
Estos cinco patrones muestran la tendencia del manejo del cultivo enfocado en forma unidireccional sin darle opción a los métodos de control alternos, alcanzando la fase de desastre en forma inminente.
Plagas insectiles: las frecuentes y las importantes.
Existe una gran cantidad de insectos reportados (poco más de 20) que se presentan en el agroecosistema del algodonero, tanto de especies masticadoras como chupadoras.
Considerando el desarrollo fenológico del cultivo podemos encuadrar el ataque de las plagas de la siguiente manera:
- Plagas del suelo.
Económicamente hablando las especies importantes incluyen insectos lepidópteros como los gusanos trozadores Agrotis ipsilon, Feltia subterranea, Peridroma saucia, Spodoptera ornithogalli, Euxoa auxiliaris, los daños principales se presentan antes del raleo cuando la plántula tiene una altura de 20 cm aproximadamente. El hábito de estos estadios es nocturno y es cuando realiza el daño. Las plantitas dañadas que no son trozadas totalmente son muy susceptibles al ataque del complejo de hongos que causan el damping-off o secadera. Estos insectos atacan a la semilla y plántulas causando merma de gran consideración, por lo que se deben practicar acciones de protección al momento de la siembra con tratamiento preventivo a la semilla con insecticida. En los casos que se detecta la presencia de estas plagas, los tratamientos deben realizarse en los focos de infestación. Como prácticas culturales es conveniente dar un barbecho para eliminar larvas y pupas invernantes y eliminación de hierbas adyacentes al cultivo para eliminar hospederos alternos. La avispita Trichogramma spp parasita los huevecillos de estas especies. Aplicación de los hongos Beauveria bassiana o Metarhizium anizopliae. Las larvas al estar ocultas (enterradas) difícilmente son atacadas por enemigos naturales. Se pueden aplicar cebos a base de insecticida como Triclorfón 2 kg., más azúcar 2 kg., salvado 96 kg., en suficiente agua para humedecer el cebo. Esta mezcla se aplica a la dosis de 50 kg/ha
- Etapa de plántula.
Los grillos Acheta assimilis pueden potencialmente causar daños trozando las plantitas o perforando hojas en algunas regiones, con el tratamiento químico con malatión polvo 4% 25 kg/ha., Triclorfón polvo 4% 25 kg/ha o Metamidofós 1.0 a 1.5 lt/ha, ayudan a combatir este insecto. El momento del control químico realizarlo cuando se observen más de dos plantas trozadas por metro de surco.
Trips del cogollo. Las especies reportadas incluyen Frankliniella occidentalis, Thrips tabaci, Caliothrips phaseoli. Esta plaga aparece desde la emergencia hasta la época de aclareo o desahije. El daño es causado por las ninfas de 1º y 2º instar y adultos al alimentarse de las yemas terminales en las plantitas raspando y succionando la savia. El síntoma característico de daño aparece en las hojas con manchas color plateado. Como medidas de manejo para esta plaga consiste en eliminar hospederos silvestres, evaluar el control natural realizado por trips depredadores así como la chinche Orius spp. En los casos de infestaciones severas se puede aplicar un insecticida sistémico granulado al suelo para proteger la fauna benéfica. En caso de control químico en aspersión aplicar el tratamiento cuando existan de 15 a 20 trips por planta y en cultivos de 3 a 4 semanas de edad.
Especies chupadoras. Pulgón del algodón. Aphis gossypii, cuyo daño más importante puede ser el manchado de la fibra con la mielecilla que secreta así como la formación de fumagina que reduce el proceso fotosintético. El manejo de esta plaga incluye la preservación de la fauna benéfica que puede mantener en niveles bajos a las poblaciones de pulgones en forma eficiente como es el caso de los depredadores Hipodamia convergens, Chrysopa y los parásitos como las moscas Syrphidae, y la avispita Lysiphlebus testaceipes. En zonas con antecedentes de presencia endémica de este pulgón se puede aplicar al momento de la siembra Aldicarb 5 a 7 kg/ha, Disulfotón 1.5 a 2.0 kg/ha o tratamientos foliares con Ometoato 0.4 a 0.5 lt/ha, Malatión 0.5 a 1.0 lt/ha, entre otros insecticidas autorizados.
Mosquita blanca Bemisia tabaci, y Trialeurodes vaporarium. Estas especies en su estado ninfal y adulto succionan la savia. En infestaciones severas la planta detiene su crecimiento y formación de bellotas. Las secreciones melosas propician el desarrollo de fumagina. También son vectores de enfermedades virales. El control esta dirigido a siembras tempranas, desvare y destrucción de hospederos silvestres. El control químico puede aplicarse cuando se observe en 100 hojas tomadas al azar 10 a 15 mosquitas blancas con tratamiento de algún insecticida sistémico.
