“Llevar una vida sana es un tema que algunas instituciones trabajan de manera continua y ponen su empeño, para potencializar su capacidad para que de esta manera se consolide una mejor practica para ello”.
Por: Julián Montes - Director de Marketing de Arysta LifeScience
De acuerdo con la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), la seguridad alimentaria se da cuando todas las personas tienen acceso físico, social y económico permanente a alimentos seguros, nutritivos y preferencias alimentarias. Esto con el objetivo de llevar una vida activa y saludable.
La seguridad alimentaria contempla 4 dimensiones fundamentales:
1. La disponibilidad de alimentos.
2. Acceso a los alimentos.
3. Aprovechamiento de los alimentos.
4. Estabilidad permanente.
Algunos factores como el cambio climático, la deforestación, el crecimiento exponencial de la población mundial y el poco espacio disponible para cultivar, aunado a los resultados de la crisis financiera, energética y alimentaria de 2008; la seguridad alimentaria se posicionó como una prioridad dentro de la agenda política en los gobiernos de todo el mundo.
Ante este hecho, las respuestas descoordinadas de los países productores de granos básicos más importantes del mundo amplificaron el problema con inestabilidad, volatilidad de precios y aumento generalizado en los precios de los granos básicos. Por eso, se estancó el primer objetivo del milenio, que era disminuir a la mitad el porcentaje de personas en desnutrición. Hecho del que México no quedo al margen de tal problemática.
Dicha dinámica tuvo como resultado el aumento del número de hogares y personas con carencias por acceso a la alimentación, mayormente dado en 2008 y 2010. A la par de esto, el país dio un paso trascendental al llevar a rango constitucional el derecho a la alimentación, con la reforma a la Constitución.
En ese sentido, la FAO menciona que la seguridad alimentaria se consigue cuando una nación es capaz de producir al menos 75% de los alimentos que demanda su población. Cabe mencionar, que México es el séptimo mercado de alimentos en el mundo con un valor estimado de 903 mil millones de pesos al año, sin embargo, de acuerdo con el CONEVAL (Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social), el 18.3% de la población se encuentra en algún grado de carencia alimentaria y el 16% está en una situación de riesgo alimentario permanente.
Como es conocido, el maíz es el alimento básico del mexicano y representa la mayor parte del porcentaje de la dieta de la población en situación de carencia alimentaria o riesgo permanente. Dicho producto se cultiva prácticamente en las 32 entidades del país, entre los que destacan Sinaloa, Guanajuato, Estado de México, Jalisco, Michoacán y Chihuahua, de las que aportan 61.5% de la producción nacional.
Su periodo de cultivo es todo el año y se generan Ciclos Primavera-Verano, así como Otoño–Invierno. De los cuales, en el último ciclo se obtiene la mayor parte de la producción de la variedad amarilla, utilizada para el consumo pecuario e industrial y del primer periodo se obtiene la variedad blanca, que se emplea para el consumo humano y de la que México es autosuficiente.
De acuerdo con la balanza disponibilidad-consumo que se prevé para el ciclo comercial 2017, se estima una oferta total de 25.6 millones de toneladas de maíz blanco, de las cuales, 23.3 corresponden a la producción, 1.5 millones de toneladas de inventario inicial y el resto por compras al exterior. Mientras se considera una demanda total de 23.3 millones de toneladas, está cubre su totalidad por la producción nacional, que se encuentra integrada por un consumo humano de 12.5 millones de toneladas, autoconsumo de 4.4 millones de toneladas y consumo pecuario de 4.4 millones de toneladas.
No obstante y a pesar de ser México uno de los principales productores de alimentos en el mundo, un porcentaje de la población se encuentra en algún grado de carencia o riesgo alimentario. Por ello es importante el diseño de una política agropecuaria integrada con los sectores de desarrollo social, economía, salud y educación. Para que se considere como prioritario el abasto suficiente de alimentos a la población, un aprovechamiento máximo de los mismos para reducir su desperdicio y una distribución efectiva de ellos.
Julián Montes
Director de Marketing de Arysta LifeScience
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