Dentro del Programa de Sustentabilidad de los Recursos Naturales, la Secretaría de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación (SAGARPA) promueve obras para la conservación y uso sustentable de suelo y agua, con lo que de 2008 a 2010 se ha beneficiado a más de cuatro mil productores del Distrito Federal.
A través del componente Conservación y Uso Sustentable de Suelo y Agua (COUSSA), la SAGARPA, productores y autoridades delegacionales realizan obras que contribuyen a resolver la degradación de los suelos, la sobreexplotación de la cubierta vegetal y el abasto de agua.
En la víspera del “Día Mundial del Medio Ambiente”, la SAGARPA informa que en el lapso 2008-2010 invirtió 300 millones de pesos en el DF en trabajos de siembra de pastizales, construcción de terrazas, ollas de agua, cajas de captación, presas filtrantes de gaviones, canales de llamada y cortinas rompevientos.
Con ello, se lograron recuperar más de cuatro mil 500 hectáreas para actividades agropecuarias y de reforestación, se captaron más de 28 mil 500 metros cúbicos de agua para riego y consumo humano, y se colocaron 120 mil metros cúbicos de barreras vivas (que es la siembra lineal de especies vegetales).
El propósito de los proyectos que se realizan en áreas con deterioro, escasez o sobreexplotación de sus recursos es prevenir, mitigar y adaptarse a los los riesgos climáticos en cuanto a productividad y seguridad alimentaria.
Las Delegaciones en donde se realizaron 711 acciones en el periodo que se reporta, y que son Tlalpan, Xochimilco, Álvaro Obregón, Cuajimalpa, Milpa Alta, Tláhuac y Magdalena Contreras, aportaron 300 millones de pesos a la realización de este programa que además potencializa la capacidad de integración organizativa de los pequeños productores.
Proyectos para el futuro
Por la importancia de los beneficios que este proyecto trae a los productores, la SAGARPA destina 300 millones de pesos en el 2011 para el programa COUSSA, mediante el que supervisa proyectos principalmente en Milpa Alta, Xochimilco, Magdalena Contreras y Álvaro Obregón.
La rentabilidad para los ejidatarios se ve reflejada en el agua captada por ollas, bordos, presas de mampostería, aljibes y tanques que contribuyen al almacenamiento del líquido, abrevadero de animales, riego de pequeñas superficies y el uso doméstico de las comunidades rurales cercanas a las obras.
Con el levantamiento de barreras vivas, se minimiza la velocidad del viento --que causa erosión--, se retarda el escurrimiento para aumentar la infiltración, se conserva la humedad y se previene la formación de zanjas, lo que favorece a las cosechas y ganado.
Mediante este tipo de programas se busca que futuras generaciones conserven, regeneren y aprovechen los recursos naturales y que a su vez contribuyan a la articulación de cadenas productivas y al impulso de bienes públicos en el medio rural.