- Etapa de fructificación.
Complejo de chinches. Gran diversidad de especies invaden y dañan cuando están presentes. Por lo que se pueden agrupar en Chinches Miridas por pertenecer a la familia Miridae cuyas especies son Lygus lineolaris y L. hesperus (chinche lygus), Creontiades debilis (chinch rápida), Psallus seriatus (chinche saltona). Estas especies succionan la savia de las partes tiernas como hojitas de las terminales y pequeños botones provocando su caída. Las chinches lygus y rápida pueden atacar bellotas tiernas manchando la fibra y resistencia y la calidad y poder germinativo de las semillas.
Algunas de las medidas de control que pueden ponerse en práctica de acuerdo a las condiciones de la región son por medio de tratamientos químicos a los alfalfares cercanos en la época de fructificación del algodonero antes de cada corte para eliminar las chinches y evitar su invasión al algodonero. Los alfalfares pueden usarse como cultivos trampa con cortes alternados para esta chinche. El tratamiento químico puede realizarse por medio de insecticidas a base de los ingredientes activos como Cipermetrina, Clorpirifós, Metomilo, Ometoato, Paratión metílico, etc. cuando en 100 plantas observadas se encuentren 5 a7 chinches y para la chinche saltona cuando se encuentren más de 20 chinches en 100 redadas.
La chinche manchadora Dysdercus spp. y como su nombre lo dice es una especie que daña la fibra la cual resulta manchada. Tiene preferencia por las bellotas tiernas, aunque también pican los cuadros y las bellotas maduras. Las medidas de control están enfocadas a destrucción de malezas silvestres, y aplicación de Dimetoato, Metamidofos, Monocortofós cuando se encuentren 5 adultos o ninfas por cada 100 redazos. Las chinches apestosas como Nezara viridula, Cholochroa ligata, Euschistus spp conocidas como chinche verde, conchuela y chinche café respectivamente, son menos perjudiciales que las miridas pero también ocasionan daños a los cuadros y bellotas tiernas provocando su caída y que se forme bien la fibra.
Otras plagas presentes incluyen arañita roja (Tetranychus urticae, Oligonychus mexicanus); gusano soldado (Spodoptera exigua) el cual se alimenta del follaje (defoliador) pero también puede atacar botones florales y bellotas tiernas; gusano medidor (Trichoplusia ni) defoliador cuyo daño se caracteriza por dejar las nervaduras de las hojas; el perforador de la hoja (Bucculatrix thurberiella) cuyas altas infestaciones ocasionan desequilibrio fisiológico de la planta y en consecuencia caída de botones florales, flores y bellotas tiernas. En ataques tardíos acelera la maduración de las bellotas siendo esto benéfico para el cultivo.
El trío devastador.
Las tres plagas que infringen gran cantidad de daños, pérdidas y que su control ha sido causa de muchos estudios e investigaciones a nivel mundial, comprenden al gusano bellotero, picudo del algodonero y gusano rosado, las cuales tienen grados de infestación variables y presencia de bajo impacto por zonas agroecológicas.
La NOM-026-FITO-1995 establece el control de las plagas del algodonero, en la cual indica que para el control de estas plagas que atacan al cultivo se invierten desde 30 a 35 % del costo de producción. De igual manera menciona que, los estados productores que deben aplicar las medidas fitosanitarias para evitar la dispersión y control de las tres plagas importantes (picudo, rosado y bellotero) en el territorio nacional son: Baja California, Baja California Sur, Campeche, Coahuila, Chiapas, Chihuahua, Durango, Guerrero, Jalisco, Michoacán, Morelos, Nayarit, Nuevo León, Oaxaca, San Luis Potosí, Sinaloa, Sonora, Tamaulipas, Veracruz y Región Lagunera.
Picudo del algodonero (Anthonomus grandis) (Boheman)
Las hembras de este curculionido perforan con su probosis (pico) cuadros bellotas suaves, ovipositando un huevo por cada orificio. Tapan el agujero con una secreción que deja una protuberancia distinguible. Las larvas se alimentan y desarrollan todo su ciclo en el interior de esta estructura.
Requiere de temperaturas y humedad elevada para su óptimo desarrollo, por lo que en zonas cálidos humedad prospera con mayor éxito.
Las medidas culturales de desvare y barbecho en forma oportuna destruye larvas y pupas de los residuos de la cosecha. Los adultos invernan en residuos de cosechas y cortezas de árboles aledaños al cultivo, terrenos baldíos, bordos de caminos enyerbados, etc., los cuales serán las primeras poblaciones de insectos que invadirán al cultivo el siguiente ciclo agrícola. Realizar tratamientos químicos en las orillas del cultivo pues son los sitios donde inician los primeros ataques. Al realizar las inspecciones en campo es importante diferenciar las características de los picudos, ya que de esto dependerá la eficacia del método de control. Los picudos de coloración café rojizo de consistencia suave, son los insectos que acaban de emerger de sitios infestados, los picudos de color café grisáceo de consistencia dura, provienen de otros campos o bien se trata de reinfestaciones. El control biológico no es muy eficiente pues las larvas están protegidas y la avispita Heterolaccus grandis tiene poco control de la plaga, y los adultos son duros para ser atacado por parásitos y se hacen los muertos cuando son molestados.
Para el monitoreo deberá usarse trampas tipo”Scout” o tipo”Estaca” instaladas de 1.5 a 2.0 metros de altura con atrayente sexual y pegamento o goma. Colocar 1 trampa/ 20 hectáreas de cultivo cuando se realiza por primera vez o con fines de monitoreo. Para trampeo masivo colocar 1 trampa/ 2 hectáreas de cultivo. El muestreo deberá efectuarse semanalmente el cual consiste en tomar muestras al azar de 100 cuadros y 100 bellotas grandes en cada 20 hectáreas, con un índice de aplicación de 5 a 8 % de bellotas o cuadros dañados u oviposturas o cuando se encuentren 5 ó más adultos en 100 flores.
Complejo bellotero (Heliothis zea (Boddie) y H. virescens (Fabricius)
Pertenecen a la familia Noctuidae del orden lepidoptera. La hembra oviposita en las hojas terminales o en las brácteas de los cuadros, al emerger las larvas se alimentas de las pequeñas hojas y cuadros, posteriormente atacan cuadros y bellotas de los cuales se alimentan. Una larva puede destruir gran cantidad de cuadros y bellotas. El gusano bellotero tiene gran cantidad de enemigos naturales Trichogramma spp. (parasita huevecillos), depredadores como chinche ojona (Geocoris spp.) , escarabajo colops (Collops spp.), chinche pirata (Orius spp.), chinche pajiza (Nabis spp), chinche asesina (Zelus spp.), chinche apestosa (Podisius spp.), varios tipos de catarinas y las alas de encaje (Chrysopa spp.), etc., sin embargo, dada la cantidad de insecticidas en aplicación temprana del cultivo son eliminados y no logran reducir las poblaciones al niveles tolerables. Dentro de los microorganismos para control biológico la bacteria Bacillus thuringiensis ha dado buenos resultados en los programas de control.
Esta especie en particular ha logrado adquirir resistencia a gran cantidad de insecticidas y en forma muy rápida, lo que provoca que el costo de los tratamientos químicos sea elevado y se refleje en los costos de producción. Para la correcta evaluación del programa de control debe contemplarse los siguientes puntos importantes en un muestro integral: 1.- muestreo de la fauna benéfica (por medio de redazos, se puede considerar un índice de depredadores como 20 insectos en un promedio de 100 redadas), 2.- muestreo de la población del gusano bellotero (inspeccionando terminales para detectar huevecillos y larvas de 1er y 2º. Instar), 3.- muestreo de la carga de la planta (cortando y contando todas las fructificaciones de un grupo de plantas para calcular el promedio de cuadros y bellotas por planta), 4.- muestreo del porcentaje de daño.
Heliothis virescens ha reportado ser más resistente a los insecticidas que H. zea, de ahí que adquiere mayor importancia la oportunidad con que se efectúen los tratamientos químicos.
Se deberán aplicar trampas tipo”Cono” cebadas con atrayente sexual. Instalar 20 trampas/ 20 hectáreas de cultivo con fines de monitoreo distribuidas al azar y en trampeo masivo 1 trampa/ hectárea de cultivo.
Algunos índices de aplicación de insecticidas son los siguientes: 5 larvas de 1º y 2º instar en 100 terminales revisadas; en 100 cuadros tomados al azar se encuentren 6 a 8% de dañado; si en 100 terminales se encuentran 10 a 15 huevecillos aplicar a los 2 ó 3 días; 5% de larvas pequeñas en cuadros y bellotas. Es importante que las inspecciones se realicen semanalmente. Productos insecticidas autorizados incluyen a la Cipermetrina, Clorpirifós, Cyflutrin, Deltametrina, Metomilo, Permetrina, Paratión metílico, etc.
Gusano rosado (Pectinophora gossypiella) (Saunders)
Esta palomilla es considerada una de las plagas más devastadoras a nivel mundial, ha logrado adaptarse y desarrollarse principalmente en climas secos o semidesérticos, encontrando en la zona norte del país el mejor hábitat para su establecimiento.
Es una plaga originaria de India y por medio de semillas contaminadas provenientes de Egipto este insecto logró penetrar al país y desplazarse al sur de Estados Unidos.
Presenta un ciclo de vida de 25 a 30 días (5 días incubación, estado larvario 10 a 15 días, estado de pupa 10 días). Entra en diapausa para invernar dentro de la semilla de algodón o uniendo con hilos dos semillas de las bellotas (semillas cuatas). Las oviposturas se realizan en sitios protegidos en la fructificación del algodón y las larvas inmediatamente después de eclosionar penetran a los botones florales o las bellotas. Este comportamiento permite estar a salvo de parásitos y depredadores lo que también resulta difícil el control con insecticidas.
La formación de flores rosetadas o de roseta (las larvas pegan las puntas de los pétalos con seda), es la forma de diagnosticar la presencia de este insecto, sin embargo, el daño en esta etapa no es significativo, solamente se pierde 5% y el resto produce bellotas normales. Pero el daño más importante es cuando las larvas penetran en las bellotas dirigiéndose a las semillas para alimentarse y en su paso dañan la fibra y la manchan y en consecuencia se forma fibra corta, pastosa y manchada y con producción de semilla en menor cantidad.
El manejo integrado es la mejor forma de reducir las poblaciones.
Los enemigos naturales como Trichogramma en liberaciones masivas, depredadores como Geocoris, Nabis, Orius y Chrysopa ayudan en el control, pero generalmente no logran la reducción a niveles tolerables.
Medidas culturales enfocadas a la época de siembra, la aplicación de defoliante cuando la mayoría de las bellotas estén maduras, desvare inmediatamente después de la cosecha (en la trituración de las plantas mueren gran cantidad de larvas que se encuentran en las bellotas), barbecho profundo para enterrar las larvas, el sembrado de cultivos de invierno para destruir larvas invernantes, siembras en un periodo determinado de acuerdo a la zona agroecológica para que cuando salgan las palomillas invernantes mueran antes de que el algodón produzca frutos. Investigaciones y casos prácticos como en el sur de Texas han demostrado que son las mejores alternativas de manejo para reducir el daño y propagación de la palomilla.
La instalación de trampas tipo “Delta” cebadas con atrayente sexual permiten el monitoreo. Colocar 1 trampa/ 50 hectáreas de cultivo y 1 trampa/ 8 kilómetros de carreteras y caminos para monitorear y supresión de la plaga. En trampeo masivo 1 trampa/ 5 hectáreas de cultivo.
El control químico se dirige principalmente a los adultos y larvas recién eclosionadas.
Como es una plaga que se presenta a final de temporada, el muestreo debe realizarse a la emergencia de las primeras bellotas, inspeccionando al azar un mínimo de 100 bellotas por cada 20 hectáreas. Otros índices aplicación pueden ser cuando se observe 5 a 8 % de bellotas infestadas ó 10% ó más de bellotas dañadas.
Uso de atrayentes en el cultivo del algodonero.
La entomología moderna tiene como soporte aplicar técnicas de gran valor para identificar, cuantificar y evaluar la presencia y distribución de los insectos en los agroecosistemas y el uso de sistemas de trampas de luz y feromonas coadyuvan a lograr este objetivo.
Las tramas de luz ultravioleta permiten detectar la presencia de los primeros adultos, especialmente en las especies de la familia Noctuidae (Heliothis spp. Spodoptera spp. y Trichoplusia spp), permiten intensificar el muestreo de campo en los momentos correctos y aplicar las medidas de control con mayor precisión.
Las feromonas de las plagas del algodón han sido bien identificadas y hasta sintetizadas para venderse en forma comercial.
La primera feromona identificada fue la de la polilla del gusano de seda Bombix mori llamada bombicol. Para el gusano rosado el “gossyplure” producida por la hembra es la feromona natural y el hexalure es la feromona sintética la cual es usada en trampas delta para monitoreo y confusión sexual que evita y reduce el apareamiento. Para el picudo del algodonero el “grandlure” (atrayente sexual del macho) es la feromona sintética para fines comerciales. Usada como detector y en algunos casos como medida de control cuando son bajas las poblaciones de picudo.
Por: Biól. Luis Miguel Monroy
lmmonroy@yahoo.com.mx